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Rubén Martín

18/08/2024 - 12:03 am

Claudia Presidenta: la historia y sus límites

“Más allá de los listones de primera vez que rompe Sheinbaum al llegar a la Presidencia, y las posibilidades de gobernar de manera distinta a como lo han hecho durante siglos los políticos patriarcales, conviene no olvidar los márgenes y acotaciones que tiene el Estado mexicano”.

“Además de ser la primera mujer en la Presidencia, es la primera persona que llega al máximo cargo de poder público que no viene de los partidos tradicionales Revolucionario Institucional (PRI) o Acción Nacional (PAN)”. Foto: Gobierno de México

Claudia Sheinbaum Pardo, será la primera Presidenta de México rompiendo con ello varios listones de primera vez. El más evidente es que será la primera mujer que presida el Gobierno mexicano, no solo durante el periodo independiente, sino también en el periodo colonial y el periodo prehispánico. Con excepción de algunos cacicazgos o mandos regionales, el poder político en estas tierras que nombramos Mesoamérica ha estado siempre en manos de hombres. Hasta ahora.

Además de ser la primera mujer en la Presidencia, es la primera persona que llega al máximo cargo de poder público que no viene de los partidos tradicionales Revolucionario Institucional (PRI) o Acción Nacional (PAN). Desde hace un siglo, todos los presidentes del país se formaron o pasaron tanto por el PRI como por el PAN, incluido el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.

Claudia Sheinbaum rompe otro listón: es la primera persona que llega a la Presidencia que no viene de tres profesiones que de manera destacada han llevado a políticos a la cabeza del Poder Ejecutivo federal: militares, abogados y economistas (más el exgerente de la Coca Cola, Vicente Fox Quesada). Sheinbaum es una física egresada de la UNAM con títulos de posgrado en la misma casa de estudios y en la Universidad de Berkeley en California, Estados Unidos. Con más de 100 artículos publicados en revistas especializadas, dos libros en la materia que domina (cuestiones de energía y medio ambiente), e integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), es la primera científica en llegar a la Presidencia del país.

Claudia Sheinbaum, nacida en la Ciudad de México el 24 de junio de 1962, es hija del químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz y la bióloga Annie Pardo Cemo. La paterna es una familia judía de origen lituano; y la materna, una familia de judíos sefardíes de origen búlgaro. Se crió en una familia de clase media acomodada e ilustrada donde se escuchaban temas de la izquierda mexicana y mundial.

En ese contexto, Claudia Sheinbaum se involucró en la militancia de izquierda desde adolescente. Ya en la universidad militó en el colectivo que hacia la revista Punto Crítico, cuyo principal promotor era Raúl Álvarez Garín, dirigente del movimiento estudiantil de 1968. Y también formó parte de Convergencia Comunista 7 de Enero, encabezada por Salvador Martínez della Roca, otro militante del movimiento estudiantil del 68 que también militó en el colectivo de Punto Crítico.

Su participación en esa izquierda explica que Claudia Sheinbaum fuera una de las principales dirigentes del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) que llevó a la huelga a la UNAM entre 1986 y 1987 para impedir la imposición de cuotas a estudiantes y, en el fondo, la privatización de la educación pública en el país.

Tanto Punto Crítico como Convergencia Comunista 7 de Enero formaban parte de la izquierda independiente que tenía como objetivo una transformación revolucionaria del país a través de la organizaciones independientes de obreros, campesinos, sectores populares y estudiantiles. Esta izquierda tenía contactos pero también discrepancias con la izquierda tradicional del Partido Comunista de México y del Partido Socialista Unificado de México (PSUM). Era una izquierda que no recibía financiamiento público y que no tenía en la mira la participación electoral. Hasta 1988 con el surgimiento de la Corriente Democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas. Después de esta experiencia en la izquierda independiente, Claudia Sheinbaum se vinculó al naciente PRD y posteriormente al equipo cercano del actual Presidente López Obrador. Sheinbaum es fundadora de Morena. Ahora que se convierte en la primera mujer en llegar a la Presidencia, muchos se preguntan si realmente ella ejercerá el cargo o será manipulada por López Obrador desde su disfrazado exilio en La Chingada, su rancho en Tabasco. Es una pregunta que parece venir más bien desde el prejuicio machista que desde el conocimiento de los antecedentes y trayectoria personal de la doctora Sheinbaum.

Preguntas más pertinentes son si Sheinbaum cambiará su relación con algunos temas espinosos en el sexenio de López Obrador como el trato al movimiento feminista, y las políticas sobre medio ambiente, ciencia y financiamiento a universidades públicas. Y también es pertinente preguntarse si mantendrá en su Gobierno el mismo trato privilegiado a los militares.

Más allá de los listones de primera vez que rompe Sheinbaum al llegar a la Presidencia, y las posibilidades de gobernar de manera distinta a como lo han hecho durante siglos los políticos patriarcales, conviene no olvidar los márgenes y acotaciones que tiene el Estado mexicano.

El Estado mexicano está inserto en el orden inter-estatal que regula las relaciones políticas en el sistema-mundo capitalista y que tiene sus propias reglas y restricciones que impone la geopolítica y el peso de la economía mexicana en el mercado mundial capitalista.

Por más antecedentes de izquierda que tenga, el Gobierno que encabezara Sheinbaum está fuertemente constreñido por la dependencia económica, diplomática, energética y en temas de seguridad que tiene México con Estados Unidos tras tres décadas de vinculación a través del tratado de libre comercio.

Sin duda Claudia Sheinbaum hace historia al ganar la Presidencia de México por vez primera en el país, tras 70 años de que las mujeres ganaran el derecho al voto, pero las posibilidades de un Gobierno con políticas afines a una izquierda independiente en la que se formó están limitadas y constreñidas también por las imposiciones de un sistema político que la obliga a aceptar alianzas indefendibles en lo interno y en lo externo a constricciones, limitaciones y relaciones de poder que impone la geopolítica del sistema-mundo capitalista. En el marco de estas limitaciones y constricciones veremos el margen de maniobra que le queda a Sheinbaum para demostrar que encabezará un Gobierno distinto a los gobiernos de los políticos patriarcales.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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