Según reconoce la Academia Americana de Pediatría, las primeras vacunas disponibles se han autorizado para uso de emergencia en adultos y adolescentes que tienen por lo menos 16 años de edad. ¿Qué va a suceder entonces, van a vacunarse los niños frente a la COVID-19?
Madrid, 18 de enero (Europa Press).- El pasado mes de diciembre se inició en España la vacunación frente a la COVID-19, con la vacunación de las personas que viven en las residencias de ancianos y en la actualidad se están vacunando también los sanitarios.
El orden de prioridad para la vacunación frente al SARS-CoV-2 coloca en último lugar a los niños, en quienes se está viendo que, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), se presenta “una menor frecuencia de enfermedad y un curso más leve” de la misma.
Además, según reconoce la Academia Americana de Pediatría, las primeras vacunas disponibles se han autorizado para uso de emergencia en adultos y adolescentes que tienen por lo menos 16 años de edad. ¿Qué va a suceder entonces, van a vacunarse los niños frente a la COVID-19?
En una entrevista con Europa Press, el doctor Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la AEP explica que se ha fijado en los 16 la edad mínima para vacunar en un principio porque no habían entrado en los ensayos clínicos. Ahora bien, resalta que, aunque aún no han entrado los niños menores de 12 años, sí lo han hecho ya los de 12 a 16 para Comirnaty (la vacuna contra el SARS-CoV2 de Pfizer-BioNTech), y de 12 a 18 para la vacuna de Moderna.
“Por eso, si hubiera un grupo de riesgo muy vulnerable entre 12 y 16, o entre 12 y 18, para cada una de las vacunas, sería mayor el beneficio que el riesgo, y se podrían vacunar con el consentimiento de los padres y de los adolescentes”, sostiene el experto en vacunas.
A día de hoy, según aclara, se suele incluir a los niños en los ensayos clínicos de las vacunas si la enfermedad inmunoprevenible les afecta. “Lo que sucede es que en este caso al no ser los niños trasmisores y sí víctimas, entran en último lugar”, afirma el doctor Álvarez.
Por otro lado, el especialista de la AEP subraya que “actualmente, salvo grandes discapacitados, los niños no son un grupo de riesgo especial y no serán los primeros en vacunarse”.
Por su parte, la profesora Carmen Álvarez-Domínguez, investigadora en Inmunoterapia de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) e inmunóloga indica que hasta que no haya datos suficientes de la vacunación en ensayos clínicos frente al SARS-CoV-2 en niños, así como en embarazadas, estos no serán incluidos en los grupos para la inyección, salvo si se trata de personas con un alto riesgo.
“Pero sí se les vacunará en cuanto se tengan datos de los ensayos clínicos. En cuanto sepamos qué ocurre con los voluntarios de los ensayos clínicos, sí se podrán vacunar”, aclara la experta.
A su vez, Quique Bassat, investigador ICREA del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, cree importante recalcar que, hasta la fecha, no se han probado en suficientes niños las vacunas contra este coronavirus como para que se pueda aprobar su uso de forma generalizada.
“Hará falta hacer un estudio adicional. Pero los niños no son población de riesgo, ni los que más infectan a otros, o los que más se infectan o los que más enferman. Por eso, deberían ser los penúltimos en vacunarse”, sostiene el también pediatra y epidemiólogo de formación, y experto en vacunas. Sí es importante, a su juicio, que el personal de escuelas y guarderías se incluyan dentro de los grupos prioritarios de vacunación, si se mantienen las escuelas abiertas.
“La mayoría de los niños se contagian por contactos familiares, principalmente de los adultos. Sí son contagiosos, aunque menos que los adultos; siendo los menos contagiosos los más pequeños. En comparación con los adultos, los niños ingresan en los hospitales mucho menos que los adultos, debido principalmente a una menor frecuencia de enfermedad y a un curso más leve. El riesgo de precisar hospitalización es mayor en niños menores de un año y en aquellos con alguna enfermedad de base”, agrega.
EL CASO DE LAS MADRES LACTANTES Y EMBARAZADAS
En última instancia, el doctor Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la AEP, recuerda que los científicos aconsejan no suspender la lactancia materna de cara a la vacunación frente al SARS-CoV-2 y priorizar la inyección en las madres lactantes de riesgo.
Desde la web de E-Lactancia, referente en la materia, dedicada a evaluar e informar sobre la compatibilidad de los fármacos con la lactancia materna, concede a esta vacuna la calificación de “Riesgo bajo para la lactancia. Bastante seguro. Probablemente compatible. Riesgo leve o poco probable”, en su fecha de actualización de 21 de diciembre de 2020.
A su vez, señala que, a fecha de última actualización, no se encuentran datos publicados sobre su excreción en leche materna, ni de sus efectos en la lactancia o en los lactantes; al tiempo que subraya que las madres lactantes han estado excluidas de todos los ensayos realizados