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Virginia, en total pobreza, al fin verá un hospital por dentro: 20 años en cama sin saber qué tiene

18/08/2018 - 4:00 pm

Virgina Celestino Sánchez habla español y triqui, dice que tiene 24 años, pero su padre afirma que tiene 34. No puede sentarse, mucho menos ponerse de pie, caminar o correr. Tanto ella, como sus padres, desconocen qué enfermedad tienen.

Ahora, gracias a la presión de la sociedad de Navolato, Sinaloa, la Secretaría de Salud abrió una puerta de esperanza para la mujer: la dependencia anunció que iniciará la revisión del caso y enviarán por ella el lunes próximo para trasladarla al Centro de Rehabilitación y Educación Especial del DIF.

Por Claudia Beltrán

Ciudad de México, 18 de agosto (Noroeste/SinEmbargo).– La Secretaría de Salud de Sinaloa iniciará el lunes el diagnóstico médico para Virginia Celestino Sánchez, quien desde hace más de 20 años vive en cama con una enfermedad que desconoce.

Virginia desea estar de pie, caminar y recorrer Villa Juárez, en Navolato, Sinaloa; sin embargo, no puede: una enfermedad la mantiene recluida en su domicilio. Su vida ha transcurrido en dos puntos del mismo sitio. En la noche encerrada en un cuarto y, cuando sale el sol, en el patio, debajo de un árbol, postrada en un colchón viejo.

No puede valerse por sí misma y no es dueña del control de sus movimientos corporales.

Pedro, su padre, recuerda que su hija no tenía ningún padecimiento durante los primeros años de vida, pero después todo cambió. No sabe si una caída fue la responsable de su estado.

Virginia es indígena, originaria de Oaxaca, estado que sus padres tuvieron que abandonar en busca de una oportunidad laboral.

Para controlar el movimiento de uno de sus brazos, Virginia coloca una bandeja sobre él, y arriba, botes con tierra. Foto: Noroeste.

El área de Comunicación de la Secretaría de Salud de Sinaloa expuso que la doctora Susana Ruiz acudirá a la sindicatura de Villa Juárez a recoger a la mujer, hija de jornaleros agrícolas originarios de Oaxaca.

La médico trasladará a Virginia Celestino a las instalaciones del Centro de Rehabilitación y Educación Especial del DIF donde un neurólogo de la Secretaría de Salud, así como un fisioterapeuta, la revisarán para realizar el diagnóstico que necesita.

Dependiendo del diagnóstico médico que el neurólogo y el fisioterapeuta realicen, se agendarán el resto de las citas con los especialistas que ella necesite.

La Secretaría de Salud, a través de su área de Prensa, enfatizó que se encargarán de cualquier medicamento que sea necesario suministrarle a Virginia.

Además, el DIF aportará toda la infraestructura del CREE para que Virginia reciba las terapias que indiquen los médicos correspondientes, se informó en el comunicado.

La familia de Virginia no sabe qué enfermedad tiene. Foto: Noroeste.

Virginia tiene 34 años de edad, según dice su padre. No puede sentarse, mucho menos ponerse de pie, caminar o correr. Sus padres desconocen qué enfermedad tienen.

En cama registra movimientos involuntarios. Su cuerpo se dobla, su cintura reciente el cansancio que lleva a un punto de dolor.

Sobre el colchón siempre tiene una bandeja triangular forrada, así como varios frascos llenos de tierra.

Cuando quiere detener un brazo que no deja de moverse, coloca encima de él la bandeja y sobre la bandeja, los frascos llenos de tierra. El peso sobre su brazo impide que se mueva y con eso, descansa.

El viernes de la semana pasada Noroeste expuso su caso y lectores de la Ciudad de México, Oaxaca, Monterrey, Guanajuato y Durango mostraron disposición para ayudar.

Un día después de la publicación, una lectora de la Ciudad de México envió 2 mil pesos a Virginia y días después, otro lector de Guanajuato, canalizó 5 mil pesos. Ambos fueron depositados a la tarjeta de Pedro Celestino, el padre.

El pasado 13 de agosto, el doctor Belem Ramos Valenzuela acudió a Villa Juárez a examinar físicamente a Virginia. El médico expuso que la mujer debe ser atendida por especialistas porque tiene derecho a curarse y gratis.

El miércoles una lectora de Culiacán, quien pidió no mencionar su nombre, envió mil pesos para que un neurólogo consulte a Virginia.

Además, un lector de la Ciudad de México le envió un colchón.

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