El municipio guatemalteco de Tecún Umán calculó la presencia de 2 mil 500 personas que permanecen en la Casa del Migrante y campamentos extraordinarios, aunque otros migrantes descansan en el puente Rodolfo Robles, que une Guatemala con el suroriental estado mexicano de Chiapas.
Por Pedro Pablo Cortés
Ciudad Hidalgo (México), 19 ene (EFE).- Los centroamericanos que integran la caravana migrante varada en la frontera entre Guatemala y México se muestran divididos entre la confianza y el recelo hacia el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien ofreció 4 mil empleos a quienes permanezcan en la zona sur del país.
Aunque su entrada en México estaba prevista para este domingo, miembros de la caravana migrante en la frontera de Guatemala anunciaron que postergarían su cruce hasta la mañana del lunes porque aún esperan a otros compañeros, con los que calculan sumar entre 5 y 8 mil personas.
El municipio guatemalteco de Tecún Umán calculó la presencia de 2 mil 500 personas que permanecen en la Casa del Migrante y campamentos extraordinarios, aunque otros migrantes, como Otulio Bautista, descansan en el puente Rodolfo Robles, que une Guatemala con el suroriental estado mexicano de Chiapas.
"Le pedimos a México que nos apoye. Nosotros vamos pacíficamente, no vamos a pelear, vamos tranquilos porque en nuestro país ya no aguantamos el hambre, la falta de trabajo, el gobierno. Es mucha corrupción. Tenemos que emigrar del país", expresó el hondureño en entrevista con Efe.
El migrante descansaba junto a sus compañeros en el puente fronterizo, donde había tranquilidad y paso regular tras el altercado ocurrido el sábado, cuando la Guardia Nacional mexicana restringió el acceso y roció gas lacrimógeno a decenas de centroamericanos que intentaron entrar en territorio mexicano a empujones.
Después, a lo largo del mismo día, 821 hondureños, 38 guatemaltecos, 19 salvadoreños y tres nicaragüenses cruzaron por el paso fronterizo hacia Chiapas, informó el Instituto Nacional de Migración de Guatemala.
Entre los migrantes que permanecen este domingo en los campamentos de Tecún Umán, ciudad guatemalteca que hace frontera con el suroriental estado mexicano de Chiapas, hay quienes agradecen a López Obrador por un cambio de discurso respecto a los gobiernos anteriores y confían en su palabra.
"Yo quiero quedarme en México chambeando (trabajando). Si me da el favor el presidente de México, que me dé chamba", cuenta a Efe el joven hondureño Yoatso Rivera, quien está dispuesto a postergar su sueño de llegar a Estados Unidos con tal de cumplir los requisitos que pide el Gobierno mexicano.
El Instituto Nacional de Migración (INM) informó este domingo que han atendido a un total de mil 87 migrantes, de los que 663 fueron en esta zona fronteriza de Chiapas, y 424 en la localidad de El Ceibo, en Tabasco.
Sin embargo, el INM también indicó que en la mayoría de los casos se procederá al retorno asistido a sus países de origen cuando la situación "así lo amerite", una vez revisada su condición migratoria.
RECHAZAN REGRESAR A SUS PAÍSES
La institución migratoria recordó que México está promoviendo en Guatemala, Honduras y El Salvador dos programas de empleo, uno para la juventud, conocido como Jóvenes Construyendo el Futuro, y otro para campesinos, que recibe el nombre de Sembrando Vida.
Esto ha llevado a los miembros de la caravana a desconfiar de las autoridades mexicanas al entender que se les está ofreciendo trabajo en los países de los que están huyendo por culpa de la violencia de las pandillas.
"Eso es mentira que les van a dar trabajo. Los que entran al portón es porque están dispuestos a volver a Honduras y conseguirles trabajo allá en Honduras. Y pagan muy poco también", explicó a Efe el hondureño José Flores Mirón, amenazado de muerte en su país, quien espera en el puente fronterizo.
Este grupo de migrantes, que salió el miércoles pasado hacia la frontera con Guatemala, como parte de una caravana que se dirige hacia Estados Unidos después de una convocatoria en redes sociales, también advierte que el Gobierno mexicano ha cambiado sus políticas por la presión del Presidente estadounidense Donald Trump.
En octubre de 2018, miles de migrantes entraron en México para huir de la pobreza y la violencia con el objetivo de llegar a territorio estadounidense, lo que provocó tensiones entre el Gobierno mexicano y el de Estados Unidos.
Ambos países acordaron en junio de 2019 que Estados Unidos retiraría su amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos a cambio de que el Gobierno mexicano desplegara la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para frenar el flujo migratorio.
LA MILITARIZACIÓN DE LA FRONTERA
El Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos del Sureste Mexicano ha denunciado la tensión generada por, entre otros factores, el aumento en la frontera sur de la presencia de la Guardia Nacional, que este sábado roció gas lacrimógeno a migrantes que intentaron entrar a empujones en México.
"La verdad que eso es muy malo porque aquí no vamos personas delincuentes, ningunos asesinos, ni nada de todo eso. Y mi opinión es que, como seres humanos que todos somos, todos necesitamos una oportunidad", argumentó la hondureña Dylsia Maricel frente a la Casa del Migrante.
Además del despliegue de la Guardia Nacional y la Secretaría de Defensa Nacional, otra causa de incertidumbre denunciada por migrantes y asociaciones civiles es la falta de información sobre el destino de los centroamericanos que ingresan en México, pues las autoridades no informan a qué estación migratoria los trasladan.
Sin embargo, la situación de precariedad es tan desesperada para personas como Silvia Leticia, que está dispuesta a arriesgarse con tal de obtener un trabajo en México.
"Nosotros necesitamos el empleo, en Honduras no hay empleo. Uno anda con los papeles, le dicen a uno que espere, y es pura mentira. Claro, nos parece bien (quedarnos en México). Gracias a Dios está abriendo puertas. Y si nos quedamos en México mucho que mejor", dijo desde el puente fronterizo en espera de ingresar al país.