El diario The New York Times publicó un reportaje con el cual puso al descubierto que Rusia usó a un ejército menos preparado que nunca con trabajadores de fábricas y camioneros reclutados en septiembre sin tener conocimiento alguno sobre cómo usar un arma.
Ciudad de México, 18 de diciembre (SinEmbargo).- Con mapas viejos o sin ellos, ni botiquines médicos, pocas balas, rifles Kalashnikov de hace medio siglo y prácticamente sin comida, los soldados rusos fueron enviados a la batalla contra Ucrania, así lo dio a conocer este domingo el diario The New York Times.
Un texto firmado por los periodistas Michael Schwirtz, Anton Troianovski, Yousur Al-Hlou, Masha Froliak, Adam Entous y Thomas Gibbons-Neff reveló la falta de una estrategia clara por parte del Presidente Vladímir Putin a 10 meses de iniciada la guerra.
La investigación del diario neoyorkino puso al descubierto que Rusia usó a un ejército menos preparado que nunca con trabajadores de fábricas y camioneros reclutados en septiembre sin tener conocimiento alguno sobre cómo usar un arma.
Miembros de la 155.a Brigada de Infantería Naval de Rusia refirieron a The New York Times que a pesar de que algunos de ellos apenas habían disparado un arma antes y que casi no tenían balas, y mucho menos cobertura aérea o artillería, no se asustaron demasiado, ya que sus comandantes les habían prometido que nunca entrarían en combate.
Pero eso no pasó, los habían engañado y los proyectiles comenzaron a estrellarse a su alrededor. "Tirado al suelo, un soldado ruso reclutado llamado Mikhail recordó haber abierto los ojos y recibir una sorpresa: los cuerpos destrozados de sus camaradas esparcidos por el campo. La metralla también le había abierto el vientre. Desesperado por escapar, dijo, se arrastró hasta una espesura de árboles y trató de cavar una zanja con las manos", se lee en el Times.
De los 60 miembros de su pelotón cerca de la ciudad de Pavlivka, en el este de Ucrania, ese día a fines de octubre, unos 40 murieron. Sólo ocho escaparon de lesiones graves, dijo Mikhail al diario y agregó: "Esto no es una guerra. Es la destrucción del pueblo ruso por parte de sus propios comandantes".
La investigación de The New York Times está basada en cientos de correos electrónicos, documentos, planes de invasión, libros de contabilidad militares y directivas de propaganda del Gobierno ruso; así como en llamadas telefónicas rusas escuchadas desde el campo de batalla y entrevistas con decenas de soldados, altos funcionarios y confidentes de Putin que lo conocen desde hace décadas.
Con ello, el diario "encontró una asombrosa cascada de errores que comenzó con Putin —profundamente aislado en la pandemia, obsesionado con su legado, convencido de su propia brillantez— y continuó mucho después de que soldados reclutados como Mikhail fueran enviados al matadero".
"Los planes de invasión rusos, obtenidos por The New York Times, muestran que los militares esperaban correr cientos de millas a través de Ucrania y triunfar en unos días. Se les dijo a los oficiales que empacaran sus uniformes de gala y medallas antes de los desfiles militares en la capital de Ucrania, Kiev".
En entrevista, los asociados de Putin dijeron al medio que el Presidente ruso cayó en una espiral de autoengrandecimiento y celo antioccidental, lo que lo llevó a tomar la fatídica decisión de invadir Ucrania en un aislamiento casi total, sin consultar a expertos que veían la guerra como una locura. "Putin decidió que su propio pensamiento sería suficiente", afirmó otro confidente.
Además, el diario estadounidense muestra que una vez que inició la invasión, Rusia desperdició su dominio sobre Ucrania a través de un desfile de errores garrafales, ya que se basó en mapas antiguos y usó mal la inteligencia para disparar sus misiles, dejando las defensas aéreas ucranianas sorprendentemente intactas, listas para defender el país.
Mientras que los soldados rusos, muchos sorprendidos de que fueran a la guerra, usaron sus teléfonos celulares para llamar a casa, lo que permitió a los ucranianos rastrearlos y eliminarlos en grandes cantidades. En tanto, sus aviones eran derribados debido a que muchos pilotos rusos volaron como si no enfrentaran ningún peligro, casi como si estuvieran en un espectáculo aéreo.
Otro de los errores que The New York Times detecta es que, envuelta en una gran ambición, Rusia se apoderó de más territorio del que podía defender dejando así miles de kilómetros cuadrados en manos de tripulaciones mínimas de combatientes desnutridos, mal entrenados y mal equipados con copias impresas de Internet que describían cómo usar un rifle de francotirador, lo que sugería que los soldados aprendieron a pelear sobre la marcha.
Mientras que "con nuevas armas de Occidente en la mano, los ucranianos los derrotaron, pero los comandantes rusos siguieron enviando oleadas de tropas terrestres en asaltos sin sentido, una y otra vez". “Nadie va a seguir con vida”, indicó al diario un soldado ruso que se dio cuenta después de recibir la orden de participar en una quinta marcha directamente en la mira de la artillería ucraniana. "Finalmente, él y sus camaradas desmoralizados se negaron a ir".
La investigación de NYT también sacó a la luz que Vladímir Putin "dividió su guerra en feudos, sin dejar a nadie lo suficientemente poderoso como para desafiarlo", ya que "muchos de sus combatientes están comandados por personas que ni siquiera forman parte del ejército, como su exguardaespaldas, el líder de Chechenia y un jefe mercenario que ha brindado servicio de catering para los eventos del Kremlin".
The New York Times también reveló que "desde los primeros días de la invasión, Putin ha admitido, en privado, que la guerra no ha ido según lo planeado". Lo anterior se dio durante "una reunión en marzo con el Primer Ministro, Naftali Bennett, de Israel", donde, "Putin admitió que los ucranianos eran más duros 'de lo que me dijeron'", de acuerdo con lo dicho por dos personas familiarizadas con el intercambio. “Esto probablemente será mucho más difícil de lo que pensábamos. Pero la guerra está en su territorio, no en el nuestro. Somos un país grande y tenemos paciencia”.
Sobre lo anterior, personas que conocen a Putin, las cuales fueron consultadas por el medio, dijeron que el Presidente ruso "está listo para sacrificar vidas y tesoros incalculables durante el tiempo que sea necesario".
"Apenas unos días después de enfrentar el revés de la guerra por parte de líderes normalmente amistosos en septiembre, Putin duplicó la invasión, convocando a cientos de miles de rusos en un borrador que se suponía cambiaría la guerra a favor de Rusia, pero, en cambio, ha provocado una creciente ira en casa. Poco después, cientos de soldados rusos murieron en las afueras de Pavlivka, incluidos los camaradas reclutados por Mikhail en el avance ciego del 155", dijo el Times.
"Cuantos más contratiempos soporta Putin en el campo de batalla, más temores crecen sobre hasta dónde está dispuesto a llegar. Ha matado a decenas de miles en Ucrania, ha arrasado ciudades y ha atacado a civiles para causarles el máximo dolor: ha destruido hospitales, escuelas y edificios de apartamentos, al tiempo que ha cortado la electricidad y el agua a millones antes del invierno. Cada vez que las fuerzas ucranianas dan un gran golpe a Rusia, el bombardeo de su país se intensifica. Y Putin le ha recordado repetidamente al mundo que puede usar cualquier cosa a su disposición, incluidas las armas nucleares, para perseguir su idea de victoria", agregó.