Durante su gira por México el Papa Francisco planteó varias frases en sus discursos, cuyo significado tienen destinatario: la violencia y corrupción, el clero, los gobernantes, los jóvenes secuestrados por el narcotráfico, los despojados y desplazados.
Ciudad de México a 19 de febrero (SinEmbargo).– La visita del Papa Francisco a territorio mexicano fue incómoda para el Estado y para el clero. El Pontífice recorrió los cinco estados planteados en su itinerario dejando una estela de crítica con remitente y destinatarios.
Aunque el Papa le habló a las masas, dejó claro en cada una de sus homilías, discursos e incluso cartas, que sus palabras iban dirigidas a los gobernantes corruptos que han permitido que México esté preso de la violencia y del crimen organizado. A los obispos que destilan riquezas y que históricamente han apoyado a los gobiernos en turno.
Y también a las víctimas de un sistema que permite que los jóvenes sean desaparecidos, asesinados, a los indígenas desplazados y despojados de sus tierras.
El mensaje del Papa Francisco fue una crítica a los casos de destrucción ambiental que sobran en el país como el reciente caso del manglar de Tajamar en Quintana Roo. El dinero, el poder, el abuso a los más pobres y desprotegidos. La ausencia de un clero mexicano crítico y evangelizador con el ejemplo, fueron el común denominador del discurso del Pontífice Latinoamericano.
VIOLENCIA Y CORRUPCIÓN
“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o el beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF) se presentaron 656 denuncias penales por actos de corrupción entre 1998-2015, de las cuales menos de 3 por ciento han sido castigadas. Es decir, 97.10 por ciento de los funcionarios denunciados quedan impunes.
“La riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’. Es tener el pan a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.
Un reporte de Oxfam México establece que alrededor de un millón de mexicanos [entre más de 120 millones de habitantes] concentra 43 por ciento de la riqueza del país.
El reporte indica que cuatro de los hombres más ricos del país, Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Baillères y Ricardo Salinas Pliego, concentran el 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) el 45 por ciento de la población permanece en la pobreza.
“Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó en enero de este año, que la tasa de desocupación en México aumentó en diciembre en su comparación anual, en relación a la de igual mes del 2014 (4.4 por ciento contra 4.2 por ciento).
“Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días”, dijo desde un centro educativo de Juárez.
Datos del Banco Mundial (BM) de finales de 2015 indican que México tiene el salario mínimo más bajo de Latinoamérica, que alcanza apenas los 5.9 dólares diarios (sin contar con la caída del peso frente al dólar de este año).
“Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.
La violencia, que diversas zonas de México han padecido, ha dejado desde 2006 más de 100 mil muertos y unos 27 mil desaparecidos. El Inegi establece que entre 2007 y 2014 hubo 164 mil víctimas de la violencia.
“A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud. El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social”.
El Índice de Paz Global (IPG) 2015 del Instituto para la Economía y Paz (IEP) coloca a México en el segundo país en el continente más violento, después de Venezuela y sobre Colombia. A nivel mundial Venezuela (142), México (144) y Colombia (146). El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres (IISS por sus siglas en inglés) coloca a México en el tercer país con mayor número de muertos a causa de conflictos armados, después de Siria e Irak.
En enfrentamiento entre dos bandas rivales de Los Zetas en el penal de Topo Chico, en Nuevo León, que dejó un saldo de 49 muertos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos estableció que 28 de los 388 penales del país presentan condiciones riesgosas y uno de cada dos registra sobrepoblación en algunos casos de hasta 70 por ciento.
EL CLERO MEXICANO
“No pierdan, entonces, tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías. No se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias. Introduzcan a sus sacerdotes en esta comprensión del sagrado ministerio. A nosotros, ministros de Dios, basta la gracia de ‘beber el cáliz del Señor’, el don de custodiar la parte de su heredad que se nos ha confiado, aunque seamos inexpertos administradores. Dejemos al Padre asignarnos el puesto que nos tiene preparado. ¿Acaso podemos estar de verdad ocupados en otras cosas si no es en las del Padre? Fuera de las ‘cosas del Padre’, perdemos nuestra identidad y, culpablemente, hacemos vana su gracia”.
Al Arzobispo Primado de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, se le pudo ver junto al magnate Carlos Slim Helú y otros grandes empresarios del país en Galicia, España, en agosto de 2013, donde ofició una misa y pasó unos días de vacaciones.
“Me preocupan particularmente tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de monedas que, al final, ‘la polilla y el óxido echan a perder, y por lo que los ladrones perforan muros y roban’. Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para le entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”.
Desde 1988, al menos 38 sacerdotes han sido asesinados en México y dos más están desaparecidos, de acuerdo con el Centro Católico Multimedial, una organización dirigida por un cura que da seguimiento a hechos de violencia contra religiosos. La mayoría de ellos, 28, murieron a partir de 2006, cuando el Gobierno lanzó una ofensiva contra el narcotráfico.
“Que todos los que en esta casa se preparan al presbiteriano tengan presente siempre a Jesucristo, El Señor y a Su Madre Santísima. Que Ellos los preparen para ser pastores del pueblo fiel a Dios y no ‘clérigos de Estado’. Francisco”.
Onésimo Cepeda, Obispo emérito de Ecatepec, donde este domingo el Papa instó a no “acumular fortuna”, fue corredor de bolsa y creador del Grupo Financiero Inbursa antes de ejercer el sacerdocio; entre otras cosas se hizo famoso por su afición al golf.
Otro de los problemas serios en el clero mexicano es la pederastia. De acuerdo con el ex sacerdote Alberto Athié Gallo, desde los años 40 a la fecha hay alrededor de unas 500 víctimas en distintos puntos del país. México tiene a uno de los pederastas más crueles del mundo: Marcial Maciel Degollado, a quien se le adjudican unos 100 casos durante su vida. Las víctimas fueron de México, España e Irlanda.
DESPOJO Y DESPLAZADOS
“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”.
La historia del despojo a las comunidades indígenas en el país es añeja. Casos hay cientos: el Acueducto Independencia en la región de la Tribu Yaqui en Sonora; el proyecto hidroeléctrico La Parota, ubicado sobre el cauce del río Papagayo; los proyectos eólicos en Oaxaca; las minas en San Luis Potosí, Chihuahua, Coahuila y Sonora. Hasta 2014 se tenían registrados 530 conflictos agrarios en México, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
“Nadie puede quedar afuera de nuestras comunidades y culturas; todos somos necesarios, especialmente aquellos que no cuentan por no estar a la altura de las circunstancias o por no aportar el capital necesario para la construcción de las mismas”.
“Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarle criminalmente a sus hijos”, afirmó.
El Centro de Vigilancia de Desplazados Internos (IDMC, por sus siglas en inglés) cifró el año pasado en 281 mil 400 el número de desplazados. Desde 2006, al menos 12 estados han registrado éxodo de personas.
“El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia. En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como ‘fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano”.
A mediados de 2014, con la Reforma Energética aprobada, Santiago Aguirre, subdirector del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), advirtió que la reforma prevé figuras como servidumbre y ocupación temporal de las tierras de los campesinos mexicanos y forma parte de una agresiva estrategia del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto enfocada a privatizar el territorio y acabar con los ejidos y la propiedad comunal.
El proyecto de Peña Nieto, dijo, es la continuación de que inició en 1992 el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari.
JÓVENES
“Se vuelve difícil sentirse la riqueza cuando nos vemos expuestos a la pérdida de amigos o familiares en manos del narcotráfico. Es difícil sentirse la riqueza de una Nación cuando no se tienen oportunidades de trabajo digno. Cuando no se sienten reconocidos los derechos que también terminan impulsándolos a situaciones difíciles”.
El golpe más visible de la violencia en contra de los jóvenes fue la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. Un crimen que siguen sin resolverse y que cimbró y marcó la crisis de legitimidad al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.
“Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama discípulos. Él nunca nos mandaría al muere, sino que todo en él es invitación a la vida. Una vida en familia, una vida en comunidad; una familia y una comunidad a favor de la sociedad”.
En 2013 una investigación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) realizada en ocho entidades del país reveló que el 26.3 por ciento de los jóvenes entre 13 y 15 años, les gustaría parecerse a narcotraficantes y sicarios.
“Ustedes son la riqueza de este país y, cuando duden de eso, miren a Jesucristo, el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas”.
La desaparición de los estudiantes fue sólo la punta del Iceberg. De los miles de muertos, desaparecidos y desplazados por la guerra contra el narcotráfico. Los jóvenes y los niños ocupan la mayor parte de las cifras; 6 mil 700 de los desaparecidos en los últimos 9 años fueron menores de edad, que representa el 30 por ciento de desapariciones en el país.
“Les pido que no se dejen excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía. Es cierto, capaz que no tendrán el último carro en la puerta, no tendrán los bolsillos llenos de plata, pero tendrán algo que nadie nunca podrá sacarles que es la experiencia de sentirse amados, abrazados y acompañados. Es la experiencia de sentirse familia, de sentirse comunidad”.
Datos oficiales indican que entre 2006 a 2015 se registraron más de 27 mil casos de desaparición.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), establece que siete de cada 10 desapariciones, las víctimas son jóvenes de 15 a 17 años y en su mayoría son mujeres.
MIGRANTES
“Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar ‘al otro lado’. Un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano”.
Diariamente cientos de migrantes cruzan la frontera en busca del “sueño americano”, pero muchos mueren. Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), del primero de enero al 16 de octubre de 2015 se documentaron 203 migrantes muertos en su intento por cruzar la frontera. La mayoría mexicanos. El drama de los migrantes también se vive a lo largo de la ruta del migrante. Tragedia que se evidenció cuando en agosto de 2010, un grupo de criminales masacró a 72 migrantes secuestrados en San Fernando, Tamaulipas, uno por uno con el tiro de gracia en la cabeza. Según la Organización Mundial contra la Migración, casi 6 mil personas murieron en la frontera México-Estados Unidos entre el 2000 y el 2014.
“No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No sólo sufren la pobreza sino que encima sufren estas formas de violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos, ‘carne de cañón’, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. ¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”.
En noviembre del año pasado la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza reportó que el número de niños centroamericanos que huyen de la violencia de sus países y que cruzan solos México con destino a Estados Unidos se duplicó en un año. Se trata de casi 5 mil niños inmigrantes que fueron detenidos en octubre pasado cuando intentaban cruzar hacia Estados Unidos. Las cifras refieren además que 6 mil 29 familiares que viajaban juntos fueron aprehendidos también el mes pasado, comparado con 2 mil 162 del octubre previo.