“Es un giro inesperado, es algo sin precedentes en la historia contemporánea (entre ambos países), por lo menos en un juicio tan mediático y con un imputado de esa magnitud”, dijo en entrevista con EFE el experto del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Jesús Garza Onofre.
Por Juan Manuel Ramírez G.
México, 18 nov (EFE).– El pacto sin precedentes para que el exsecretario mexicano de Defensa Salvador Cienfuegos sea liberado en las próximas horas desde Estados Unidos a México para que sea juzgado en su país supone una victoria diplomática y política para las autoridades mexicanas, aunque también podría representar un serio problema.
El Departamento de Justicia estadounidense solicitó este martes “la desestimación de los cargos penales contra Cienfuegos para que pueda ser investigado y, si corresponde, ser acusado, de conformidad con la legislación mexicana”.
Este hecho insólito, del que informaron las fiscalías de ambos países en un comunicado conjunto, ha generado una enorme expectación y también ciertas dudas.
“No hay nada oculto, nosotros actuamos a partir de principios y lo que se hizo en este caso fue intervenir en materia política, diplomática, para expresar nuestra inconformidad”, dijo este miércoles desde Palacio Nacional el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una rueda de prensa matutina dedicada exclusivamente al tema y de casi dos horas.
El Presidente había criticado la detención en Estados Unidos porque ejemplificaba la injerencia externa de la DEA en México.
Por ello, para el mandatario este fue un acto de diplomacia, con intervención directa de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), al reconocer que se intervino por la reputación del Ejército, y evitar que sin pruebas “se socaven nuestras instituciones”.
Cienfuegos, exsecretario de Defensa de Enrique Peña Nieto (2012-2018), fue detenido el pasado 15 de octubre en el aeropuerto de Los Ángeles y posteriormente trasladado a Nueva York.
El General se ha declarado no culpable de los cinco cargos de los que se le acusaba por narcotráfico y lavado de activos, supuestamente cometidos mientras era Secretario.
EFECTO POLÍTICO
El pasado 11 de noviembre, el Presidente de México dijo que esperaría a que se definieran los resultados de la elecciones presidenciales en Estados Unidos para proseguir con su queja por la captura sin previo aviso del exsecretario mexicano de Defensa Salvador Cienfuegos en California, y confirmó el envío de una nota diplomática.
Por todo ello el caso ha levantado tantas sospechas.
“Es un giro inesperado, es algo sin precedentes en la historia contemporánea (entre ambos países), por lo menos en un juicio tan mediático y con un imputado de esa magnitud”, dijo en entrevista con EFE el experto del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Jesús Garza Onofre.
Garza Onofre explicó que en la decisión se aplicó “el uso político del derecho en aras de la justicia”, un hecho que calificó de “preocupante” por no saber si se negoció algo más en lo oscuro.
Y recordó que el propio Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, en un primer momento, mencionó que el país no estaba al tanto de la investigación que se abrió contra el exgeneral.
Un tribunal de Nueva York ordenó este miércoles que sean desestimados todos los cargos presentados contra el exsecretario de Defensa. La togada Carol Badgley Amon, de la Corte del Distrito Este de Nueva York, ordenó también que Cienfuegos sea acompañado por el Cuerpo de Alguaciles de EU hasta territorio mexicano, aunque no especificó una fecha.
Una vez en México, no afrontará cargos en principio aunque la Fiscalía General de la República (FGR) lo investigará por los mismos hechos.
El Canciller dijo que llegará como “ciudadano en libertad”, pero al mismo tiempo no habrá “impunidad” en el caso.
El académico Garza Onofre estimó que lo que probablemente va a negociar el exmilitar son “distintos criterios de oportunidad”, como en el caso de exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, acusado de corrupción en el caso e Odebrecht y hoy testigo colaborador.
EL FAVOR DE TRUMP
Contra todo pronóstico, la relación personal entre López Obrador y Donald Trump ha sido buena en los años que han coincidido en el poder, por lo que este acto es visto por expertos como un gesto de buena voluntad del estadounidense.
Además, López Obrador es de los pocos mandatarios internacionales que todavía no ha reconocido el triunfo del demócrata Joe Biden.
El Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado mexicano, Ricardo Monreal, aseguró el martes que la decisión que tomó el Departamento de Justicia de Estados Unidos era “una señal de la confianza de ese país hacia las instituciones mexicanas y un reconocimiento al proceder de la Fiscalía de México”.
En ese sentido opinó María de Haas, especialista en Política y Seguridad Internacional de la Universidad Anáhuac de México, quien dijo a EFE que la acción de desestimar los cargos contra Cienfuegos es positiva porque se habían basado “en especulaciones” y, al seguir la investigación en México, “se le da su lugar a la justicia mexicana”.
Para De Haas, la detención y el juicio a Cienfuegos “afectarían mucho la relación diplomática y militar con México”.
“Digamos que es el último favor de la administración Trump con López Obrador, pero son especulaciones”, apuntó Garza Onofre.
PROBLEMAS PARA MÉXICO
No obstante, para el experto en Seguridad Nacional y Fuerzas Armadas de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, Guillermo Garduño, con la exoneración, “las autoridades estadounidenses se limpiaron las manos” en el caso Cienfuegos, un militar de gran prestigio entre las tropas.
La pelota está ahora en el tejado mexicano, pues se espera que tras su comparecencia en Nueva York regrese a su país en cuestión de horas.
“Ahora sí está en problemas el actual Gobierno de México, primero para fincarle los cargos y segundo para vencer las resistencias al interior del Ejército mexicano”, señaló en entrevista con EFE.