El médico Samuel Alari Pérez lleva tatuado en el brazo derecho los nombres de sus padres –Araceli y Germán–, quienes lo esperan.
El joven se hallaba en el municipio de Temascalcingo la última vez que se supo de su paradero. Su camioneta fue localizada abandonada en un paraje de El Oro, en los límites del Estado de México y Michoacán.
“Descartamos que sea un secuestro porque nunca hemos recibido una llamada”, dijo Nancy, su hermana.
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Ciudad de México, 17 de noviembre (SinEmbargo).– El doctor Samuel Alari Pérez Lara festejó el Día del Médico –el 23 de octubre pasado– junto a jóvenes en formación y en el Hospital Materno Perinatal de Toluca, Estado de México. “Me siento feliz”, escribió, y compartió fotografías en las que, efectivamente, una sonrisa llenaba su rostro. El domingo 12 de noviembre, 19 días después, el hombre, quien es descrito como “una buena persona, entregado a su trabajo”, se unió a los miles de casos de desapariciones en la entidad mexiquense.
Pérez Lara, de 31 años, renta un departamento en el centro de Toluca, colindante con uno de los nosocomios en los que labora. Es independiente, pero cercano a su familia. Volvía a casa de sus padres, en Ecatepec, en sus ratos libres. Lo haría el 12 de noviembre, pero algo pasó.
Araceli Lara, madre de Samuel, lo esperaba ese domingo. Le marcó, hubo tono pero no una respuesta.
“Él iba a regresar y jamás lo hizo”, lamentó Beatriz Villegas, prima del doctor, en entrevista con este diario digital.
Los padres del médico desaparecido acudieron a su domicilio y al hospital el lunes. Nada. No se presentó a trabajar. No había rastro. Sus compañeros y roomie también se quedaron con la idea de que se trasladaría hasta Ecatepec, como siempre. Su ausencia en el nosocomio fue el detonante.
“Él se encargaba de los estudiantes de residencia. Su responsabilidad era muy grande”, contó Villegas.
De acuerdo con la ficha de búsqueda de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), Pérez Lara se hallaba en el municipio de Temascalcingo, donde también trabajaba, la última vez que se supo de su paradero.
Las autoridades localizaron la camioneta intacta del doctor en el municipio de El Oro, en los límites del Estado de México y Michoacán.
El vehículo no tenía signos de coalición o agresión, y fue limpiado por dentro y por fuera, contó su hermana.
“Le quitaron toda la basura. De hecho mi hermano traía en la guantera papeleo del seguro, su tarjeta de circulación y nada de eso está. Ni el rosario del retrovisor. Todo le quitaron”, relató.
Cerca de las tres de la mañana del domingo 12 de noviembre, las redes sociales de Samuel mostraron actividad. Se conectó, pero no leyó los mensajes que le dejaron en las horas posteriores.
Hasta el momento no ha habido más datos porque los encargados del caso argumentaron que no quieren entorpecer las investigaciones.
LOS DÍAS DE AUSENCIA
El lunes 13, después de no encontrar respuestas, los familiares de Pérez Lara se presentaron ante las autoridades del estado gobernado por el priista Alfredo del Mazo Maza. Se abrió una carpeta y se emitió un boletín de urgencia –folio ODI/TOL/A1448/2017–.
En el documento, el médico, nacido el 1 de mayo de 1986, es descrito como un hombre robusto, moreno, de 1.78 metros de altura y 95 kilos de peso.
“Cara: Redonda. Cabello: Negro corto quebrado. Ojos: Café claro. Boca: Mediana. Mentón: Redondo. Bigote: Delgado. Frente: Amplia. Cejas: Pobladas. Nariz: Achatada. Labios: Delgados. Pómulos: Redondos. Barba: Completa”.
¿Sus señas particulares? Un lugar oscuro cerca del ombligo y un tatuaje en el brazo derecho, en el cual lleva escritos los nombres de su padre y madre –Germán y Araceli– quienes están destrozados.
“No podemos creer que haya desaparecido así porque sí. La gente no desaparece, la gente está en algún lado”, sostuvo su prima, Beatriz.
Llegaron el martes, el miércoles, el jueves, el viernes… Y la noticia fue la misma: ausencia. Sus familiares y amigos, mientras tanto, utilizaron las redes sociales para que el reporte llegara a más gente.
“Descartamos que sea un secuestro porque nunca hemos recibido una llamada”, dijo Nancy, su hermana.
“UNA PERSONA MUY QUERIDA”
Samuel es viajero. En julio, por ejemplo, tomó un avión para visitar provincias de Cuba. Le gusta la música, es fan de la cantante mexicana Lila Downs, según los registros que dejó en sus redes sociales. Acababa de terminar su residencia en ginecobstetricia. Trabajaba de noche y de día.
“Él era muy enfocado en lo que hacía. Su vida era su familia y su trabajo. Una semana antes habían ido al cine, con el estreno de una nueva película. Desde niño siempre fue muy tranquilo, es una persona muy querida”, narró la prima de Samuel.
“No se puede vivir con la incertidumbre de que alguien no está donde debe de estar, haciendo lo que tiene que estar haciendo. Es momento de reflexionar. Si sabemos que las autoridades no lo pueden resolver o no nos pueden dar una solución, usemos herramientas como redes sociales para que alguien sepa sobre este caso.
“El trato con autoridades es bien complicado. Ellos deben de saber exactamente qué está sucediendo. No creo que el caso de mi primo sea el único. Hay desapariciones en todo el país, y no podemos hacer como si no existieran”, destacó.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hasta julio del 2017 había 3 mil 832 personas no localizadas en el Estado de México.
La entidad mexiquense sólo se ubica detrás de Tamaulipas, donde había 5 mil 943 casos.
La información, reunida en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), reveló que a nivel nacional había al menos 32 mil 277 desaparecidos (23 mil 800 hombres y 8 mil 477 mujeres).
En agosto, SinEmbargo reportó que integrantes de los frentes organizados YoSoyMédico17, Movimiento Médico Nacional 22 de Junio y la Alianza de Trabajadores de Salud protestaron por la violencia a la que estaban expuestos los profesionales de la salud en México.