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Alejandro Calvillo

18/11/2023 - 12:05 am

Por qué no al maíz transgénico

Sobre el glifosato, se trata de un herbicida declarado por la Organización Mundial de la Salud como posible cancerígeno.

La disputa comercial de los Estados Unidos contra México por el decreto presidencial que establece la prohibición del uso de maíz transgénico en la tortilla y la prohibición del uso del glifosato puede llevar a sanciones con un muy alto costo. En varios medios se pregunta si se justifican estas medidas, cuando en realidad la pregunta debería ser ¿se justifica la introducción en México de maíz transgénico y de este herbicida? 

En primer lugar, la prohibición de siembra de semillas transgénicas existe en diversas naciones. Al mismo tiempo, en la práctica, no entra trigo transgénico al mercado europeo para la elaboración del pan que sería lo correspondiente en su dieta a nuestra tortilla. Ni tampoco en los Estados Unidos encontramos pan elaborado con trigo transgénico. La razón por la que no hay trigo transgénico en estos mercados es muy sencilla: porque las grandes corporaciones saben que no sería aceptado por los consumidores, al tratarse de su grano principal, algo así como el maíz para nosotros.

Sobre el glifosato, se trata de un herbicida declarado por la Organización Mundial de la Salud como posible cancerígeno. Se trata de un herbicida demandado por miles de agricultores por daños a la salud. La propia empresa Bayer-Monsanto ha aceptado pagar multas multimillonarias a estos agricultores, sin embargo, sigue sin reconocer los daños. Existen multitud de estudios clínicos que comprueban sus daños en cáncer, malformaciones y diversas afectaciones en animales y que son registrados ya en poblaciones rurales que aplican masiva y recurrentemente el glifosato. Sin embargo, Bayer Monsanto sigue negando los daños. Esta práctica de negar los daños es parte de la historia de estas empresas que durante años negaron daños de muy diversos productos en el mercado hasta que terminaron por ser prohibidos, como los PCBs, las dioxinas, el herbicida2,4,5-T, el agente naranja, etc. A Monsanto se le considera como una de las mayores empresas contaminadoras de la era industrial. 

Hace unos días presentamos, como El Poder del Consumidor, una solicitud al Panel que revisa la compatibilidad del Decreto presidencial sobre maíz transgénico y glifosato con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá para que nos autorice entregar una opinión técnica sobre la controversia. En la petición, le pedimos al Panel explicar la importancia cultural y nutricional del maíz para la población mexicana, al ser este país centro de origen de este grano ya que, además, es uno de los ingredientes principales de la dieta de la población. 

La introducción y siembra de maíz transgénico en México, inevitablemente, contaminaría las variedades locales y permitiría a la empresa Bayer-Monsanto demandar la propiedad de todas las variedades contaminadas al poseer éstas un transgen patentado propiedad de la trasnacional. Los campesinos ya no podrían seleccionar e intercambiar semillas, en cada ciclo las tendrían que comprar a la trasnacional, acabando así una práctica de 9 mil años de agricultura que permitió el desarrollo de las variedades de maíces que son base de lo que nos resta de soberanía alimentaria y de la diversidad de nuestra cultura culinaria. El maíz es el cultivo de mayor producción en el mundo y en México se encuentra su centro de mayor diversidad. La introducción de un transgen a las variedades criollas puede desatar, además de las demandas de los abogados de Bayer-Monsanto por la propiedad de las semillas contaminadas, alteraciones en esas variedades, alteraciones que pueden modificar las características logradas a través de una selección campesina de las semillas ocurrida en procesos culturales de cientos de años.

Gracias a esta selección campesina tenemos 64 razas de maíz en México, razas que- cada una- tienen su mejor desarrollo en zonas específicas, ya sea en zonas secas, húmedas, frías, templadas, calientes, a nivel del mar o a altas alturas. Estas semillas contienen propiedades e información que son reconocidas como fundamentales para enfrentar el cambio climático, así como plagas y otras amenazas. Su riqueza genética es una garantía para la sobrevivencia de este cultivo a escala global. La introducción de maíz transgénico al campo mexicano representa una amenaza para todas las variedades de maíz, por la polinización cruzada entre las plantas que puede darse a cientos de metros de distancia. 

De ahí que no pueda convivir la siembra de transgénicos con otras variedades sin el riesgo de contaminarlas, afectarlas y ser motivo de demandas de propiedad por las grandes corporaciones como ya ha pasado en los Estados Unidos y Canadá, donde aquellos agricultores que, al ser contaminados sus cultivos, por cultivos vecinos que utilizaron transgénicos, han sido demandados. Los abogados de la corporación analizan sus semillas y al encontrar transgenes patentados por ellos, demandan a los agricultores.

Debe entenderse que el maíz transgénico y el glifosato son caras de una misma moneda, productos de una misma corporación. Para sembrar el maíz transgénico se requiere no sólo comprar a Bayer Monsanto la semilla, también el glifosato a la misma empresa. El maíz transgénico tiene la propiedad de resistir el herbicida glifosato. Mientras el glifosato acaba con todas las plantas, no lo hace con el maíz transgénico. Esto permite usar el glifosato durante todo el ciclo de siembra y cosecha. De esta manera, las ventas y uso del glifosato se han disparado, así como sus riesgos. De esta manera, también, el glifosato tiene una mayor presencia en los granos de maíz transgénico y, por lo tanto, habrá mayores residuos de este herbicida en las tortillas que se elaboren con maíz transgénico, una razón suficiente para rechazar el maíz transgénico en las tortillas. Una razón suficiente para respaldar el decreto presidencial.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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