La hipótesis del “entierro con flores” no sólo capturó la imaginación popular sino que provocó el replanteamiento de esta especie -hasta entonces considerada “no inteligente”- y abrió un debate que se ha extendido durante décadas y que ha dividido a la comunidad científica entre los que creen que los neandertales practicaban rituales de muerte y los que no les creen capaces de tal sofisticación cultural.
Madrid, 18 feb (EFE).- Un equipo de investigadores ha descubierto en la Cueva Shanidar -en las estribaciones del kurdistán iraquí- un esqueleto de neandertal que será clave para investigar las prácticas mortuorias de esta especie humana extinguida hace unos 40 mil años.
El esqueleto -el primero que aparece en más de veinte años- ha sido descubierto en uno de los yacimientos más importantes de la arqueología del último siglo, la Cueva Shanidar, excavada por primera vez en la década de 1950 por el arqueólogo Ralph Solecki.
De aquella excavación salieron a la luz los restos parciales de nueve hombres, mujeres y niños neandertales. Unos estaban agrupados y otros tenían restos de polen antiguo alrededor, detalles que para Solecki eran una prueba de que estos humanos enterraban a sus muertos y utilizaban flores en sus ritos funerarios.
La hipótesis del “entierro con flores” no sólo capturó la imaginación popular sino que provocó el replanteamiento de esta especie -hasta entonces considerada “no inteligente”- y abrió un debate que se ha extendido durante décadas y que ha dividido a la comunidad científica entre los que creen que los neandertales practicaban rituales de muerte y los que no les creen capaces de tal sofisticación cultural.
Medio siglo después, un equipo de investigadores ha regresado a la vieja zanja de Solecki para recoger nuevas muestras de sedimento, y ha descubierto los huesos aplastados del cráneo y del torso de un nuevo neandertal: “Shanidar Z”.
Los primeros análisis sugieren que tiene más de 70 mil años de antigüedad y, aunque el sexo está por determinar, los dientes indican que se trata de un “adulto de mediana a avanzada edad”.
El descubrimiento, publicado hoy en la revista Antiquity, ha sido realizado por científicos de las universidades John Moores de Cambridge, Birkbeck y Liverpool, con la colaboración de la Dirección General de Antigüedades del Kurdistán y la Dirección de Antigüedades de la provincia de Soran.
El hallazgo ayudará a avanzar en la comprensión de esta especie humana porque “hace sesenta o incluso cien años, las técnicas arqueológicas eran más limitadas” pero con las tecnologías modernas y el ADN antiguo se podrán desvelar “muchas preguntas que nos hemos hecho hasta ahora”, explicó Emma Pomeroy, del Departamento de Arqueología de Cambridge, autora principal del artículo.
La nueva excavación en la Cueva Shanidar comenzó en 2014, de la mano de Graeme Barker, del Instituto McDonald de Arqueología de Cambridge, pero solo dos días después, la amenaza del ISIS obligó a paralizar el proyecto hasta el año siguiente.
“Pensamos que con suerte podríamos encontrar los lugares en los que se encontraron los restos neandertales en los años 50, para intentar datar los sedimentos circundantes. En ningún caso esperábamos encontrar nuevos huesos de neandertal”, recordó Barker.
Pero en 2016, en una de las partes más profundas de la zanja, una costilla emergió de la pared, seguida de una vértebra lumbar, y de los huesos de una mano derecha apretada. Tras excavar cuidadosamente los sedimentos de la zona, el equipo extrajo el esqueleto.
En 2019, apareció un cráneo completo, aplanado por miles de años de sedimento, y los huesos de la parte superior del cuerpo casi hasta la cintura, con la mano izquierda colocada bajo la cabeza como un pequeño cojín.
Junto a todos estos restos -que están siendo escaneados-, los investigadores están analizando algunas muestras de sedimentos hallados en la zona como conchas, huesos de ratones y caracoles antiguos, y rastros de polen y carbón vegetal, elementos que podrían ofrecer nueva información sobre aspectos cotidianos de los neandertales como la cocina o el famoso “entierro con flores”.
Para Barker, hay “fuertes evidencias de que Shanidar Z fue enterrado deliberadamente” y “si los neandertales utilizaban la cueva de Shanidar para enterrar repetidamente a sus muertos, su comportamiento “muertos, sugeriría una complejidad cultural de alto orden”, concluye.