Las cifras son irrefutables. En 2015, México fue el duodécimo país del mundo por el volumen de su comercio internacional, de 775.982 millones de dólares; 380.750 millones de dólares en exportaciones y 395.232 millones de dólares en importaciones, de acuerdo a datos proporcionados por la Secretaría de Economía.
Por Martí Quintana
Ciudad de México, 18 de enero (SinEmbargo/EFE).- En vigor desde 1994, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que Donald Trump busca renegociar, es para México un arma de doble filo, pues ayudó a incrementar enormemente sus exportaciones, pero lo ató más que nunca a Estados Unidos, su principal socio comercial.
“No es tan sencillo para un productor mexicano voltear a otro mercado, porque hay una mutua interdependencia de comercio e inversiones con Estados Unidos”, dijo a Efe el especialista en Negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey Manuel Valencia.
Las cifras son irrefutables. En 2015, México fue el duodécimo país del mundo por el volumen de su comercio internacional, de 775 mil 982 millones de dólares; 380 mil 750 millones de dólares en exportaciones y 395 mil 232 millones de dólares en importaciones, de acuerdo a datos proporcionados por la Secretaría de Economía.
Del total de ventas, el 81.2 de ellas fueron hacia Estados Unidos, y del país vecino se importaron el 47.3 por ciento de los insumos.
“En 1990, México exportaba 27 mil millones de dólares, y actualmente son unos 380 mil”, recordó el profesor titular de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Carlos Javier Cabrera.
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Es indudable la relevancia del TLCAN -que facilita el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá- aunque no todos los especialistas lo valoren positivamente.
El acuerdo “no ha tenido un efecto en la economía mexicana porque no ha hecho que crezca, pues esta ha tenido un crecimiento promedio más o menos del 2 por ciento” en los últimos 20 años, un dato “insuficiente” para el país y menor a la de décadas precedentes, señaló Cabrera.
Para el economista Luis de la Calle, que participó en el equipo negociador mexicano del TLCAN hace un cuarto de siglo, este acuerdo es “uno de los más profundos del mundo” por ser capaz de unir dos países ricos con uno en desarrollo y fruto de una “negociación muy ambiciosa”.
Para el presidente de la American Chamber of Commerce de México Capítulo Monterrey, Alberto L. de Armas, el TLCAN ha supuesto una “lista larga de bondades”, entre ellas la creación de una base “jurídica y económica” para el intercambio comercial.
E internamente, ayudó a profesionalizar a muchos mexicanos, aseguró.
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Para Valencia, impulsó “mucho crecimiento” en regiones enteras, como la del Bajío, y la detonación de industrias tan importantes como la automotriz, principal fuente de entrada de divisas a México.
En contraposición, “no pudimos deshacernos de una dependencia que tenemos con Estados Unidos desde hace más de cien años”, añadió.
La investidura este viernes de Donald Trump como XLV presidente de Estados Unidos pone el TLCAN en una encrucijada, pues el republicano ya anunció que debe ser remodelado porque perjudica la industria, el comercio y el empleo de la primera potencia mundial, en beneficio de su vecino del sur.
Para De Armas, en la renegociación se trata de buscar “oportunidades de evolución”, incluyendo apartados como el comercio electrónico o mejorando temas jurídicos.
Mientras que De la Calle apuntó a campos con “enorme potencial” como los servicios de salud o potenciar el intercambio de productos agropecuarios.
Para Cabrera, debería incluir cláusulas medioambientales, pero considera difícil que Trump, negacionista del cambio climático, aborde este tema.
Lo peor es la incertidumbre generada por el magnate neoyorquino y sus mensajes proteccionistas, pues impacta en los planes de inversión al país, reconoció el representante de la Amcham.
Así sucedió a principios de enero con la cancelación de una inversión de Ford de mil 600 millones de dólares en una planta automotriz en San Luis Potosí.
No existe un remedio absoluto, pero los expertos apuestan por expandir el comercio hacia América Latina, la región Asia-Pacífico o la Unión Europea, echando mano de los múltiples acuerdos de México.
Actualmente, la nación cuenta con una red de 12 Tratados de Libre Comercio (TLC) con 46 países, 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 33 países y 9 acuerdos de alcance limitado.
“El futuro es diversificar hacia otros mercados, pero el costo logístico no es tan atractivo”, remarcó Valencia.
No obstante, Cabrera señaló que el camino es largo: “Hay buena diplomacia comercial y acuerdos impecables, que no funcionan en términos de diversificar el sector externo mexicano”.
Pragmático, De la Calle consideró que para “equilibrar la discusión política” con Estados Unidos, México debe empezar a importar de otros países tan cercanos como Canadá o lejanos como Australia, productos que hoy compra a su vecino del norte, como el trigo o la carne.