Considerado como pieza fundamental del cine mexicano, Cazals realizó más de 20 películas en su vida, siendo la época de la estatización del cine nacional su mejor racha cinematográfica.
Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).- Los críticos Alonso Díaz de la Vega (El Universal y Gatopardo) y Leonardo García Tsao (La Jornada y TV UNAM) describen el cine de Felipe Cazals con grandilocuencia: como fundamental para el cine mexicano.
“Sus películas no solamente representaron lo nacional sino que demostraron un entendimiento pleno de nuestras opresiones, de nuestros errores”, refirió Díaz de la Vega en su cuenta de Twitter.
La lista de las 100 mejores películas mexicanas de la historia según Sector Cine, la cual reunió a 35 expertos del cine mexicano para actualizar el listado de 1994 por la revista Somos, marcaron dos películas de Cazals dentro del ranking: Canoa (1975) en séptimo lugar; y El Apando (1975) en el puesto 91.
A raíz de su reciente deceso, anunciado en la noche por medios oficiales y Rosa Eugenia Báez, esposa del cineasta, cabe preguntarse: ¿qué fue lo que hizo exactamente Felipe Cazals para que voces especializadas en cine y público en general lo coloquen como uno de “los grandes”?
Felipe Cazals Siena nació el 28 de julio de 1937 en la Ciudad de México, aunque fue registrado en Zapopan, Jalisco.
Mantuvo una educación básica en la capital del país; sin embargo, gracias a la facilidad por ser hijo de franceses, obtuvo una beca para estudiar en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos (IDHEC) en París, aunque al poco tiempo lo abandona.
A su regreso al país, después de trabajar en televisión y algunos cortometrajes, conoce a los cineastas Arturo Ripstein, Rafael Castanedo, Pedro F. Miret y Tomás Pérez Turrent, con quienes formaría el grupo Cine Independiente: una colectiva dedicada a la realización de cine experimental, según la biografía del cineasta realizada por la Cineteca Nacional.
Con la llegada de Luis Echeverría Álvarez a la Presidencia de México (1970-1976), también significó la instauración de Rodolfo Echeverría, hermano del Presidente, al mando del Banco Cinematográfico, dando paso a la estatización del cine nacional, periodo considerado por el historiador Emilio García Riera como “una época excepcional del cine mexicano”.
“Nunca antes habían accedido tantos y tan bien preparados directores a la industria cinematográfica ni se había disfrutado de mayor libertad en la realización de un cine de ideas avanzadas”, explicó el historiador en su libro Breve Historia del Cine Mexicano.
Además de su compañero Ripstein –junto con otros colegas como Jorge Fons, Paul Leduc, Alfonso Arau, Jaime Humberto Hermosillo, etc.– Cazals fue uno de los cineastas beneficiados por el control estatal del cine, trayendo consigo tres películas temáticamente unidas y que, conforme pasara el tiempo, el público la denominaría como “la trilogía de la violencia”: Canoa (1975), El apando (1975) y Las Poquianchis (1976).
CANOA: EL RETRATO DE UNA TRAGEDIA BASADA EN UN HECHO VERGONZOSO
La película retrata el hecho verídico del 14 de septiembre de 1968: unos jóvenes empleados de la Universidad de Puebla fueron linchados en el pueblo de San Miguel Canoa, Puebla al ser confundidos con comunistas, este prejuicio en gran medida fomentado por el sacerdote de la localidad.
El crítico de cine Jorge Ayala Blanco (Confabulario) caracteriza dicha película de múltiples formas, entre las que se incluye una “crónica multívoca de los hechos, reportaje sensacionalista, vivisección de mentalidad y fuerzas sociales en pugna, alegoría histórico política, film-ensayo, semidocumental novelado”, etc.
“Canoa no es sólo una película susceptible de inspirar múltiples lecturas, sino que exige todas ellas”, afirma Ayala Blanco en su libro La condición del cine mexicano.
La buena recepción de la película logró que en 1976 fuera galardonada con el Oso de Plata del Premio Especial de Jurado en el Festival de Cine de Berlín.
Cuarenta años después de su estreno, la prestigiosa distribuidora Criterion Collection incluyó el filme de Cazals en su acervo, lanzando una versión restaurada en 4K en formato DVD y Blu-Ray.
EL APANDO: LA ADAPTACIÓN DE UN SISTEMA PENITENCIARIO
En el mismo año en que estrenó Canoa, Cazals presentó El Apando, basado en un libro de José Revueltas y adaptado por el propio autor junto con el escritor José Agustín.
“El apando” es el nombre de la celda de castigo del antiguo Palacio de Lecumberri en la Ciudad de México: “la gloria de lo inmundo”, como define Ayala Blanco.
Dicha película cuenta la historia de tres presidiarios que intentan sobrevivir a la vida carcelaria en Lecumberri: Albino [Salvador Sánchez], Polonio [Manuel Ojeda] y “El Carajo” [José Carlos Ruiz]; sobre todo ante la necesidad de consumir drogas, cosa que verán de forma sencilla con ayuda de la madre de “El Carajo” y el apoyo de las parejas de Albino y Polonio “La Chata” [Delia Casanova] y “La Meche” [María Rojo].
Jorge Ayala Blanco ironiza la trilogía de la violencia al llamarla “la trilogía Alarma“, nombre inspirado en el periódico amarillista y cómo en las cintas de Cazals existe una exploración muy gráfica de la violencia y sus consecuencias, cosa que el crítico Ernesto DiezMartínez [Letras Libres] concuerda al llamar a El apando como uno de “los filmes más inquietantes en la historia del cine mexicano”.
LAS POQUIANCHIS: UN FRESCO RETRATO DE LA PERVERSIÓN
Basado en un hecho real, Felipe Cazals exploró junto con el guion de Tomás Pérez Turrent los crímenes de las hermanas González Valenzuela, apodadas “Las Poquianchis”.
Eva [Ana Ofelia Murguía], Delfa [Leonor Llausás] y Chuy [Malena Doria] son las protagonistas de esta historia, quienes para ganarse la vida sin mucho esfuerzo, “se aprovechan de la pobre de diversas familias de campo y de la inocencia de las mujeres para venderles falsas ilusiones”, detalla un texto dedicado al filme en el portal Cine O’Culto.
El mencionado Ayala Blanco le atribuye a Las Poquianchis una frescura al combinar estilos de las dos antecesoras de la trilogía al poseer “una estructura narrativa a medio camino entre el ‘reportaje reconstruido’ de Canoa y el descenso a un infierno autónomo de El apando […]”.
Con una trayectoria de 27 películas de larga duración, entre las que se incluye un documental, Cazals culminó su carrera cinematográfica en 2013 con el estreno de la cinta Ciudadano Buelna, la cual narra la vida de Rafael Buelna, militar durante la Revolución Mexicana.
En 2006 fue acreedor a la Medalla Salvador Toscano por el Mérito Cinematográfico, entregado por la Cineteca Nacional; así como un Ariel de Oro en 2010 por su Trayectoria Artística.