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Julieta Cardona

18/03/2018 - 9:32 am

Fortuna

Porque en nuestra nublada occidentalización, creemos que la fortuna se mide en términos materiales. Para nada llegamos a pensar que somos accidentes cósmicos –en principio–, luego geográficos: puntos que alguien pintó. Pero la fortuna, lo juro por todos los dioses del mundo, es otra cosa.

“… en nuestra nublada occidentalización, creemos que la fortuna se mide en términos materiales”. Foto: Julieta Cardona

Mientras más me sumergía en Los Himalayas, escalaba piedras y veía el café de la tierra pegado a las montañas, más me preguntaba qué es la fortuna. Me pasó que escuché a personas decir, entre gajos de sabe qué cosa y tonterías de nacionalidad “¡Pero mira qué fortuna no haber nacido aquí!”, y luego acentuaban el estado de bienestar de su –intachable– lugar de origen. También escuché: “Cuando los ves te das cuenta de qué tan afortunado eres de no estar en su lugar”, refiriéndose a los maleteros que cargan, sobre la espalda, casi dos veces su propio peso.

Porque en nuestra nublada occidentalización, creemos que la fortuna se mide en términos materiales. Para nada llegamos a pensar que somos accidentes cósmicos –en principio–, luego geográficos: puntos que alguien pintó. Pero la fortuna, lo juro por todos los dioses del mundo, es otra cosa.

Los maleteros caminan todo el día –a veces durante días– y son hábiles como serpientes, se deslizan por caminos empinados transportando cualquier cosa a las aldeas suspendidas en la altitud: papel de baño, agua embotellada, mierdas con azúcar, medicinas, güisqui, ron, cerveza, papas fritas, mierdas selladas en bolsas de plástico, cosas que los turistas tachamos de básicas –y, por lo tanto, necesarias–: llevan misceláneas enteras en la espalda para que el comercio no deje de fluir. También llevan pedazos de infraestructura: tubos de drenaje, sillas de metal, cubetas, docenas de varillas de acero, fregaderos de cocina, retretes estándares porque a los westerners nos incomoda cagar de cuclillas.

¿Será fortuna nacer perro de abolengo o lobo estepario casta brava en medio de dos que tres aullidos y luego hectáreas amarillas y después silencio y también libertad?

Cierro los ojos y me imagino siendo el maletero que va cargando una docena de vigas macizas de madera. Mi fuerza no está en mi espina dorsal sino en mi espíritu irrompible de mujer sherpa. Soy un águila que no pelea contra el viento helado de las alturas. Soy el cinturón de estrellas que jamás estará cerca de la Tierra. Soy la partícula de oxígeno replegada en tu garganta. Soy los pastos verdes. Soy más una cosa y menos de la otra. Voy caminando y nada se ve tan lejos. Soy una serpiente con sandalias, con los pies pelados, los dientes pelados y los sueños pelados, pero eso sí: con el corazón sereno, y siento, de verdad siento, que me atraviesa la fortuna.

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