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Los cubanos deben seguir construyéndose sin Josés Martí ni Fideles: Andrés Ordóñez

18/06/2023 - 12:00 am

Andrés Ordóñez habló con SinEmbargo sobre El mito y el desencanto, un ensayo que “devela la naturaleza del fenómeno revolucionario y cuestiona el sentido identitario de una sociedad que oscila entre los idealismos y su futuro”.

Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo).– El ensayista, poeta y diplomático Andrés Ordóñez consideró que con el cambio de época “los cubanos están ante el reto de seguirse construyendo pero ya en un ámbito de incertidumbre y sin figuras carismáticas, sin Josés Martí ni Fideles Castro”, figuras que —explicó— fueron clave en la construcción de la identidad de la Isla.

“La Revolución (Cubana) se convierte en una especie de etapa posterior casi de consolidación del proceso de formación de la identidad y en este proceso el discurso revolucionario es muy exitoso en difundir la figura mesiánica de Martí con el carácter del líder carismático del comandante Fidel Castro”, comentó Ordóñez en entrevista con SinEmbargo.

Andrés Ordóñez acaba de publicar El mito y el desencanto (Ariel), un ensayo que “devela la naturaleza del fenómeno revolucionario y cuestiona el sentido identitario de una sociedad que oscila entre los idealismos y su futuro”, señala la editorial. El texto, además, analiza la relación entre el “mito de la Revolución” y la Literatura de ese país que se ha configurado en protagonista de la historia cubana ya sea como cómplice, crítica y hasta como un actor político.

El mito y el desencanto, un libro de Andrés Ordóñez.

“Es una revisión crítica entre la interacción de los diversos grupos que han conformado la diversidad del poder revolucionario en Cuba desde 1959. Muchos tenemos la impresión de que el grupo gobernante en Cuba es un grupo monolítico, cuando en realidad siempre, desde el inicio del propio movimiento 26 de julio, fue una enorme diversidad de perspectivas políticas, fundamentalmente, y a través del análisis de las disputas por la conducción del proyecto cultural de la revolución y de la manifestación de estas disputas en los contenidos tanto de sustancia como de forma de los productos artísticos y especialmente los literarios, voy encontrando un itinerario marcado por la conflictividad entre estos estamentos”, expuso el autor.

Andrés Ordóñez precisó que en específico su campo de estudio son los “encuentros y desencuentros” entre el “estamento cultural intelectual y el propiamente político”, así, a partir de esta relación entre cultura y poder, ahonda en la participación activa y entusiasta del ámbito literario como es la construcción “de la epopeya revolucionaria, y del aparato mitológico”.

El diplomático mexicano indicó que si bien la formación del discurso de identidad nacional se presentó en el discurso político y literario en América Latina, no fue así en el caso cubano donde identifica un desfasamiento dado que la Isla estuvo sujeta a la corona española hasta el siglo XX. Por eso, señaló que el proceso de formación de identidad nacional cubana es relativamente reciente comparado con el mexicano, por ejemplo, “y además carente de un mito fundacional, por ejemplo, para nosotros es la Virgen de Guadalupe, algo que nos hace a todos los mexicanos, independientemente de nuestro origen o pertenencia a estamentos culturales y sociales”.

“En Cuba eso no existió y entonces ha habido una serie de lo que Rafael Rojas llama mitos compensatorios que van construyendo esta unidad identitaria, uno de ellos muy importante que es la figura de José Martí, que tiene un carácter mesiánico, hay un proceso muy demorado que es el periodo republicano por la interacción norteamericana, la intelectualidad de la primera parte del siglo XX no la sintió como una realización propiamente de la soberanía y cuando llega la revolución en el año 59, hay un consenso general sobre la necesidad de terminar con el régimen de Batista y la revolución se convierte en una especie de etapa posterior casi de consolidación del proceso de formación de la identidad y en este proceso el discurso revolucionario es muy exitoso en difundir la figura mesiánica de Martí con el carácter carismático del líder carismático del comandante Fidel Castro”, puntualizó.

El ensayista, poeta y diplomático Andrés Ordóñez consideró que con el cambio de época “los cubanos están ante el reto de seguirse construyendo pero ya en un ámbito de incertidumbre y sin figuras carismáticas, sin Josés Martí ni Fideles Castro”. Foto: Cortesía del autor.

Ordóñez ahondó cómo en Cuba identifica un propósito nacional común en 1959, en el que confluyen muchas perspectivas: la liberal republicana, con un tono de marxismo-leninismo e incluso dentro de los marxistas-leninistas refirió que hay quienes están más cerca de trotskismo que del modelo soviético. “Entonces, se van dando una serie de decantaciones que va construyendo el proceso de la revolución cubana y eso se va reflejando en la producción literaria”.

“Esto en el ámbito cultural-literario se ve claramente en la disputa por la política cultural entre el grupo de Carlos Frankie, que es el director del periódico Revolución, quien instituye el suplemento Lunes de Revolución a cargo de Guillermo Cabrera Infante, que tienen un concepto muy polémico, dinámico, más cercano al concepto trotskista, y está el otro grupo, mucho más duro, mucho más conservador, más en la línea del Estalinismo soviético, que finalmente es el que va a predominar, entonces viene la ruptura con Frankie y todo ese grupo, y en esta misma línea de disputa tiene lugar en los años 70, que es la década más difícil de la Guerra Fría”, apuntó el autor.

Explicó que a finales de los años 80 con la Perestroika soviética, viene una negación de la dirigencia cubana de integrarse a los movimientos de renovación en el bloque socialista, y con ello se da otro punto de inflexión muy importante que es la ejecución del general Arnaldo Ochoa.

“En cada uno de estos puntos críticos hay decantamientos pero no solamente al interior de la intelectualidad cubana sino también de la intelectualidad en primera instancia latinoamericana y también en el ámbito más universal, en el ámbito internacional, por ejemplo, una cosa muy interesante es la cercanía de grandes intelectuales europeos, estadounidenses, desde luego latinoamericanos, el caso, por ejemplo de Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre que son obra de este grupo de Frankie, de Cabrera Infante”, comentó.

Andrés Ordóñez explicó que cuando hablamos de cultura cubana o de literatura cubana estamos hablando de un fenómeno múltiple porque la propia dinámica del proceso revolucionario ha dividido a la sociedad cubana en un adentro y un afuera, sin embargo, ese adentro y ese afuera mantienen un lazo de comunicación muy intenso, en términos sociales e incluso económicos.

“El problema es que la dureza institucional del régimen cubano actual se está quedando al margen porque la cultura cubana dentro de la isla sigue muy activa, sigue sucediendo pero ya no en los parámetros controlados a ultranza por los estamentos gubernamentales. Dentro de la literatura cubana, dentro del fenómeno geográfico cubano, también se da un proceso de desencanto que se manifiesta de manera tal vez menos violenta como podría manifestarse lógicamente en la diáspora pero que es palpable de igual manera”, precisó.

En ese sentido, habló de Leonardo Padura “que es un convencido de la revolución y lo que intenta es un criticismo digamos leal y muy cuidadoso, a lo largo de sus obras vemos como el tratamiento a las figuras emblemáticas de la iconografía revolucionaria se toca con mucho cuidado, la figura del Comandante Castro es de un cuidado extremo con el que se toca pero no por ello hay una ausencia de crítica de estas situaciones sociales, políticas internas”.

“Está por otro lado, otro fenómeno que se atiende poco y es el desencanto al interior del propio grupo gobernante, y en ese sentido Abel Prieto me parece un caso muy interesante, Abel es el presidente de la Casa de las Américas, durante muchos años fue ministro de cultura en circunstancias muy complejas como el periodo especial, en fin… y tiene dos novelas muy divertidas, muy interesantes, en donde hay una crítica muy ácida, muy penetrante, de la institucionalidad cultural del socialismo real y por derivación de la propia Cuba, pero que no renuncia a su pertenencia a la élite política institucional”.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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