La CTM está por cumplir 88 años de existencia. El grupo que concentró a cientos de organizaciones sindicales en una etapa crucial en el desarrollo de México, conserva un gran poder político a pesar de representar a una mínima parte de la Población Económicamente Activa. Aún así, su líder se prepara una vez más para ser Senador de la República.
Ciudad de México, 19 de febrero (SinEmbargo).- Cualquier persona que se adentre en los estatutos de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), podrá asegurar que el sindicalismo mexicano mantiene firma la esperanza de implementar la dictadura del proletariado.
“Es considerada una organización revolucionaria, nacionalista y mayoritaria de trabajadores y clases proletarias que, desde su fundación, está en permanente lucha para el cambio de la sociedad, con la firme determinación de eliminar la explotación y la inequidad en el reparto de la riqueza y lograr una plena justicia social para las y los trabajadores de México”, dice de sí misma la Confederación en su página web.
La CTM, a 88 años de su fundación que se conmemorará este 24 de febrero, se mantiene firme en su apoyo al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que en 1936 cooptó a cientos de organizaciones sindicales, en el auge de las ideas socialistas en México con el Presiente Lázaro Cárdenas, para convertirlas en su brazo político a cambio de puestos en el Poder Legislativo y el flujo de recursos en sus 162 federaciones locales.
Recientemente el PRI, en su alianza con el Partido Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), dieron a conocer la lista de quienes llegarán al Senado de manera segura tras las próximas elecciones.
Llamó la atención y se criticó en distintos espacios que los líderes de dichos partidos aseguraron sus puestos, pero en la lista de PRI, llamó la atención de un hombre de 83 años que en la pasada legislatura tuvo 364 ausencias en votaciones de un total de 466: Carlos Humberto Aceves del Olmo.
Está establecido que el PRI garantice a los dirigentes sindicales espacios en el Poder Legislativo, en teoría, para garantizar que la voz de los trabajadores forme parte en la toma de decisiones y elaboración de leyes.
Sin embargo, la CTM en su aniversario llega con 4 millones y medio de afiliados cuando en México, 60.99 millones de personas conforman el núcleo de la Población Económicamente Activa. Aunado a que en los últimos años los trabajadores de distintos sindicatos han realizado protestas para separarse de la Confederación.
A pesar de esta cifra, el líder de la CTM no solo tiene asegurado desde 1997 un puesto en la Cámara de Senadores o de Diputados sino que también forma parte del diálogo de reformas laborales, elabora las propuestas y discute el salario mínimo y firma pactos en nombre de la clase trabajadora a quien dice representar con el Gobierno federal en turno.
La Confederación priista en 88 años únicamente ha tenido seis secretarios generales porque tienen la costumbre de llegar al puesto y quedarse hasta que mueren.
Así ocurrió desde que Fidel Velázquez desplazó a Vicente Lombardo Toledano. La antropóloga Daniela Spenser investigó ese momento en la historia del sindicalismo mexicano en donde la influencia marxista y soviética era clara pero duró poco: el PRI logró capturar y eclipsar esa fuerza para después, en cada elección, convertirla en votos.
Hoy, en el edificio de la CTM, que se encuentra frente al Monumento a la Revolución, están estatuas y bustos de Fidel Velázquez, Leonardo Rodríguez Alcaine y Joaquín Gamboa Pascoe. Hay un busto que espera ser develado.
De Vicente Lombardo Toledano no quedó rastro.
LA DESCOMPOSICIÓN DE UN SUEÑO
Spenser, en su investigación, “La cimentación de la Confederación de Trabajadores de México”, cuenta la historia de Lombardo Toledano, un hombre que dedicó su vida a la creación de sindicatos, revistas, universidades obreras, periódicos y partidos. Un abierto comunista que estaba dispuesto a lograr que una Confederación penetrara en todos los estados del país.
“En 1935, Plutarco Elías Calles publicó en un periódico una crítica sobre las movilizaciones de los sindicatos y el apoyo del Presidente Cárdenas a las huelgas. Lombardo Toledano era el líder”, relata la antropóloga.
Para ese entonces ya estaban el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP), la Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM) y la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), entre otros.
Algunos decidieron alinearse con Calles y otros seguir la ruta de Cárdenas que culmina con la conformación de la CTM con arengas de Lombardo como “Yo tengo fe en el porvenir del proletariado mundial”.
El sueño duró poco.
En apenas un año los comunistas fueron desplazados y las organizaciones más fuertes, como el SME, se fueron. Para 1941 Fidel Velázquez tomó la Secretaría General; se pensó que sería un gran discípulo de Lombardo, pero inició el acercamiento con el PRI y lo que se conoce como “corporativismo sindical”.
La CTM nunca volvió a ser incómoda para el partido en el poder y la tendencia se garantizó por el largo periodo que Fidel Velázquez estuvo al frente. La dejó un periodo en 1947 pero regresó en 1950 y dejó ese puesto hasta que murió en 1997.
De acuerdo con el abogado Javier Aguilar García, la estructura sindical concentra el poder de decisión en la cúpula en grupos como la CTM, la CROC y la CROM. Todas del PRI.
Enmarca que en el periodo de 1983-2000, “los líderes han visto perder de manera acelerada sus márgenes de legitimidad, de representatividad, así como sus posiciones de poder. Generalmente, tienen legitimidad cuando su mandato está respaldado por la voluntad de las bases sindicales. Cuando ésta se pierde, se convierten en figuras formales y burocráticas sin respaldo”.
De acuerdo con su investigación sobre la CTM y la tasa de sindicalización, es difícil que los líderes mantengan su representación con las bases, ya que se han convertido en “líderes formales que tal vez representen al poder público o a los intereses de los patrones, pero no representan nada más” ya que han aceptado las políticas económicas y laborales que han tenido resultados negativos para los trabajadores.
La CTM tiene un papel importante en la mesa tripartita (trabajadores, empresarios y Gobierno) que define el Salario Mínimo. Al menos desde 1997 que el priista Aceves del Olmo es Secretario General, colaboró en los aumentos de 10 pesos anuales; 4 pesos o hasta 3.90 pesos como ocurrió apenas en 2013. Tras la llegada de Andrés Manuel López Obrador en 2018, se sumaron y tomaron como propias las políticas de recuperación salarial y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en ese momento en manos de Luisa María Alcalde, se encargó de darle su lugar como máximo representante de los trabajadores.
“La mayoría de los líderes actuales se formaron durante el auge de la CTM […] y si ya no responden a las necesidades de los trabajadores, es porque sus líderes tienen todos los vicios que han hecho que la población trabajadora se aleje sistemáticamente de ellos”, señala Javier Aguilar García.
Cada seis años se tiene la costumbre de que la CTM dé la bienvenida al candidato presidencial del PRI. Este 2024 le correspondería dar el abrazo a la panista Xóchitl Gálvez lo que los llevará a una contradicción más, que es arropar a un partido que no cuenta con representatividad de trabajadores, ya que se ha posicionado del lado de los empresarios.
El último video disponible de Aceves del Olmo es de hace tres meses y desde hace años acude a los eventos en silla de ruedas; las fotografías de él con integrantes del Comité Nacional y hasta el momento no hay posicionamiento respecto a la candidata.
Lo único garantizado es su puesto en el Senado en este mismo año.