Al menos un 45 por ciento de niños se vieron gravemente privados de al menos una de las necesidades consideradas esenciales y especialistas temen que la situación empeore en los próximos meses.
“Las familias que estaban a punto de escapar de la pobreza han vuelto a caer, mientras que otras están experimentando niveles de privación que nunca antes habían visto”, destacó la Unicef.
Madrid, 17 de septiembre (Europa Press).- La pandemia de COVID-19 ha derivado no solo en una emergencia sanitaria sino también en otra de carácter social, hasta el punto de que 150 millones de niños más de todo el mundo viven ahora en la denominada pobreza multidimensional, que examina no solo los ingresos familiares sino también el acceso a nutrición, educación, salud, vivienda, saneamiento o agua.
Así lo recoge un análisis del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y Save the Children y que cifra en unos mil 200 millones los niños pobres de todo el mundo, un 15 por ciento más de los que habría antes de la pandemia de coronavirus, según las estadísticas analizadas.
Las organizaciones estiman que un 45 por ciento de niños se vieron gravemente privados de al menos una de las necesidades consideradas esenciales y temen que la situación empeore en los próximos meses, en medio de un repunte generalizado de los casos en gran parte de los países.
“Lo más preocupante es que estamos más cerca del comienzo de esta crisis que de su final”, ha advertido la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, quien ha lamentado que “las familias que estaban a punto de escapar de la pobreza han vuelto a caer, mientras que otras están experimentando niveles de privación que nunca antes habían visto.
Por su parte, la directora ejecutiva de Save the Children, Inger Ashing, ha puesto el foco en la educación -estamos ante “la mayor emergencia educativa global de la historia”- y ha advertido de que “el aumento de la pobreza dificultará mucho que los niños más vulnerables y sus familias se recuperen de la pérdida”.
“Los niños que no acceden a educación tienen más probabilidades de convertirse en víctimas del trabajo infantil o del matrimonio temprano, y de verse atrapados en el ciclo de la pobreza durante años. No podemos permitirnos que una generación entera de niños quede convertida en víctima de esta pandemia”, ha añadido.
Ashing ha instado a los gobiernos a “dar un paso adelante para suavizar el golpe”, algo que, en opinión de Fore, pasa por priorizar en un primer momento a los niños más vulnerables, “ampliando rápidamente los sistemas de protección social con transferencias en efectivo y ayudas por hijo, oportunidades de aprendizaje a distancia, servicios de atención sanitaria y menús escolares”.
Las organizaciones han reclamado medida de protección social, políticas fiscales inclusivas, inversión en servicios sociales y empleo e intervenir en el mercado laboral para apoyar a las familias que se han visto afectadas por la pandemia, lo que pasa también por potenciar una atención sanitaria de calidad o la inversión en bajas remuneradas o para el cuidado infantil.