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Ernesto Hernández Norzagaray

17/08/2024 - 12:01 am

El sentido de cuerpo

Lo que importa es la percepción que genera y hoy tiene al Gobernador sentado en el banquillo de los acusados de los grandes medios de comunicación y bajo la mirada acusadora de las agencias estadounidenses.

Rubén Rocha Moya, Gobernador de Sinaloa.
“Lo que importa es la percepción que genera y hoy tiene al Gobernador sentado en el banquillo de los acusados de los grandes medios de comunicación y bajo la mirada acusadora de las agencias estadounidenses”. Foto: Presidencia / Cuartoscuro

“Nosotros le tenemos toda la confianza al Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y lo felicito porque da la cara. No dejó pasar ni un día”, señaló con admiración el Presidente López Obrador y Claudia Sheinbaum, la Presidenta electa, no se quedó atrás, más cauta, habló al oído a los sinaloenses sin mencionar al nombre puesto en entredicho: “Quien quiera estigmatizar a este bello estado que se quede con su historia, porque hombres y mujeres de Sinaloa son buenos mexicanos y mexicanas, hombres y mujeres de trabajo”.  

Luego vendría en cascada del sindicato de gobernadores de Morena que al unísono hablaron como malos jueces sentenciando comedidamente: “Los falsos señalamientos realizados supuestamente por el señor Ismael Zambada García a través de su defensa legal que pretenden vincular sin éxito al Gobernador Rocha con esta persona detenida el pasado 25 de julio”.  

Para cerrar a tono con la Presidenta electa dijeron al aire: “Hacemos un llamado a detener la estigmatización del estado de Sinaloay de su gente. La historia y grandeza del pueblo sinaloense siempre transcenderá las acciones de unos cuantos”. Y luego vinieron los medios y editorialistas afines para cerrar el bucle de la sincronía discursiva cuatroteísta.  

Acaso esta ¿no es una sinfonía en deuda cultural con el viejo régimen priista? Expresión uniforme de las fuerzas vivas que siempre estaban a tono con lo expresado en Palacio Nacional y señal, indiscutible, para jueces, ministros y ministros del Poder Judicial cuando se trataba de este tipo de casos o, en sentido contrario, si la consigna era fastidiar a un hijo descarriado.  

¿Habrá quien dude de que esa uniformidad es un mensaje para Gertz Manero para procesar el caso ad infinitum que por razones de tiempo y ganas ya no le tocara resolver?  

Y, claro, tiene un efecto interno, trasmite la consigna de que “quien, se mete con uno, se mete con todos”.  

Pero, el problema es que no es un asunto endogámico, de la oposición, pues involucra intereses norteamericanos. Y estos tienen en su poder a quien seguramente se siente traicionado. Agraviado por el engaño. Y por el asesinato de su amigo Héctor Melesio Cuén Ojeda.   

Y es que éste en su carta pública mandó el mensaje tácito de que todo se paga. Y para empezar ahí está la mención del nombre del Gobernador que pudo evitar, pero, no lo hizo, para interpretación de propios y extraños.  

Hoy, Rubén Rocha Moya, es quizá el político más mencionado en redes sociales. Punta de lanza mediática de la narcopolítica mexicana a la que le hace poca mella el ataque presidencial de que es un subproducto, una reedición de la campaña conservadora y antimexicana de la etiqueta #NarcoPresidente y es que, hay al menos fuertes sospechas, de que no fue ajeno y como bien lo dice Adrián López, director de Noroeste, tiene más credibilidad la versión de “El Mayo” Zambada.  

Y es que estamos ante un sistema incubado a lo largo de más de un siglo (Luis Astorga, dixit) y, entonces, lo que estamos viendo es una relación extraordinariamente sofisticada que va de la economía a la política y de ésta, a la cultura de masas y eso es Sinaloa.  

La cuestión es que el affaire Zambada ha llegado a la gran prensa nacional e internacional con todo su efecto en el sistema de valores dominantes. Hipócritas, “no nos hagamos pendejos”, se lo dijo Rocha Moya, al periodista Salvador García Soto, en un resorte de sinceridad a la sinaloense reconociendo que él conocía a todos los narcos de Badiraguato.  

Y, ahora, niega la entrevista, que se habría celebrado en Culiacán y más difícil será negar la concedida a Carlos Loret de Mola después de su triunfo electoral de 2021 cuando habló de conciliar intereses del Estado con los del crimen organizado mediante una política pública.  

Y esas afirmaciones, grabadas, enredan a Rocha Moya, en la madeja de la complicidad que probablemente no sea literal, sino simple interlocución con un actor vitalicio en la vida sinaloense.  

Pero eso no importa, lo que importa es la percepción que genera y hoy tiene al Gobernador sentado en el banquillo de los acusados de los grandes medios de comunicación y bajo la mirada acusadora de las agencias estadounidenses.  

Y con él, a otros actores, entre ellos, el empresario Jesús Vizcarra, que, a decir por el Gobernador, prestó su avión al hijo para ir a visitar familia en Los Ángeles el día del secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada y el asesinato de Héctor Melesio Cuén, su principal enemigo político.  

¿Por qué no tomar un vuelo comercial de los que diariamente salen de Culiacán o Mazatlán con destino a Los Ángeles? La respuesta del Gobernador ha sido que fue su hijo quien lo gestionó. Que él sólo lo utilizó como pasajero. ¿Qué pensará Jesús Vizcarra de estar nuevamente con los reflectores de este escándalo internacional? 

Esta crisis se da en el marco de la sucesión presidencial y tiene sus efectos para éste y el siguiente Gobierno. Para AMLO está el estigma renovado de haber tenido como estrategia de seguridad la de “abrazos, no balazos” que ha significado el empoderamiento de los grupos criminales y la captura de territorios e instituciones.  

En tanto, para el Gobierno entrante, el de Claudia Sheinbaum, la presión, para que corrija esa política fallida, que ha significado 200 mil víctimas nacionales y 100 mil anuales de los vecinos del norte por el consumo de fentanilo que se produce en México.  

En definitiva, soy un convencido de que el tema en cuestión ya no pertenece a la lógica local. Sinaloa ha dejado de ser sólo noticia doméstica, pues basta ver los titulares de New York Times, Los Ángeles Times o El País para darse cuenta de que es parte de la compleja relación entre México y Estados Unidos.  

Entonces, es de esperar, nuevos episodios que seguramente irán más allá del estigma sinaloense cultivada a lo largo de décadas y estarán dirigidas al futuro Gobierno con un guiño malicioso para el que termina y, entonces, sabremos si sobrevive el sentido de cuerpo de los morenistas o se cumple la máxima de la Revolución Francesa: ¡Muera el rey, viva el rey! 

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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