El autor y crítico de cómic español habló con SinEmbargo sobre el estado de los gobiernos de izquierda en América Latina, el auge de la derecha en Europa, además de compartir sus apreciaciones sobre las heridas que dejaron las dictaduras en el continente.
Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).– “La propaganda de la derecha sólo se la cree la izquierda, la derecha no” y “todos los bulos (noticias falsas) de la derecha los que se los creen son la izquierda”, planteó en entrevista el ilustrador, autor y crítico de cómic español Ángel de la Calle, quien acaba de reeditar en el Fondo de Cultura Económica su novela gráfica Pinturas de Guerra, un arduo trabajo de ficción sobre la vida de un grupo de pintores y artistas contemporáneos que sobreviven a finales de la década de 1970 en un París en el que evocan los sangrientos años de la revolución y las dictaduras en América Latina.
“Es decir: ningún bulo de la derecha contra la propia derecha impedirá a un sólo votante de la derecha que vaya a votar. Pero los bulos de la derecha sobre la izquierda harán que los de izquierda se queden en su casa porque ‘qué malos son todos, qué traidores y no sé qué’”, comentó el autor, quien hace unos días presentó su trabajo en la Feria Internacional del Libro (FIL) del Zócalo.
Ángel de la Calle expresó que el momento actual que se vive en América Latina le parece “muy interesante” porque la región ha retomado muy rápidamente el camino que trazó en la famosa “década ganada”, cuando los gobiernos de Ecuador, Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay tenían gobiernos progresistas, aunque recalcó lo que sucedió después cuando llegó la crisis y Latinoamérica volvió “a mirar al Imperio” con “gobiernos conservadores, represores, y claramente retrógrados, inmediatamente se le empieza a dar la vuelta otra vez por la izquierda, contra todo el aparato imperial, que es gigantesco”.
“Esto me parece que nos retrotrae también a la época en que yo hice esto porque yo a cuenta de una generación, la anterior a la mía, que es a la que le pasan estas historias, la idea es que fueron derrotados, pero en aquel momento eran los gobernantes y los gobiernos de esos países, todos decían ‘somos el espíritu de esa generación’, y ahora es la misma historia, ‘nosotros somos los continuadores de esto’, pero lógicamente nunca puede dejar al neoliberalismo, representante máximo, ideología de los conservadores económicos y culturales, no les puede dejar indiferentes”, indicó.
Como ejemplo de ello, ahondó cómo en los años 20 y 30, la derecha le dio el paso a la extrema derecha, y ésta a los nazis. “Sin (Franz) von Papen nunca hubiera sido Primer Ministro Hitler, la derecha tuvo la oportunidad de no dejarlo llegar, y no sólo lo dejó llegar sino que lo impulsó. Y como dice Gérard Depardieu en Novecento, la película de (Bernardo) Bertolucci: ‘¿cómo que los fascistas surgieron ahora?. No, hace tiempo que los patrones los estáis alimentando para que ahora lleguen’”.
“Pensar que las ideas conservadoras no van a continuar ahí cuando han tenido y tienen el aparato de difusión del conservadurismo más grande que existe, que es la Iglesia, es muy difícil, porque es evidente que, en materia de derechos, todo lo que la izquierda propone es todo contra lo que está la Iglesia: matrimonio igualitario, feminismo, ¿a quién te encuentra siempre enfrente?, ¿el último resorte ideológico cuál es? La iglesia Católica, o cualquier otra iglesia cristiana o musulmana, entonces siguen ahí y han estado siempre, lo que pasa es que el capitalismo no los ha necesitado hasta ahora, ahora que los necesita los trae”, ahondó.
Ángel de la Calle planteó que Jean-Luc Godard, “quien sale en este libro y murió por suicidio asistido hace poco tiempo”, tiene una frase que debe ser bien entendida: “La publicidad es el fascismo”. En ese sentido, ahondó:
“La publicidad cuando hablas de política se llama propaganda. Y es el fascismo porque miente, por ejemplo, el eslogan más famoso de la Coca-Cola es ‘la chispa de la vida’. […] En realidad este libro habla un poco de eso, porque habla de la falsificación en el arte, que es un poco lo mismo, es robar. La originalidad es lo más difícil de encontrar, y lo más importante, y la copia es lo más corriente”.
Y añadió: “Es una parte de lo que se habla en este libro, y se habla de la grandeza de una generación que, saliendo de los barrios de la clase media, la mayor parte de ellos, no sólo de los barrios proletarios, buscan decidirse a cambiar el mundo, como todos los jóvenes, van a llevarse el mundo por delante, y luego sucede lo que sucede”.
Ángel de la Calle expuso en ese sentido una diferencia entre los jóvenes europeos y los jóvenes latinoamericanos: “los europeos lo tienen todo y no quieren nada y los latinoamericanos no tienen nada y lo quieren todo, y me parece que es acertado, pero no pensándolo sólo en el aspecto material sino pensándolo en el aspecto de pensamiento y de día de vida, me parece súper acertado”.
El autor dijo que Pinturas de Guerra habla también de ser un desaparecido y ser torturado, como se expone a lo largo de la historia, que funde el pasado y el presente a lo largo de sus viñetas. En ese sentido, expuso que solo torturan los estados, “es decir, del mismo modo que los derechos humanos sólo los respetan los estados, porque una banda armada, o un narco, no esperas que respeten los derechos humanos, los tiene que respetar el Estado, pues la tortura es igual: sólo te tortura un miembro de las fuerzas de seguridad del Estado. Porque un tipo que viene, te secuestrado te pega un tiro, te corta la oreja, ese tipo es un delincuente, pero no te está torturando en el sentido que tenemos de tortura, lo tiene que hacer el Estado”.
“¿Qué hace el Estado cuando la ley no le gusta? No la aplica. Son torturadores, han detenido a gente ilegalmente, pero… por eso un desaparecido siempre es un torturado, por eso me interesó el tema en el libro también”.
En Pinturas de Guerra también está personificado el Imperialismo estadounidense a través de Steve Roger, involucrado en la Escuela de las Américas y en la conspiración de ese país para derrocar gobiernos elegidos democráticamente. Él, además de tener el nombre del Capitán América, está basado en un personaje real.
“Se basa en (Daniel Antony) Mitrione, el tipo que mataron los tupamaros de la película Estado de Sitio de Costa-Gavras. Es el tipo que iba enseñando a torturar desde la Escuela de las Américas hasta en Singapur, en todas partes, iba y enseñaba a torturar. Tú preguntas y es ‘un padre excelente’ y eso no tiene nada que ver. El tipo su misión era enseñar a torturar y formar en tortura a los policías y ejércitos de los países latinoamericanos, trabajaba de eso, y también, yo lo hago estar casado, basado en otro personaje, que es la agente (Michael) Townley, de la CIA, el marido de Mariana Callejas, son los tipos que pusieron la bomba que mató al general (Carlos) Prat, chileno, en Buenos Aires. Y eran los tipos de la casa, era real, porque eran escritores, no sólo pintores, y estaban ahí, y en ese se basa”.
Ángel de la Calle expusó en la plática que en realidad todos los imperios son iguales: “La historia del mundo es muy repetitiva, si fuéramos inmortales, sería un aburrimiento, porque es lo que hizo el Imperio Romano, antes el Cartaginés, antes los fenicios, hacen lo mismo siempre. Entonces, en esta época nos ha tocado tener el Imperio Americano encima y hace lo que sabe hacer: tener colonias y utilizarlos de mano esclava y si no puede ser, barata”.