Ciudad de México, 18 de septiembre (SinEmbargo).– Son reconocidas por su extravagancia y belleza. Se llama aves del paraíso a las 39 diferentes especies de la familia Paradisaeidae, aves que sólo se distribuyen en Nueva Guinea y algunas otras islas en Australia. Sus variedad de plumajes, colores, cantos y danzas las hacen únicas y también las convierte en una fascinante muestra de la evolución.
En el siglo XVI, la tripulación de Fernando de Magallanes arribaba a Europa con un ejemplar, entonces “se creyó [que] se trataba de una majestuosa ave que representaba la belleza de la tierra que iban a explorar”. Aquella ave fue llamada Ave del Paraíso, explica Biopedia.
En la actualidad, sabemos que existen 39 especies, catalogadas en 15 géneros diferentes y que incluyen una gran diversidad física en cuanto a colores, formas, tamaño, peso, y algunos hábitos. Lo fascinante de esto es que, a pesar de su variedad, todas son resultado de un proceso evolutivo de unos 20 millones de años a partir de un único antepasado antiguo, uno muy parecido a un cuervo. Así, todas las integrantes de la familia Paradisaeidae poseen 4 dedos no palmeados, 3 hacia adelante y 1 hacia atrás.
Hasta hace pocos años, estas aves habían estado lejos de los lentes de los fotógrafos y documentalistas debido a sus hábitats remotos, pero desde 2003 y después de un trabajo de cerca de ocho años (hasta el 2011), el reportero gráfico de la fauna Tim Laman, de National Geographic y el científico Ed Scholes, de la Universidad de Kansas, lograron capturar miles de imágenes y videos para documentar y explicar un poco más del comportamiento de estos fascinantes animales. El trabajo fue llamado “Birds-of-Paradise Project” (Proyecto Aves del Paraíso).
Las fotografías de Laman dan cuenta de la gran variedad de colores que las aves poseen: “usted puede encontrar casi cualquier color del arcoiris entre las aves del paraíso”, explica el sitio del Proyecto.
La explicación de la gran variedad de gamas de colores es que los machos se anuncian con el color (mientras que las hembras tienen un plumaje pardo para camuflarse). Todo con el fin de cortejar. Y para lograrlo, cada una se vale de cantos y danzas de cortejo diferentes, y con éstas últimas lucen al máximo sus cualidades para lograr el apareamiento.
Brincos, vueltas y demás movimientos pomposos son el recurso perfecto a la hora de cautivar a una hembra. Estas escenas pueden durar horas y los machos dedican gran parte de su tiempo “preparándose” para ellas. Algunas especies, por ejemplo, limpian el terreno en que danzarán previo al cortejo.
En el siguiente video puede observarse a una de las cinco especies del género Parotia cortejando.
Pero lo fascinante de estos animales no queda ahí. Sus cantos también son cautivadores. Los sonidos que hacen pueden ser desde graznidos básicos y ruidos aparentemente mecánicos a silbidos melodiosos o sonidos que no implican sus voces en absoluto. Cada uno de estos pájaros canta diferente y ahora investigadores están comenzando a investigar sus llamadas a detallen explica el Proyecto Aves del Paraíso.
La razón de la variedad de sus cantos es también el cortejo.
Otra característica propia de estas aves es que, con ellas, la forma de su plumaje ha evolucionado al grado en que éstas ya no tienen las formas comunes, sino que ahora pueden ser muy largas, ser suaves o rígidas, tener algunos adornos como “pestañas” y ser movibles junto con sus músculos.
En Nueva Guinea, sus plumas han sido utilizadas ancestralmente para la vestimenta y los rituales de las tribus autóctonas, las cuales consideran al ave del paraíso un importante referente de su cultura. En tiempos actuales, la caza es permitida sólo para las ceremonias tribales de los nativos de Nueva Guinea y no es aprobada para otros fines, explica la Bioenciclopedia.
Debido a que son cazadas ilegalmente, varias especies de aves del paraíso están catalogadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como amenazadas.
En la actualidad, el Proyecto Aves del Paraíso se encuentra realizando otro estudio para documentar y explicar cómo las aves del paraíso hembras observan a los machos para sus procesos de selección sexual.