El equipo de investigación descubrió, a través de una serie de experimentos con ratas, que la inflamación cerebelosa aguda coloca la estructura en un estado "sobreexcitado", lo que hace que el animal desarrolle una disminución temporal de la motivación y la sociabilidad.
MADRID, 17 septiembre (EuropaPress) - Un equipo de la Universidad de Kyoto, en Japón, ha encontrado un nuevo vínculo de las funciones del cerebelo, en esta ocasión con comportamientos depresivos, según publican los autores en Cell Reports.
El cerebelo, una estructura escondida en la parte baja del cráneo también conocida como el "pequeño cerebro", juega un papel clave en la regulación del movimiento voluntario como el equilibrio, el aprendizaje motor y el habla.
La evidencia reciente ha demostrado que también interviene en funciones cerebrales de orden superior, incluida la respuesta visual, la emoción y la planificación motora. Y ahora, han descubierto también un vínculo de las funciones del cerebelo con comportamientos depresivos.
El equipo de investigación descubrió, a través de una serie de experimentos con ratas, que la inflamación cerebelosa aguda coloca la estructura en un estado "sobreexcitado", lo que hace que el animal desarrolle una disminución temporal de la motivación y la sociabilidad.
El líder del equipo, Gen Ohtsuki, del Centro Hakubi de Investigación Avanzada de la Universidad de Kyoto, explica que la investigación comenzó en un esfuerzo por comprender cómo el sistema inmunitario del cerebro puede cambiar su actividad. De hecho, la literatura ha demostrado correlaciones entre la disfunción cerebelosa y ciertos trastornos generalizados del desarrollo, como el autismo y la depresión.
"Aunque ahora sabemos más sobre el papel del cerebelo en las funciones cerebrales de orden superior, la maquinaria de transducción de señales detallada sigue siendo un misterio. Sabemos aún menos sobre lo que sucede en el cerebro durante la actividad inmune excesiva –explica Ohtsuki–. Entonces, realizamos una serie de experimentos donde activamos las células inmunes en el cerebelo y observamos los resultados".
Las células inmunes del cerebro se conocen como microglia, y responden a bacterias y virus para mitigar el daño. Esa respuesta produce inflamación. Utilizando técnicas electrofisiológicas, el equipo descubrió que la microglia causaba que las neuronas se dispararan a un ritmo mayor, un fenómeno conocido como "plasticidad intrínseca". Esto a su vez hizo que el cerebelo entrara en un estado "hiperexcitado".
Se demostró que esta respuesta activada por el sistema inmunitario incluso cambia el comportamiento. Cuando se indujo a las ratas con inflamación cerebelosa aguda, su sociabilidad, búsqueda libre y motivación disminuyeron drásticamente.
"Estas modulaciones conductuales son signos de comportamiento "similar a la depresión". Una vez que la inflamación disminuyó, volvieron a la normalidad –continúa Ohtsuki–. Además, el fenotipo se puede rescatar si las ratas se tratan con supresores de la inmunidad inmunológica y citocinas inflamatorias".
También investigaron si las regiones cerebrales de orden superior se vieron afectadas. "Los estudios de resonancia magnética en las ratas muestran un claro aumento de la actividad en la corteza prefrontal, destacando la interconexión del cerebelo con las regiones cerebrales de orden superior", añade.
"La actividad inmune excesiva en el cerebro puede inducir una patología conductual, y esperamos que esté involucrada en otros trastornos mentales y cognitivos como la demencia. Pero para entender algo sobre los mecanismos patológicos necesitamos combinar esto con datos adicionales como factores de riesgo genéticos –concluye Ohtsuki–. En este estudio, nos centramos en la inflamación. En el futuro, comenzaremos a aclarar firmemente los aspectos fisiológicos, moleculares y genéticos de estos cambios de comportamiento".