El éxito de BioNTech muestra la importancia que tiene el apoyo de la investigación a largo plazo que puede tener frutos que inicialmente no están ni siquiera en los planes de los científicos.
Berlín, 17 de diciembre (EFE).- La vacuna contra el coronavirus desarrollada por la empresa alemana BioNTech en cooperación con la estadounidense Pfizer, es el resultado de un trabajo de más de una década en el que se había desarrollado una tecnología pensando en otras enfermedades que fue clave de cara a la lucha contra la pandemia.
“Estamos trabajando desde hace 13 años con la idea que con la tecnología ARNm (ácidos ribonucleicos mensajeros) podíamos lograr triunfos en la lucha contra distintas enfermedades”, dijo uno de los fundadores de la empresa, Uygur Sahin, durante una teleconferencia con la Canciller alemana, Angela Merkel, y los ministros de Sanidad, Jens Spahn, y Ciencia, Anja Karlizeck.
Originalmente, la idea de Sahin y su socia y esposa, Özlem Türeci, era utilizar esa tecnología para desarrollar terapias novedosas contra el cáncer.
Los dos científicos, según recordó hoy Sahin, fueron apoyados desde que estaban en la universidad, luego fueron respaldados para crear su empresa como emprendedores y posteriormente también para ampliar el objetivo de su investigación a las enfermedades infecciosas.
“Se nos apoyó en la universidad, se nos apoyó para lanzar la empresa lo que fue importante para ganar inversores y se nos permitió no sólo aplicar la tecnología al cáncer sino a enfermedades infecciosas”, dijo Sahin.
Karlizeck dijo que el éxito de BioNTech muestra la importancia que tiene el apoyo de la investigación a largo plazo que puede tener frutos que inicialmente no están ni siquiera en los planes de los científicos.
“A veces se me pregunta para qué se apoyan determinados proyectos. Se trata muchas veces de sentar las bases científicas para enfrentar retos que todavía desconocemos”, dijo Karlizeck.
Merkel le preguntó a los científicos en qué momentos habían pensado por primera vez que el trabajo que estaban haciendo podía servir para hacer frente al coronavirus.
“Lo recuerdo perfectamente. El 24 de enero en el desayuno decidimos empezar”, respondió Türeci.
“A partir de una publicación sobre lo que estaba ocurriendo en Wuhan pensamos que era probable que se desatara una pandemia y optamos por pasar de las terapias contra el cáncer a dedicar nuestros recursos al desarrollo de una vacuna. Desde entonces no se ha dejado de trabajar un solo día en ese programa”, agregó.
En ello, como indicó Sahin, ha sido clave la cooperación internacional, parte clave de la cual ha sido la asociación con Pfizer.
“Creo que ustedes se pueden sentir orgullosos y que nosotros nos podemos sentir orgullosos de que que la primera vacuna contra el coronavirus salga de Alemania”, dijo por su parte el ministro Spahn.
ACUERDO CON PFIZER PARA PRODUCIR Y DISTRIBUIR LA VACUNA
“Sabíamos que nuestra pequeña empresa no estaría en condiciones de distribuir miles de miles de vacunas. Por eso emprendimos una asociación con otra que está desde hace años en el sector. Pero no solo hubo cooperación con Pfizer sino con muchas otras empresas para por ejemplo el suministro de material”, dijo Sahin.
Merkel felicitó a los investigadores por lo que habían logrado y dijo que “si pensamos en la gente que muere actualmente por coronavirus sabemos cuántas vidas pueden salvarse con la vacuna”.
Sahin, de 55 años, llegó a Alemania con sus padres, dos inmigrantes turcos, a los cuatro años; su esposa y colega Türeci, dos años más joven, igualmente de raíces turcas, nació en Lastrup, en el centro del país.
Juntos fundaron Ganymed Pharmaceuticals y BioNTech, una farmacéutica con sede en la calle “An der Goldgrube” -literalmente, “Junto a la mina de oro”-, en Maguncia, capital del estado federado de Renania-Palatinado y ciudad vecina a la metrópolis financiera y banquera de Fráncfort.
Este matrimonio de científicos germano-turcos fundó BioNTech en 2008, con apoyo de varios socios. Presiden su junta directiva, de la que asimismo forman parte los estadounidenses Sean Marett y Sierk Poetting.