Guanajuato tiene ya 20 años de ser gobernado por el Partido Acción Nacional (PAN) y, por ende, por administraciones ligadas íntimamente al clero, nada raro en una entidad donde, según cifras del INEGI al 2010, 94% de la población profesa la religión católica.
El sexenio de Juan Manuel Oliva Ramírez no ha sido la excepción. Ahora, a poco menos de 11 meses de terminar su gestión, el gobernador trata por todos los medios de “heredar” el cargo a un hombre fiel no sólo a su persona, sino a los intereses eclesiásticos y, más allá, a los del misterioso grupo de ultraderecha El Yunque.
Para nadie es secreto que el mandatario ha tenido una administración marcada por la polémica, por favorecer políticas radicales. Apenas llegó a la gubernatura –el 26 de septiembre de 2006–, integró un gabinete conformado por personajes de conocida trayectoria en la ultraderecha: como secretario de Gobierno nombró a Gerardo Mosqueda Martínez, quien formó en Guanajuato la organización “A Favor de lo Mejor”, creada por el empresario Lorenzo Servitje para ejercer la censura moralista en los medios; como director del Instituto Estatal de Planeación de Desarrollo Local y Regional situó a Elías Villegas Torres, empresario también y uno de los principales promotores del Yunque en Guanajuato, y en la dirección del Instituto Estatal de la Mujer Guanajuatense se designó a Luz María Ramírez Villalpando, quien al encabezar el organismo homólogo en León, aplicó cuestionarios a las empleadas de su dependencia en los cuales preguntó si eran solteras, cuántas veces habían sostenido relaciones sexuales y, de estar casadas, qué método anticonceptivo empleaban, tal como publicó el diario La Jornada, el 25 de septiembre de 2006.
Ni qué decir del escándalo –que incluso tomó dimensiones internacionales– cuando, el 21 de julio pasado, el grupo de activistas Centro Las Libres reveló que seis mujeres habían sido encarceladas en los Penales de Puentecillas y Valle de Santiago por sufrir un aborto o, como se cataloga en esa entidad, por “homicidio en grado de parentesco”.
La presión fue tal que incluso la ONU exigió al mandatario dar marcha atrás a semejante injusticia. A Oliva, pese a su necedad por dejarlas en la cárcel, no le quedó otra que liberarlas el 8 de septiembre de 2010.
Pero “el gober periodista”, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién, no se ha conducido sólo bajo los designios de la jerarquía católica guanajuatense. También ha actuado como un dictadorcillo del Bajío mexicano y una prueba de ello fue consignada por los diarios a.m. de León –por cierto, su ciudad natal– y por El Universal: el 12 de noviembre de 2010 se dio a conocer que la hija del gobernador guanajuatense, Rosa Olivia Martínez, ganó el Concurso Internacional de Moda y Diseño (Crearé) y obtuvo de premio un viaje a Las Vegas, todo bajo los auspicios de la Secretaría de Desarrollo Sustentable del estado.Por supuesto se levantó una enorme indignación por esta muestra de nepotismo, tanto así que aunque Rosa Olivia rechazó el premio, la imagen pública de Oliva quedó seriamente abollada.
Como éstos hay cantidad de registros sobre los abusos de poder del gobernador. Los diarios locales Correo y el propio a.m. le tienen contadas, a detalle, todas las plazas y negocios que ha impulsado dentro de su familia, por la vía de administración estatal, con los que ha favorecido a su hermano, consuegra, yerno, sobrinas y sobrinos, entre otros.
A esto también había que añadir la opacidad en el manejo de las cuentas públicas del estado. La oposición en el Congreso local ha denunciado la opacidad y el despilfarro en obras de relumbrón, lo que al final no ha impulsado la creación de empleo en la entidad, una de las más rezagadas del país en términos de pobreza y, por tanto, de las primeras en expulsión de migrantes a Estados Unidos.
La hora del cambio
Pero ahora que su administración se agota y pierde brillo el “gran promotor de inversiones”, como lo han llamado algunos columnistas locales, el mandatario hace esfuerzos desesperados por afianzar su legado en Guanajuato y autoimpulsarse a nivel nacional… Ninguna de las dos vías que ha tomado, parece, le dará resultado.
Por un lado, pretende dejar la candidatura panista al gobierno de Guanajuato a su “delfín”, Miguel Márquez Márquez, quien aún es titular de la Secretaría de Desarrollo Social, lo que ya no está tan claro como hace algunos meses, pues ahora el favorito en todas las encuestas es José Ángel Córdova Villalobos. En las más recientes, presentadas al cierre del 8 de octubre pasado por las casas encuestadoras Mitofsky, Parametría y Bimsa Ipsos, el ex secretario federal de Salud aparece como el favorito de los guanajuatenses, lo que ya es un dolor de cabeza para Oliva y su grupo de ultraderecha.
Por el otro, y con el compromiso con Los Pinos, se ha convertido en un férreo promotor de la precandidatura presidencial de Ernesto Cordero Arroyo, lo que también le ha generado carretadas de críticas, pues tiro por viaje le organiza mitines multitudinarios, con acarreados de por medio. Sin embargo, tomando en cuenta los resultados de las encuestas, tampoco esta estrategia podría cuajarle, pues el ex secretario de Hacienda es el más rezagado entre las preferencias de los panistas y aparece muy atrás de Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel Miranda.
En los estertores de su gobierno, “el gober periodista” parece haber perdido el toque e incluso la bendición divina. Dedicado a la promoción de sus dos favoritos, Oliva ha dejado muchas cuentas pendientes en el PAN guanajuatense y ésas, dicen, se cobrarán apenas inicie 2012.