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Francisco Ortiz Pinchetti

18/10/2024 - 12:03 am

Me lleva el tren

“Todo está padre. Excepto un pequeño detalle, que hace temer que el proyecto descarrile”.

“Existe el riesgo de que nuevamente prevalezca un capricho populista y como ocurrió con el impugnado y ecocida tren Maya el costo finalmente se triplique”. Foto: Especial

Han pasado más más de 10 años desde que el puro anuncio de la que se suponía  construcción del nuevo ferrocarril México-Querétaro me lanzó irremediablemente por los rieles de la nostalgia. El gozo se fue a la Barranca del Tuerto cuando por supuestas razones de corrupción nos dejaron con un palmo de narices a los chinos que iban a construirlo y a mí.

Hace justo una década,  en noviembre de 2014, el gobierno priista de Enrique Peña Nieto canceló la licitación otorgada al consorcio China Railway Construction Company (CRCC) para construir ese tren de alta velocidad.  Los orientales recibieron una indemnización de 12 millones de dólares; yo, sólo una nueva decepción.

Ahora, el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo pone en marcha un gran proyecto de construcción de trenes para pasajeros, cuya primera estación es precisamente –otra vez—el tren México-Querétaro. Y la pura verdad, me vuelvo a entusiasmar. El ferrocarril está definitivamente asociado a mi historia personal, desde mi infancia.

Ahí están por supuesto los inolvidables viajes con mis padres  a Veracruz en el Jarocho, a Guadalajara en el Tapatío y a Uruapan en el Purépecha, en trenes nocturnos con servicio Pulman en carros dormitorio con comedor y ocasionalmente bar-observatorio. Parte del encanto eran los infaltables retrasos, que en aquel tiempo se atribuían a los propios ferrocarrileros, que al hacer “tortuguismo” obtenían el pago de horas extras. Eran vagones viejos, desechos de los ferrocarriles de Estados Unidos; pero aun así eran confortables y permitían un traslado agradable… y francamente emocionante para los niños, que disfrutábamos lo mismo la marimbita del porter llamando a cenar que la incomodidad de trepar a las camas altas en las literas.

Ya joven y mayor, disfruté los viajes en tren siempre que pude, fascinado por el sonido característico y hasta los olores a veces no tan recomendables, sin importarme  la lentitud ni la impuntualidad del servicio. Viajé en el no muy recomendable  Ferrocarril del Pacífico, de Mazatlán a Guadalajara. Y también desde la capital a Morelia y a Guanajuato. Hice el  México-Cuautla y el México-Toluca, dos de las últimas rutas del viejo sistema.

Y al menos seis veces he viajado en el sorprendente Chepe, el Ferrocarril-Chihuahua-Pacífico, desde la capital del estado mayor hasta Los Mochis, en Sinaloa. Y me he trepado hasta en el Guadalajara-Tequila, un tren turístico que pasea por los campos sembrados de agave mientras le ofrecen a uno una degustación del insigne mezcal jalisciense, y que es por cierto uno de los pocos trenes sobrevivientes. Un día se me ocurrió, al terminar la secundaria en la capital hidalguense,  la locura de regresar a la Ciudad de México desde Pachuca. El trayecto duró ¡siete horas!

Claro, en el caso del México-Querétaro, según el proyecto anunciado se tratará de un convoy moderno de velocidad media que poco tendrá que ver con el romántico, lento y ruidoso ferrocarril de antaño;  pero de todos modos mueve fibras muy íntimas, entrañables, a quienes vivimos esas épocas y que todavía vibramos con el recuerdo del rítmico bamboleo del ferrocarril sobre las vías.

Chucu-chucu-chucu…

Se ha informado que la obra, que comenzará en abril de 2025, estará a cargo… de los ingenieros militares que construyeron el polémico  aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) durante el Gobierno de Andrés Manuel, lo cual ciertamente no me encanta. Su construcción durará algo más de tres años, según Sheinbaum Pardo. Generará más de 490 mil empleos y beneficiará a casi seis millones de habitantes en Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo y Querétaro. Recorrerá 225 kilómetros, con paradas en tres estaciones principales: Buenavista, en Ciudad de México, San Juan del Río, en Querétaro y Santiago de Querétaro (estación terminal), en la capital queretana.

Algo importante es que el nuevo tren  México-Querétaro, que se calcula ahora  estará en operación a mediados de 2029, contará con dos vías exclusivas para pasajeros, adicionales a las de carga existentes. Además, el proyecto incluirá  varias obras adicionales: 77 puentes, 12 túneles, tres viaductos, dos libramientos y dos distribuidores ferroviarios. La ruta completa implicará un recorrido de una hora1 40 minutos, un ahorro del 40 por ciento en el tiempo de traslado que actualmente es de aproximadamente tres horas en autobús. Viajará a una velocidad media de 160 kilómetros por hora.

Este tren será el primer eslabón de la ruta proyectada México-Querétaro-Guadalajara. Y con el que inicia el plan ferroviario del actual gobierno, que incluye luego los  trenes de pasajeros Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)-Pachuca y México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo, lo que implicará poco más de tres mil kilómetros de vías  y el uso de derechos de vía existentes.

Todo está padre. Excepto un pequeño detalle, que hace temer que el proyecto descarrile: según diversos expertos, nacionales e internacionales, ese tren (como prácticamente todos en la actualidad en el mundo)  será sencillamente incosteable. Requerirá una inmensa inversión “a fondo perdido” que ni siquiera se ha cuantificado. Y tendrá que ser subsidiado por el gobierno, como en el pasado,  para poder competir con otros medios de transporte.

Y aunque doña Claudia ya  dio el grito de “¡vaaamonos!”, la verdad es que aún no se han realzado los estudios de factibilidad, impacto ambiental,  viabilidad técnica y financiera, derecho de vía, ni se ha realizado la adquisición de terrenos para éste. Tampoco el Plan de Negocio. De ahí que no se conozcan hasta ahora el monto de la inversión ni pormenores sobre costos y tarifas.

No abonan a la confianza dichas omisiones. Hubiera sido deseable que una vez completadas esas evaluaciones, no antes, se decidiera la construcción o no del ferrocarril. Porque existe el riesgo de que nuevamente prevalezca un capricho populista y como ocurrió con el impugnado y ecocida tren Maya el costo finalmente se triplique  y se manejen enormes recursos en la opacidad, con adjudicaciones asignaciones directas de contratos algo más que sospechosas.  O que de plano se le atraviese como a Peña Nieto algún inesperado cambio de vía que lo saque de ruta… Yo mientras tanto de nuevo me la creo. Aunque me lleve el tren otra vez. Válgame.

 

DE LA LIBRE-TA

ESTILO PERSONAL. Poco a poco va enseñando la Presidenta Sheinbaum Pardo su estilo personal de gobernar, que no parece diferir mucho hasta ahora del de su antecesor, que según el conteo de Spin de Luis Estrada sumó más de 140 mil mentiras en sus “mañaneras”.  Ante los empresarios mexicanos y gringos que acudieron a una reunión con ella en Palacio Nacional, Claudia afirmó tan campante que ninguna de las reformas judiciales recientemente aprobadas representa un problema para la inversión en México; “todo lo contrario, se va a fortalecer lo que llamamos el Estado de derecho”, dijo muy en serio. Y apenas empieza.

@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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