Las personas que viven en las inmediaciones de granjas son más propensas en padecer este mal. Algunos expertos sugieren que se podría tratar de neumonía. Unas personas no presentan síntomas, mientras que otras desarrollan fiebre, escalofríos, fatiga y dolor muscular.
Madrid, 19 de enero (RT).- Científicos neerlandeses siguen investigando casos de neumonía que se desarrollan con más intensidad entre personas que viven en las inmediaciones de granjas de cabras. Algunos expertos presuponen que podría tratarse de un tipo de enfermedad desconocida, reporta The Guardian.
El estudio, que empezó a realizarse en 2013, confirmó que los habitantes de los alrededores de las granjas tienen un riesgo de entre un 20 por ciento y un 55 por ciento mayor de padecer la neumonía, según Dick Heederik, experto en riesgo de enfermedades de humanos y animales de la Universidad de Utrecht.
“El análisis indica que el aumento del riesgo se observa en un radio de entre 1 y 1.5 kilómetros”, subraya.
Hay personas que no presentan síntomas de enfermedad, mientras que otras desarrollan fiebre, escalofríos, fatiga y dolor muscular.
‘We need answers’: why are people living near Dutch goat farms getting sick? https://t.co/pqHOFWCWj4
— The Guardian (@guardian) January 18, 2021
Los primeros hallazgos sobre la neumonía se tradujeron a partir de 2017 en distintas restricciones, pese a la creciente demanda de leche de cabra. En algunas provincias, como Noord-Brabant, el desarrollo del sector fue congelado “hasta que se pueda identificar y manejar los vínculos con tasas más altas de neumonía”, comenta la granjera Jeannette Van de Ven.
La adopción de medidas estrictas se justifica ante el temor de volver a revivir un brote parecido al de Fiebre Q, un virus encontrado en cabras que entre el 2007 y el 2010 derivó en cuatro mil casos confirmados de la enfermedad en humanos, 95 de los cuales con resultado letal. Se estima, que unos 50 mil neerlandeses padecieron la Fiebre Q. En aquel entonces el Gobierno de Países Bajos sacrificó 50 mil cabras lecheras de 55 granjas para contener la propagación.
Aunque aún no se puede hablar de brote, la preocupación va en aumento. “Ahora estamos buscando una causa y, dado que no hay fiebre Q, ni existe evidencia de que esté relacionada con las partículas finas de polvo, nuestra hipótesis es que podría tratarse de una nueva enfermedad zoonótica, aunque no lo sabemos realmente”, dijo a The Guardian la científica Johanna van der Giessen.