La nueva teoría refiere que interacción iterativa de los ciclos de sueño no solamente produciría complejas estructuras de conocimiento, sino que las reestructuraría.
Por Andrea Núñez-Torrón Stock
Ciudad de México, 19 de enero (TICbeat/SinEmbargo).- En 1920, la noche anterior al domingo de Pascua, Otto Loewi se despertó, con la bombilla de una idea importante iluminando su cabeza. La escribió en un pedazo de papel y rápidamente volvió a dormirse. Cuando volvió a despertar, descubrió que sus garabatos eran ilegibles. Pero afortunadamente, a la noche siguiente, la idea volvió. Esta anécdota sirve para ilustrar el diseño de un experimento simple capaz de probar la teoría del propio Loewi: las células nerviosas se comunican mediante el intercambio de sustancias químicas o neurotransmisores. La confirmación de esa idea le valió un Premio Nobel de medicina en 1936.
Casi un siglo después de las fatídicas repeticiones de Loewi, muchos experimentos han demostrado que el sueño promueve la resolución creativa de problemas. Ahora, Penny Lewis de la Universidad de Cardiff y su equipo han recopilado y combinado esos descubrimientos en una nueva teoría que explica por qué el sueño y la creatividad están vinculados. Esta revela que las dos fases principales del sueño, REM y no REM, trabajan juntas para ayudarnos a encontrar enlaces no reconocidos entre lo que ya sabemos, y descubrir soluciones que resuelvan problemas desconcertantes o complejos.
Cuando empiezas a quedarte dormido, entras en el sueño no REM. Eso incluye una fase de luz que ocupa la mayor parte de la noche, y un período de mucho más sueño llamado sueño de ondas lentas, o SWS, cuando millones de neuronas se disparan simultáneamente y con fuerza. Es un estado fisiológico profundo de sueño en el que el cerebro reproduce los recuerdos para consolidarlos, fortalecerlos e integrarlos en el conocimiento existente. También sirve para extraer generalidades. Aunque este proceso sucede todo el tiempo es especialmente fuerte durante el SWS debido a la conexión entre el hipocampo y el neocórtex.
El artículo de Lewis, publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences, revela que durante el sueño no-REM los mecanismos de reproducción de la memoria extraen normas a partir del bagaje de información adquirida, mientras que en el sueño REM (Rapid Eye Movement) es la reproducción de la memoria la que promueve asociaciones nuevas. La interacción iterativa de ambos ciclos de sueño no solamente produciría complejas estructuras de conocimiento, sino que las reestructuraría, según esta nueva teoría.
Penelope Lewis, la primera autora del estudio, afirma que en la fase no-REM se establece un vínculo más fuerte entre el hipocampo y el córtex cerebral que en la fase REM. En esta fase se combinarían los recuerdos de forma aleatoria e independiente, mientras que en la fase no-REM el hipocampo reproduce los recuerdos y los transmite al córtex. “Supongamos que estás trabajando en un problema y estás atascado”, explica la investigadora. En el sueño REM, “el neocórtex reproducirá elementos abstraídos y simplificados de ese problema, pero también otras cosas que se activan aleatoriamente. Entonces fortalecerá los puntos en común entre esas cosas”. Digamos que el rol del sueño REM es combinar el conocimiento conceptual de un modo que puede resultar absurdo y creativo para resolver problemas.
Puesto que no están seguros de que su teoría sea correcta al 100 por ciento, el equipo continúa investigando. En la actualidad están desarrollando formas de aumentar o suprimir las dos etapas del sueño para ver cómo afecta eso a las habilidades de resolución de problemas de las personas, un proyecto que durará cinco años. Por su parte, Lewis también está trabajando con Mark van Rossum de la Universidad de Nottingham para crear una inteligencia artificial que aprende de la forma en que cree que lo hace el cerebro dormido, con “una etapa de abstracción y una etapa para vincular las cosas”.