El informe titulado “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. Trabajo forzoso y matrimonio forzoso”, evidenció que entre 2017 y 2021 49.6 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna, de las cuales 27.6 millones eran personas que estaban obligadas a trabajar y 22 millones se encontraban inmersas en un matrimonio forzado, situación que no es ajena a México.
Ciudad de México, 17 de septiembre (SinEmbargo).– La pandemia de COVID-19 ha exacerbado los factores subyacentes de todas las formas de esclavitud moderna, incluido el matrimonio forzoso, que a menudo está vinculado a dificultades económicas, reveló el informe titulado “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. Trabajo forzoso y matrimonio forzoso“, que elaboraron en conjunto la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Además, la inestabilidad socioeconómica generalizada engendrada por la pandemia provocó un aumento del desempleo a nivel mundial, un mayor endeudamiento y un incremento de la pobreza extrema en el mundo por primera vez en dos décadas. Dado que los datos reflejan sólo parcialmente los efectos de la pandemia de COVID-19, es probable que las estimaciones presentadas en este informe subestimen la magnitud total del impacto de la pandemia.
El informe evidencia que entre 2017 y 2021 49.6 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna, de las cuales 27.6 millones eran personas que estaban obligadas a trabajar y 22 millones se encontraban inmersas en un matrimonio forzado, lo que significa que una de cada 150 personas en el mundo es víctima de esclavitud moderna.
El documento, en el que se registraron datos de sobre la esclavitud moderna durante cuatro años, entre 2017 y 2021, también se destacó que, según las Estimaciones mundiales de 2021, “hubo un aumento de varios millones de hombres, mujeres y niños que han sido forzados a trabajar o a contraer matrimonio, en comparación con las Estimaciones mundiales publicadas en 2017”.
Esto debido a diversas crisis a nivel mundial como lo fue la pandemia de COVID-19, los conflictos armados y el cambio climático, de acuerdo con el reporte, lo que impactó en el ámbito de la educación y el trabajo particularmente en sectores de mayor vulnerabilidad, como la población de bajos recursos y las víctimas de exclusión social, quienes en muchos casos sufrieron un aumento en su nivel de pobreza, en sus condiciones de seguridad, lo que también los obligó a migrar a otras ciudades.
Por ejemplo, las Estimaciones mundiales de 2021 señalan que en comparación con las cifras de 2016, hubo un aumento en el trabajo forzoso, ya que 2.7 millones de personas más fueron víctimas de este delito, “lo que se traduce en un incremento de la prevalencia del trabajo forzoso de 3.4 a 3.5 por cada mil personas en el mundo”.
Se detalló que entre 2017 y 2021, un total de 11.8 millones de mujeres y niñas se encontraban en situación de trabajo forzoso, mientras que 3.3 millones de niños, quienes no estaban escolarizados, también fueron víctimas de esta problemática.
En el documento se refirió que tal incremento podría responder a que durante la pandemia por COVID-19 se presentó una alza en los endeudamientos entre los trabajadores, lo que trajo consigo “un marcado aumento de la servidumbre por deudas entre algunos trabajadores que carecían de acceso a los canales de crédito formales”, asimismo, la crisis sanitaria también deterioró las condiciones laborales de los empleados, lo que “en algunos casos propició el trabajo forzoso”, se indicó.
Respecto a la región, las Estimaciones de 2021 señalaron que Asia y el Pacífico concentran 15.1 millones de personas que se encuentran en situación de trabajo forzado, lo que significa, más de la mitad del total de víctimas a nivel mundial; en segundo lugar está Europa y Asia Central, que en conjunto suman 4.1 millones de personas obligadas a desempeñar un trabajo; África, son 3.8 millones; América, con 3.6 millones; y los estados Árabes, con 0.9 millones.
En tanto, el matrimonio forzado, al que las Estimaciones mundiales de 2021 destaca como “una práctica compleja y muy marcada por el género”, entre 2017 y 2021, se halló que, al menos, 22 millones de personas estaban en condición de matrimonio forzoso, lo que “representa un aumento de 6.6 millones en el número de víctimas del matrimonio forzoso” y “un incremento de la prevalencia de 2.1 a 2. 8 por cada mil personas”, en comparación con el estudio anterior.
Aunque se enfatizó que tal problemática “ocurre en todas las regiones del mundo” 14.2 millones de los casos se registraron en Asia y el Pacífico; 3.2 millones en África; mientras que Europa y Asia Central concentran 2.3 millones. Además, se destacó que, aunque “los hombres y los niños también son objeto de esta práctica”, de estos 22 millones, 14.9 millones corresponden a mujeres y niñas que fueron obligadas a casarse, debido a prácticas patriarcales que persisten.
“Los numerosos factores que impulsan el matrimonio forzoso están estrechamente relacionados con actitudes y prácticas patriarcales muy arraigadas y guardan mucha relación con el contexto”, en donde “los miembros de la familia son los principales responsables de la gran mayoría de matrimonios forzosos”, se subrayó en las Estimaciones mundiales de 2021, en el que debido a los subregistros que hay no se incluyen todos los casos de bodas infantiles.
LAS CIFRAS DE MÉXICO
Pese a que en el informe no se proporcionaron datos particulares de México, estudios anteriores ya han dado cuenta de esta situación en el país. Por ejemplo, un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que una de cada cuatro niñas contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años en América Latina y el Caribe a causa de las desigualdades de género, violencia, pobreza, abandono escolar, embarazo adolescente y políticas “inadecuadas, limitadas o inexistentes, que ponen en riesgo el presente y futuro de niñas y adolescentes”,
El estudio “Prácticas nocivas profundizadoras de la desigualdad de género en América Latina y el Caribe“, realizado por la Cepal y que se publicó en 2021, señala que para 2030 la región tendrá el segundo índice más elevado de matrimonio infantil, sólo por detrás del África Subsahariana. Calcula, además, que hay aproximadamente un 25 por ciento de las niñas en este tipo de uniones, sin embargo, los índices varían desde menos del 10 por ciento en Jamaica hasta más del 30 por ciento en la República Dominicana, Nicaragua, Honduras y Belice.
En casos específicos ocurridos en México, el 10 de octubre de 2021, el coordinador en el Sistema de Seguridad y Justicia Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC) dio a conocer que los matrimonios forzados, por acuerdos de los padres, son una práctica común en las 13 comunidades de operación del Comité de Enlace de Dos Ríos, donde se estima que 97 o 98 por ciento de las uniones fueron acordados por los papás de los contrayentes. Además de que persiste en todo el municipio de Cochoapa El Grande y localidades de Metlatónoc.
El pasado 21 de diciembre de 2021, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió un pronunciamiento en el que condenó “el matrimonio infantil forzado como una expresión sistemática de violencia de género y de violación de los derechos humanos de mujeres y niñas en Guerrero”.
A través de un comunicado, llamó a las autoridades correspondientes “a agotar todas las acciones para erradicar esta práctica”, además, informó que participó en el Primer Tribunal Regional contra Matrimonios Forzados de Niñas en Guerrero denominado Las niñas cuentan, que se llevó a cabo el 10 de diciembre de ese mismo año.
“Al participar en el Primer Tribunal Regional contra Matrimonios Forzados de niñas en Guerrero Las niñas cuentan, este Organismo Nacional reiteró que el matrimonio infantil y las uniones forzadas que involucran a personas menores de edad, constituyen prácticas delictivas y representan violaciones graves a derechos humanos basadas en actos de discriminación y violencia de género que atentan contra su dignidad, su derecho a la salud, a la educación y a una vida libre de violencia, entre otros”, se indicó en el documento.
En el mismo, refirió que, de acuerdo con el reporte titulado Rompiendo la Cadena, publicado por la organización internacional World Vision, se evidenció que la pandemia de COVID-19 incrementó de manera significativa los riesgos de que niñas y adolescentes sean víctimas de uniones forzadas, ya que entre marzo y diciembre del 2020, el matrimonio infantil en México se duplicó en varias comunidades.
También señaló que “la crisis económica y el deterioro de los sistemas de apoyo” son dos factores que han alentado el matrimonio infantil pese a que la legislación local lo prohíbe. “Ante el desempleo, la pérdida de ingresos familiares y la incapacidad de proveer económicamente para el grupo familiar, se ha acudido al matrimonio o uniones de hecho de niñas con personas adultas, aun cuando la legislación local lo prohíbe”, se indicó en el comunicado de la CNDH.
Por ello, el organismo propuso el Plan Nacional Estatal de Desarrollo, con el cual se busca integrar “proyectos formativos de sensibilización y capacitación” en comunidades rurales e indígenas, con el propósito de establecer “acciones urgentes y específicas para atender y erradicar el matrimonio infantil y forzado” en diversas regiones del país, pero particularmente en la región de la montaña de Guerrero, para que dicha práctica se castiguen con pena máxima.
En la investigación periodística titulada La “esclavitud” crece en el mundo: está en agricultura, construcción, manufactura… de la reportera Valeria González Cervantes, que se publicó el pasado 5 de febrero en SinEmbargo, se consignó que la esclavitud moderna es parte de la vida diaria de muchas personas alrededor del mundo, ya que la mayoría de las personas víctimas de la esclavitud trabajan en industrias como la agricultura, la pesca, la construcción, la manufactura, la minería, los servicios y el trabajo doméstico.
En la misma, se señala que de acuerdo con una iniciativa de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), nombrada “Los 50 para la libertad” —en la que despliegan un protocolo sobre como erradicar el trabajo forzoso—, hay muchos mitos en torno a lo que es y no es la esclavitud moderna, sin embargo, la realidad muestra que tres de cada mil personas —desde la niñez hasta la adultez— viven bajo esta situación.
Si bien se considera que la esclavitud pertenece al pasado, ya que tiene raíces antiguas en la historia, aún existe de muchas formas diferentes en la que se ejerce este abuso a los derechos humanos. La trata de seres humanos, la servidumbre por deudas y el trabajo doméstico forzoso son sólo algunos ejemplos.
Hasta 2016 había alrededor de 25 millones de mujeres, hombres, niñas y niños en condiciones de esclavitud por trabajo forzoso, y si viviesen en la misma ciudad, sería la cuarta ciudad más grande del mundo después de Pekín. Además los datos de la OIT dejan ver que apenas hace seis años, había 5.9 por cada mil adultos y 4.4 por cada mil infantes víctimas de la esclavitud moderna.
Si bien ya se advertía que estas cifras eran modestas debido a la complejidad de recopilación de datos, en 2020 un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que 29 millones de mujeres y niñas son víctimas de la esclavitud moderna, por lo que el total de personas alrededor del mundo bajo este esquema es mayor a los 40 millones.
Como parte de la esclavitud moderna también se incluyen los matrimonios forzosos, en los que se estiman más de 15 millones de personas en el mundo, y un 25 por ciento de niñas y adolescentes de América Latina están en este tipo de uniones. También por género, las mujeres y las niñas representaban el 71 por ciento de las víctimas de esclavitud moderna, lo cual se ve fortalecido debido al trabajo del hogar y de cuidados no remunerado, que se ha agravado con la pandemia de COVID-19.
El 18 de enero, un informe de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) elaborado junto a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) reveló que la violencia de género está estrechamente ligada con la explotación sexual.
Durante la presentación del estudio titulado “Desaparición de Mujeres, Adolescentes, Niñas y Niños en el Estado de México y su vínculo con la explotación sexual o la trata de personas con ese u otros fines”, Karla Quintana Osuna, titular de la CNB, explicó que la investigación evidenció que la trata es una de los factores que provoca la desaparición.
Adriana González Veloz, Directora de Análisis de Contexto de la CNB, detalló que tan sólo en el Estado de México en el periodo que va de 2015 a 2021, han desaparecido 36 mil 135 personas, pero han sido localizadas 28 mil 174 y continúan desaparecidas siete mil 161 personas. De las personas que han sido localizadas, 26 mil 798 lo han sido con vida y mil 376 lo han sido sin vida.
Al presentar los hallazgos del estudio, Javiera Donoso Jiménez, Investigadora y Consultora, resaltó que los feminicidios son la principal causa de las desapariciones de mujeres, adolescentes, niñas, e incluso niños, en el Estado de México, y en segundo lugar estaría la trata. Además, en muchos casos ambos factores estarían vinculados, ya que una mujer puede ser reclutada con fines de explotación sexual y más adelante ser asesinada.
– Con información de Valeria González, Europa Press y El Sur