Carlos A. Pérez Ricart
18/01/2024 - 12:04 am
Saldos de las precampañas: ganadores y perdedores
"Si las precampañas no sirvieron para cambiar la aguja de las encuestas, ¿para qué sirvieron?".
Este jueves terminan las precampañas, periodo en el que las candidatas presidenciales tuvieron sesenta días para dirigirse a los militantes y simpatizantes de los partidos que las postulan. ¿Cuál es el saldo? ¿Quién ganó? ¿Quién perdió?
Empezamos por los números. En noviembre de 2023, la encuesta de El Financiero daba 50 puntos de preferencia bruta a Claudia Sheinbaum y 31 a Xóchitl Gálvez. Es decir, una diferencia de 19 puntos porcentuales. La que publicó esa misma casa encuestadora el cuatro de enero, apuntó una diferencia de 22 puntos. Es decir, tres más que el registro anterior. Hay otras encuestas como SIMO, Mitofsky y Parametría que cuentan una historia similar.
A reserva de conocer nuevos números la próxima semana, podemos decir, con alguna certeza, que la precampaña no sirvió para que Xóchitl Gálvez acortara la brecha con la puntera, Claudia Sheinbaum. Por el contrario, todo indica que la distancia entre una y otra candidata se amplió todavía más. En ese sentido, el primer saldo de la precampaña parece incontrovertible: la candidata de la oposición está tan lejos como en noviembre de alcanzar la silla presidencial. El problema para ella no es tanto la distancia, sino el tiempo a su disposición para recortarla. Cada día más, es un día menos.
Cuando escribo estas líneas faltan veinte semanas para la elección presidencial. Una diferencia de más de veinte puntos porcentuales (tirando por lo bajo) hace que Gálvez tuviera que sumar a razón de un punto porcentual por semana. O, lo que es lo mismo, 620 mil votos cada siete días a partir de hoy y hasta el dos de junio. Un mundo.
Si las precampañas no sirvieron para cambiar la aguja de las encuestas, ¿para qué sirvieron?
Claudia Sheinbaum recorrió el país una vez más y, con su presencia en territorio, logró impedir, o cuando menos diluir, algunas rebeliones que se avisaban al interior de Morena. Contrario a lo que se podía esperar, los escándalos por el reparto de candidaturas han sido mínimos y aquellos que sí han existido, se han mantenido bajo el radar de la opinión pública. En más de un sentido, Sheinbaum ha fungido no solo como precandidata, sino como jefa de partido. El saldo de su precampaña es positivo.
Del lado de la oposición, no hay buenas noticias. No solo está la cuestión de los números que apenas se movieron, sino de la poca solidez que proyecta la coalición que la abraza. El escándalo de Marko Cortés en Coahuila es menos interesante por la corrupción que revela que por la fragilidad que delata en las filas del frente opositor. La alianza “Fuerza y Corazón por México” está agarrada de alfileres y amenaza con desgajarse. ¿Fue Coahuila solo un aviso? Lo veremos en las próximas semanas.
El discurso del domingo de Xóchitl Gálvez en la Arena Ciudad de México ante más de veinte mil personas ha sido leído por sus acólitos como una resurrección de su candidatura.
Guadalupe Loaeza, sin ir más lejos, escribió para Reforma que el discurso de Gálvez le “devolvió la fe y la esperanza”. “Qué alivio y qué ilusión haberte recuperado”, escribió Loaeza, quien hace apenas dos semanas había firmado una columna demoledora sobre la candidata de oposición. Otros más, en ese y otros diarios, vieron en el último evento de la precampaña una Xóchitl “guerrera y aguerrida; echada pa’lante; retadora” (Catón, Reforma, 17 de enero). La narrativa de que “Xóchitl está de regreso” aparece en todos los medios como verdad irrebatible. No lo es.
Más allá de la verosimilitud o no de la apreciación, lo cierto es que flaco favor le hacen a su candidata al volver a inflar sus cualidades. “Lo que natura no da, Salamanca no lo presta”, deberían recordar los más fervientes Xochitllovers. Ya se equivocaron en julio de 2023, cuando creyeron ver en uno, dos o tres destellos fugaces de Xóchitl Gálvez la conformación de una aurora boreal. Se equivocaron y el globo se desinfló a las pocas semanas. Desde entonces, la candidatura de Xóchitl Gálvez naufraga entre la irrelevancia y el descrédito. Repetir la estrategia en enero de 2024 no va a rendir mejores frutos. “La historia ocurre primero como tragedia y después como farsa”, sentenció Marx.
En el siguiente periodo, el de intercampaña, los candidatos no podrán llamar al voto, participar en debates, ni aparecer en spots o mesas de análisis. Son cuarenta días de limbo electoral que poco o nada cambiarán el escenario. El primero de marzo volverán las candidatas al ring de boxeo, Para entonces, el sonido de la campana estará cada vez más cerca de sonar.
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