En la serie, que se estrena el miércoles en Netflix, Paleta interpreta a Ana, una madre de clase alta que no desea dejar de trabajar aunque le promete a su marido que lo hará para enfocarse en la bebé por un tiempo. El parto, de hecho, la sorprende en un día ajetreado.
Ciudad de México, 19 de enero (AP).– Las vidas de dos madres totalmente diferentes se cruzan por un error en una clínica con sus bebés recién nacidas en Madre solo hay dos, una serie protagonizada por Ludwika Paleta y Paulina Goto.
En la serie, que se estrena el miércoles en Netflix, Paleta interpreta a Ana, una madre de clase alta que no desea dejar de trabajar aunque le promete a su marido que lo hará para enfocarse en la bebé por un tiempo. El parto, de hecho, la sorprende en un día ajetreado.
Para la actriz mexicana esto es simplemente un reflejo de nuestros tiempos: “Yo creo que cada vez se habla más de combinar la maternidad con el trabajo… Creo que cada vez más las mujeres necesitamos ser algo más que mamás sin dejar de ser mamás”, dijo en una charla por videollamada con reporteros.
“Cada vez estamos intentando más ser las personas que queramos ser… Las que queremos ser mamás somos mamás y las que no creo que también están encontrando un lugar en la sociedad”, agregó.
En su caso, Paleta es madre de Nicolás, de 20 años, hijo de su matrimonio con el actor Plutarco Haza, y de los mellizos Bárbara y Carlos Sebastián, de 3, producto de su segundo matrimonio con Emiliano Salinas (hijo del expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari). Cuando Paleta se casó por segunda vez hace casi ocho años, recordó que muchos le preguntaban si iba a dejar de trabajar.
“Había esta idea preconcebida de que cuando las mujeres se casan acomodadamente ya no tienen que trabajar, cuando el trabajar viene de una necesidad personal de ganarte no nada más la vida y tu dinero tú, sino ganarte un respeto y sentirte útil”, opinó.
Ana es una mujer a la que le gusta tener el control, pero el error en la clínica por el que confunden a su hija con la de Mariana (Goto) hace que toda su vida familiar se trastoque y poco a poco descubra que incluso las reglas que tenía en casa no estaban funcionando para su familia.
“Se da cuenta que por más controladora que quiera ser no puede controlar ciertas cosas y además eso creo que nos suena a todos”, dijo. “A mí ser mamá me ha servido muchísimo para soltar el control justamente para darme cuenta… Tengo que aprender a lidiar con lo que viene y en realidad tengo que aprender a fluir en lugar de intentar controlar, porque cuando intento controlar me vuelvo loca y me desquicio, y creo que es lo que le pasa a Ana y lo que nos pasa a todas las mamás”.
Mariana, en cambio, es una estudiante universitaria de 22 años que se embaraza sin planearlo y su novio no está preparado para ser padre, por lo que la deja. Pero a diferencia de Ana, tiene mucha información sobre especialistas en desarrollo temprano, y de hecho piensa hacer una app para madres. Mariana sólo piensa darle leche materna a su hija, mientras que Ana es ferviente creyente de la fórmula.
“Toma la decisión de que ella sí quiere tener ese bebé” aunque eso implique ser madre soltera, dijo Goto. “Su mamá (Liz Gallardo) es medio un desastre; ella funge también un poco como la mamá de su mamá y necesita pagarle el gas y mil cosas. Tiene que sacar la casta y moverse y ver qué va a ser de su vida”.
Para Goto, lo mejor de la serie escrita por Carolina Rivera y Fernando Sariñana es que “te enseña que no hay manera perfecta de ser mamá” y cree que muchas mujeres podrán verse reflejadas.
Paleta, en tanto, destacó su mezcla de comedia y drama.
“Además de divertirte hay muchos momentos conmovedores y yo creo que la gente se va a conectar por ahí”, dijo. “Es una serie que te divierte, que te conmueve, que puedes ver con tu marido, con tus hijos adolescentes y te la vas a pasar bien”.