Investigadores británicos y alemanes han estudiado el origen del coronavirus que produce esa enfermedad y, tras analizar una gran cantidad de cepas de todo el mundo, calculan que el brote inicial tuvo lugar entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre de 2019.
Cambridge, 18 de abril (RT).- Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Cambridge (Inglaterra, Reino Unido) sugiere que la pandemia de COVID-19 habría comenzado a principios de septiembre del año pasado en una localidad diferente a la ciudad china de Wuhan, informa el diario South China Mornig Post.
Investigadores británicos y alemanes estudian el origen del coronavirus que produce esa enfermedad y, tras analizar una gran cantidad de cepas de todo el mundo, calculan que el brote inicial tuvo lugar entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre de 2019.
"El virus pudo haber mutado en su forma final hace meses, pero permaneció en un murciélago, otro animal o, incluso, un humano durante varios meses sin infectar a otras personas" y habría comenzado a propagarse entre esas fechas, explicó el genetista Peter Forster.
MÁS CERCA DE ESTABLECER EL ORIGEN
Este experto señala que "la propagación original" probablemente comenzó "en el sur de China" y no en Wuhan, que se ubica en el centro del gigante asiático.
Sus afirmaciones se fundamentan en que el SARS-CoV-2 comparte un 96 por ciento de genes idénticos con un coronavirus aislado por científicos chinos a partir de excrementos de murciélagos en la provincia sudoccidental de Yunnan en el año 2013.
Los investigadores sospechan que el virus de Yunnan pudo haber pasado por cientos de mutaciones propagándose silenciosamente entre animales y personas hasta alcanzar la forma del nuevo coronavirus que está afectando a los humanos.
Sin embargo, "la prueba solo puede provenir del análisis de más murciélagos, otros posibles animales huéspedes y muestras de tejido preservadas en hospitales chinos almacenadas entre septiembre y diciembre".
Los especialistas publicaron recientemente los resultados de la primera fase de su investigación sobre la propagación original del SARS-CoV-2 y, en su último avance, ampliaron su base de datos a mil 001 secuencias de genomas de ese coronavirus gracias a su análisis de las cepas con una red filogenética: un algoritmo matemático que puede mapear el movimiento de los organismos por la mutación de sus genes.
Esos científicos consideran que, mientras más cepas se analicen, más cerca estarán de encontrar el origen de la propagación del patógeno mortal. Se espera que este proyecto de investigación ayude a entender cómo ocurrió realmente la transmisión del virus hasta convertirse en una pandemia, además de servir para prevenir casos similares en el futuro.