Unas 30 familias de afectados por las contingencias de las tormentas "Ingrid" y "Manuel" en 2013 aceptaron las casa otorgadas por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), 59 más considera que no cuentan con estructuras apropiadas, informó el comisario de la comunidad de Azinyahualco, Carlos Morales.
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Por Alina Navarrete Fernández
Ciudad de México/Azinyahualco, Chilpancingo, 18 de agosto (SinEmbargo/ElSur).- La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) entregó 30 de las 94 casas del fraccionamiento Nuevo Azinyahualco, a los damnificados de esa comunidad, del municipio de Chilpancingo, afectados por las contingencias de las tormentas "Ingrid" y "Manuel" en 2013.
De acuerdo con el comisario de la comunidad, Carlos Morales, hace unos 15 días, el arquitecto Gabriel Miranda Calvo, quien está a cargo de la construcción del fraccionamiento, visitó a los damnificados para entregarles las llaves de 59 viviendas, pero sólo unas 30 familias accedieron a recibirlas, ya que el resto consideró que las casas no cuentan con estructuras apropiadas.
Las viviendas fueron sorteadas entre los damnificados, según acordaron los pobladores en una asamblea, pero las autoridades pretendieron que las familias firmaran un recibo de conformidad a su entrega y éstas se negaron, hasta que se garantice que habrá servicios de luz, agua y drenaje público.
El fraccionamiento Nuevo Azinyahualco fue un proyecto que, en un principio, se trataba de la reubicación total de la comunidad, incluía la construcción de escuelas de nivel básico, la comisaría y el centro de salud, pero sólo se construyeron una primaria y 59 casas, de las cuales se entregaron llaves de 30 a los damnificados.
El fraccionamiento está ubicado a unos kilómetros de distancia de la comunidad de Zoyatepec, las casas que la Sedatu construyó cuentan con un espacio para sala, comedor y cocina, dos cuartos, un baño y una pequeña terraza, sus techos son de lámina y desde el mediodía, el calor dentro de las viviendas se acentúa.
Entre una y otra casa hay de un metro y medio hasta unos cuatro metros de separación, pero ninguna tiene electricidad, agua ni drenaje; el fraccionamiento cuenta con una fosa séptica común, que se encuentra cerca de las instalaciones de la primaria.
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Efraín Torres Barrios, un joven de unos 28 años, acude diariamente al fraccionamiento para limpiar la casa que le fue asignada a su familia, integrada por él, sus padres y su hermano menor; por adentro, su casa es muy calurosa, la adornan tres sillas y una cubeta de agua potable que le fue donada.
El joven contó que la casa “no es lo que esperaba”, está mal y no cuenta con los espacios a los que su familia de campesinos, está acostumbrada, ya que ellos cocinan con leña, tienen plantas y siembran en su patio, pero el espacio que les fue asignado no cubre sus necesidades.
Dijo que su familia no habitará esta casa “a menos que ocurra una contingencia, o que así lo requieran las autoridades, pero nadie ( de los damnificados del pueblo) quiere venirse para acá”.
Las casas tienen cinco ventanas, con una vista a la sierra de Chilpancingo, pero sin los espacios que los pobladores requieren para continuar su producción de autoconsumo, ya que se dedican a la siembra de jitomate, tomate, aguacate y maíz, productos que también envían a Acapulco y la capital.
Torres Barrios mostró las imperfecciones en la construcción, desde el piso, los muros, las puertas, hasta el hecho de que hace unos días hubo una filtración de agua de las lluvias que requirieron que su familia hiciera una reparación por su cuenta en la construcción.
El joven lamentó que las autoridades no hayan hecho lo posible por entregar viviendas dignas a los damnificados.
El ex comisario, Juan Torres Morales, antecesor de Carlos Morales, quien gestionó la construcción de las viviendas para los damnificados durante dos años, es damnificado del sismo de 2011, su casa se derrumbó y con apoyo del gobierno volvió a construirla; sin embargo, en 2013, con las contingencias de "Ingrid" y "Manuel", los techos y muros se derrumbaron.
Ante la situación, se vio obligado a volver a construir su casa, en la que vive junto con su esposa y dos hijos, con sus propios recursos, ya que no resultó como uno de los beneficiaros en el sortero de las viviendas que se acordó en la asamblea de pobladores de la comunidad.
Torres Morales dijo que las casas que se construyeron no son adecuadas para los pobladores de la comunidad, ya que no están pensadas para el tipo de vida y actividades que llevan a cabo, por lo que consideró que los habitantes están mejor en la comunidad de lo que estarían en el fraccionamiento, además de que no están dispuestos a abandonar sus hogares, por las casas “mal hechas”.
REUBICAN LA COMUNICAD EN ZONA DE RIESGO
En declaraciones, Carlos Morales dijo que la reubicación de la comunidad, “se supone que era un plan de emergencia, pero ahorita no está terminado”.
De las casas, expresó que son “muy sencillas” y hacen falta los servicios públicos, que le corresponde proporcionar al Ayuntamiento; sin embargo, el alcalde priista, Marco Antonio Leyva Meno, no ha visitado la comunidad, “desde que estaba en campaña” en 2015.
Puntualizó que a los damnificados les preocupa el tiempo de lluvias, “sobre todo por el tipo de riesgos, aquí se levantó un dictamen que dice que la comunidad está en una zona de alto riesgo, nosotros creemos que en una situación de emergencia podemos acudir a las casas”.
Dijo que hace 15 días, Miranda Calvo acudió entregar llaves de las casas, pero algunas familias se negaron a recibirlas, ya que su vivienda tenía láminas rotas, les faltaba pintura, muebles de baño y otros detalles.
Dijo que los damnificados exigen que el día de la entrega oficial de las viviendas acudan funcionarios de la Sedatu, ya que Miranda Calvo acudió de manera informal, sin respaldo de las autoridades. Añadió que desde hace unos 10 días, ningún trabajador de la obra ha acudido para supervisar las viviendas o hacer las mejoras correspondientes.
Resaltó que, según el proyecto del fraccionamiento, debieron construirse dos casas por semana, de las 94 que serían entregadas a los damnificados, pero ya van casi cuatro años y aún no concluye la obra.
Expresó que los pobladores de Azinyahualco ya no creen en las autoridades, y esperan que no se trate de una estrategia para concluir la entrega de las viviendas antes de las elecciones de 2018, pues “tenemos una visión distinta, la gente ha perdido el interés en la política porque no hay credibilidad, a la fecha seguimos abandonados, vamos (a la capital) y no hay atención para nosotros (del gobierno municipal)”.
En Azinyahualco cruza el río que lleva ese nombre, que se nutre de los arroyos que emanan de los cerros Alquitrán, Palma Real y Ocoxima; en esta zona de la sierra de Chilpancingo, donde los sismos y huracanes, afectan año con año.
De acuerdo con Carlos Morales, las obras de prioridad para la comunidad son la unidad de riego para los cultivos y la pavimentación de los caminos, ya que estos son de terracería, menos de un kilómetro se pavimentó, pese a que Leyva Mena se comprometió a mejorarlos.
Dijo que la unidad de riego es un proyecto de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), desde 2011, después se impulsó durante unos meses tras las contingencias de "Ingrid" y "Manuel", pero no se ha concretado.