“La adopción de la informática por los países del Tercer mundo y la aplicación de una política en este ámbito les permitirá acceder al mismo nivel de desarrollo que los países industrializados”, previó en 1978 la Oficina Intergubernamental para la Informática de la UNESCO. Hoy en día, estamos en los primeros pasos de una nueva revolución tecnológica: la Inteligencia Artificial. Este tipo de sistemas “ampliarán las capacidades humanas, no las sustituirán”, propone el experto en la materia Guruduth S. Banavar. Esto supone que las sociedades, dependiendo de sus avances tecnológicos, continuarán ampliando o reduciendo sus respectivas brechas de desarrollo. Todo depende del futuro al que le apuesten y por el cual estén invirtiendo en el presente. La pregunta es, ¿México aprovechará la oportunidad e invertirá en tecnología o la dejará pasar?
Ciudad de México, 18 de marzo (SinEmbargo).– México, comparado con otros países, invierte poco en ciencia, tecnología e innovación (CTI). De acuerdo con el “Informe sobre Ciencia hacia 2030” (2016), de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), nuestro país, hasta hace cuatro años, sólo invertía el 0.38 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en CTI, mientras que otros países más desarrollados –como Alemania, Estados Unidos y Francia–, en promedio, invertían el 0.82 por ciento.
En la actualidad, “México destina el 0.61 por ciento de su PIB [alrededor de 140 mil millones de pesos al año] en inversión tecnológica”, expresó a mediados del año pasado Luisa Fernanda González Arribas, Subdirectora de Información del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Aún así, la nación sigue abajo en inversión.
La carrera tecnológica que apuesta por la Inteligencia Artificial es de resistencia, no de velocidad. “Se requieren al menos 50 años para que una nueva tecnología se desarrolle y después prolifere en la vida de todo mundo. Actualmente estamos en las primeras etapas de una nueva revolución tecnológica, de la era cognitiva”, mencionó en el Conacyt, el Dr. Guruduth S. Banavar, jefe de la oficina de Ciencia y Cómputo Cognitivo y vicepresidente de Investigación de IBM.
Eso quiere decir que nuestro país no sólo está a tiempo de comenzar a invertir en esta área de conocimiento, sino que también está a tiempo de enmendar la brecha tecnológica que lo limita.
“En los dos sistemas de investigación más grandes del país, que son el del Conacyt y el de los centros de la UNAM, no existe ningún centro dedicado a computación de Inteligencia Artificial […]. Hay poca investigación y desarrollo en empresas y la educación es deficiente, en particular a nivel medio y licenciatura”, aseveró el Dr. Luis Enrique Sucar, investigador del departamento de Computación del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
Hoy en día, debido a que existe una enorme cantidad de información no estructurada, es decir, datos que se duplican cada año y que crecen sin parar, llega un momento en que nuestra capacidad cognitiva se ve limitada para seguir analizando e incorporando información a nuestras observaciones. Para eso necesitamos a la Inteligencia Artificial: para asistirnos en el análisis de datos. Máquinas que aprendan y que razonen para ampliar las capacidades de conocimiento de la Humanidad y mejorar la vida, “dándole a las personas mejores opciones para tomar decisiones”, dijo Guruduth.
“Todo el tiempo tomamos decisiones importantes que afectan nuestra vida […] sin conocer toda la información, y sucede que estamos pagando el precio por no saber [más]. Sabemos muchas cosas de muchos sistemas que tenemos, pero imagínense que en lugar de tomar todas las decisiones en la oscuridad, tuviéramos un asistente cognitivo o una máquina que nos ayudara a tomar mejor decisiones. Esta máquina o sistema cognitivo crearía una sociedad con una persona […] para mejorar la experiencia, el conocimiento”, explicó.
“Estas máquinas no solamente entienden los datos a lo largo de un periodo de tiempo, sino que son capaces de aprender y procesar información nueva, incorporarla por medio del aprendizaje y del razonamiento. Estos sistemas van a ser muy importantes para la toma de decisiones en todos los ámbitos de nuestras vidas”, ahondó.
Sin embargo,Guruduth enfatizó que a pesar de que la Inteligencia Artificial ejercerá un papel decisivo en el mundo del mañana, las decisiones finales las seguirán tomando las personas, porque la Inteligencia Artificial “no sustituirá capacidades humanas sino que habrá de complementarlas”.
De acuerdo con el especialista de IBM, la implementación de la Inteligencia Artificial en todas las industrias traerá como consecuencia una transformación de las mismas, y aunque algunas funciones humanas (empleos) sean sustituidas en el mercado, siempre existirá un proceso de “demanda elástica”, o bien, la creación de nuevas vetas de trabajo, ya que en su opinión, las máquinas nunca serán capaces de hacerlo todo, como nosotros tampoco. Por ello es necesario complementarnos, indicó.
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“No debemos tener medio a las tecnologías nuevas y ser aprehensivos”, es el mensaje central de Guruduth. A largo plazo no sabemos que pasará con la tecnología. Recordó que “el 90 por ciento de los datos que el mundo tiene actualmente se generó en las últimas dos décadas, […] y es tan grande el tsunami de información que se nos viene encima, que para el 2025 van a existir 165 zettabytes [mil billones de gigabytes] de información y no sabemos cómo vamos a utilizar tal cantidad de datos”.
Lo único certero es que la aplicación práctica de la Inteligencia Artificial está relacionada con la enseñanza, afirmó el experto de IBM. “Hay que repensar los sistemas educativos de todas las especialidades para proporcionarle a las nuevas generaciones las habilidades que se adapten a los nuevos requerimientos tecnológicos”, dijo. “Una de esas habilidades -agregó- es la capacidad de trabajar en conjunto con las máquinas”.
¿Y MÉXICO, QUÉ DEBE HACER?
Para el Dr. Luis Alberto Muñoz Ubando, especialista en esquemas de negocios y Profesor de Carrera Asociado C del Departamento de Manejo de Zonas Costeras de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación (UMDI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la industria y la academia, apoyados por las instituciones de gobierno, deben de trabajar en conjunto para impulsar el desarrollo tecnológico en el país.
“Pensar que es únicamente el sector privado el que puede trabajar en el sector de la innovación es un craso error. [Los empresarios] tenemos que pensar, también, en cómo apuntalar la relación con la academia”, refirió. El también empresario concordó con el Dr. Sucar acerca de que en nuestro país no hay suficientes centros de investigación en ciencia, tecnología e innovación, y dijo que la industria debería apoyar a los estudiantes para impulsar a futuros especialistas en materia de tecnología.
Por su parte, el Dr. Luis Enrique Sucar manifestó que la educación es lo más importante. En su opinión, la instrucción básica y media debe cambiar y hacer “énfasis en habilidades de pensamiento computacional”; en los estudios superiores deben de “incluirse las bases matemáticas e impulsar la formación multidisciplinaria”; además de que en los posgrados es menester “permitir la investigación de frontera, de mayor riesgo, e incrementar los doctorados de calidad en computación y en Inteligencia Artificial”.
En su opinión, amén de fortalecer la formación de estudiantes y crear centros de investigación en la materia, México debe “definir áreas prioritarias”, es decir, apoyar los proyectos y colaboraciones que hoy en día existen en el país, así como “facilitar la transferencia de tecnología y generación de empresas”.
El economista Efrén Octavio Flores, Director y Conductor del programa “Estrategia de Negocios” de Grupo Fórmula, concordó en que es necesario mejorar la educación. Sin embargo, explicó, es indispensable que tanto el sector público como empresarial generen estímulos a nivel nacional con la finalidad de alentar el desarrollo de nuevas tecnologías.
En México “no hay innovación. No hay [gran] impulso ni por parte del sector privado ni por parte del sector público a la innovación y a la creación, la invención […]. Acabamos de ver el plan o la nueva iniciativa que acaba de presentar el Gobierno […]. Es gravísimo que en un país del nivel de México […], apenas estemos enseñándole a nuestros niños a entender, no a memorizar. Vamos, en ese sentido, muy atrasados aún cuando hay muchos cerebros y capitales en nuestro país. El problema es que no hay estímulos”.
LA IA EN LA ACTUALIDAD
“Enseñarle a una máquina a entender el lenguaje es el problema más difícil para solucionar con respecto a la Inteligencia Artificial […]. El idioma es extremadamente complicado, y el idioma es la forma más alta de cognición que nos hace diferentes de otros animales”, indicó el Dr. Guruduth S. Banavar.
A la fecha, existen algoritmos muy complejos para generar máquinas capaces de entender y responder preguntas. Tal es el caso de “Watson”, la supercomputadora de IBM que combina tecnología de Inteligencia Artificial con un software analítico muy avanzado.
Las máquinas más avanzadas -como “Watson”, nombrada así en honor al fundador de IBM Thomas J. Watson-, son capaces de analizar una pregunta y elegir la respuesta más adecuada, según la cantidad de información disponible. Lo que hace es descomponer frases y establecer relaciones entre palabras, para luego, comparar grandes cantidades de datos, descartar información y, finalmente, elegir la opción más probable.
Aunque no podemos saber si la humanidad tendrá algún día a un “HAL 9000”, la supercomputadora de la película “2001: Odisea del Espacio” (1968) que tenía la capacidad de sentir y razonar; y a pesar de que no sabemos cómo se comportarán las máquinas en el futuro, para Guruduth, lo importante es seguir estudiando y desarrollando esta tecnología que aún se encuentra en pañales.
“No podemos saber lo que aún no podemos saber. Las máquinas se comportarán conforme vayamos enseñándolas, pero lo cierto es que ellas aprenderán hasta nuestros defectos -si se los enseñamos-“, opinó.
En ese sentido, la cuestión más elemental acerca de la Inteligencia Artificial recae en la manera en que habremos de utilizar la tecnología, si será para impulsarnos o hundirnos; y la cuestión es cómo aprender con ella a engrandecer el potencial humano.