La actriz Blanca Guerra disfruta de 45 años de trayectoria gracias a un amor que nació en el teatro, pero que ha logrado consolidarse por personajes memorables en el cine en decenas de cintas que demuestran la fuerza de su interpretación y la disciplina que la ha acompañado todo este tiempo, incluso, hasta la televisión.
Ciudad de México, 17 de agosto (SinEmbargo).– Con más de un centenar de películas durante su trayectoria que suma 45 años y con personajes memorables, Blanca Guerra encuentra en el cine un sitio atractivo para crear, sin embargo es el teatro el que llena todas sus inquietudes artísticas.
La fuerza en su interpretación es una de las características que define a Blanca Guerra, la actriz de mirada dominante que pisa de forma contundente el escenario donde se desenvuelve.
Pero, ¿de dónde emerge esta energía? Ella lo atribuye a los factores que forjaron su crecimiento y a las decisiones tempranas que tuvo tomar sobre su vida, como por ejemplo, el día que abandonó la odontología para dedicarse a la actuación.
"Se debe más bien a mi proceso formativo, y obviamente a una naturaleza también. Yo provengo de una familia de una circunstancias poco propicias, bastante adversas y creo que el hecho de que yo me haya desprendido para valerme por mí misma, para trabajar desde muy chica, porque siempre quise ser una persona autosuficiente", explica en una entrevista para SinEmbargo.
Nacida en la Ciudad de México en 1953, Guerra dedicaba sus vacaciones de verano y decembrinas para trabajar en tiendas departamentales a la par que estudiaba en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM en donde pudo debutar en obras clásicas como Sueño de una noche de verano de William Shakespeare o hasta la ópera El juego de los insectos del compositor mexicano Federico Ibarra.
En el teatro, Blanca Guerra halló el tiempo perfecto para hacer arte, disfrutando del momento y devorando el aprendizaje que llegaba a ella.
"Mi preferido es el teatro, porque son textos que yo elijo. Son textos que realmente tienen un valor de contenido grande y si no, no los hago. Tengo obras de teatro que son grandes personajes en la dramaturgia universal, entonces tiene un proceso para llevarse a cabo".
"Yo me acuerdo que cuando estaba iniciando mi carrera hicimos proyectos en donde hasta nos tardábamos meses para abrir telón y enfrentarnos al público. Siempre, por muy poco que sea, hay por lo menos dos meses de proceso de ensayos donde tú inviertes de diez de la mañana a dos de la tarde todos los días para llegar armar tu proyecto para el público, entonces por eso me gusta mucho, porque el proceso de ensayos me encanta porque es un proceso muy creativo, que te exige, te confronta", destaca.
Agosto (2010), ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (2014), La gaviota (2015) o El Zoológico de Cristal (2018) son algunas de las obras que destacan en su trayectoria y que la han llevado a recibir el premio ACPT (Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro) como mejor actriz.
UNA VIDA EN LA PANTALLA
El teatro ha obligado a Blanca Guerra a reafirmarse como actriz, a desistir y volver a apoderarse de sus personajes, todo un reto que también le ha representado el cine, la plataforma que hizo saltar su carrera con su debut en La loca de los milagros en 1975.
"El cine es muy atractivo, porque ahí me tocó una época donde hacía mucho cine. Tengo tantas películas en mi currículum más que en ningún otro medio porque se hicieron muchas. Yo tengo como ciento y tantas películas que hice en 45 años tampoco es que sean pocos años".
Estas ruinas que ves (1979) con un desnudo que impactó a todo espectador, siendo Dolores Preciado en la adaptación de Pedro Páramo (1978), westerns como Te solté la rienda (1980), un puñado de cintas al lado de Vicente Fernández como en Como México no hay dos (1981), uniéndose a la filmografía de Arturo Ripstein en El imperio de la fortuna (1986), volcándose a la magia de Alejandro Jodosrowky en Santa sangre (1989) o marcando su carrera con el papel de Felipa en Un embrujo (1998) por la obtuvo su quinto premio Ariel, han forjado su trayectoria.
"Eso fue lo que me hacia sentir esa cosa que en muy poco tiempo haces cocción con la gente, haces una alianza muy fuerte, muy sólida en lo que dura la filmación y luego cambias a otra, y se hace otra familia, y cambias a otra y se hace otra".
"Esa peculiaridad tiene el cine, que además que exige mucha concentración, mucho trabajo de verdad. Son muchas cosas las que te rodean y que tienes que atender, la luz, no salirte de la luz, el llegar a tu marca, el que no se te olvide una línea, que se te oiga, no pegarte al micrófono, es mucha atención, puntos de atención, se requiere de mucha concentración para llegar a ser un personaje limpio", destaca la actriz.
Guerra también ha compartido su talento en la televisión sumergiéndose en el mundo del melodrama con Al filo de la muerte (1991), Al filo de la muerte (1992), La mentira (1998), Velo de novia (2003), Abismo de pasión (2012) entre otras, además series como La hora marcada (1986) o recientemente Un extraño enemigo (2018).
En la pantalla chica también encuentra un atractivo para el quehacer de la actuación, pues asegura se requiere una habilidad grande.
"La televisión también es apasionante porque ahí se requiere como gimnasia, como un entrenamiento de generar las emociones que no existen, aunque no tengas elementos para crearla, pero tienes que hacerlo creíble y darle el peso y las emociones correctas a los personajes, y no caer en los clichés porque son melodramas típicos y puedes caer en esas cosas, pero hay que sacarse de ellos".
SER MUJER EN LA INDUSTRIA
Blanca Guerra no atribuye que exista una ventaja o desventaja por la cuestión de género dentro de la industria audiovisual al desarrollo de una carrera, para ella se trata más de que cada persona se gane su lugar con base en su esfuerzo y dedicación.
"Siento que uno tiene que buscarse su lugar y demostrar que te lo mereces, que te mereces ese lugar y que además nadie puede decirte 'no sirves', porque primero que te lo demuestren y luego tú ser consciente de decir 'sí fallé, pero me puedo superar', e ir para adelante, no permitir que nadie te menosprecie o te quieran subestimar. Uno se tiene que dar ese lugar, a parte que hay que luchar en una sociedad que ha sido muy abusiva con respecto a los derechos de las mujeres y a la equidad de trato en cuestiones profesionales, en el trabajo, en puestos importantes que trasciendan y que avancen".
Luego de ser homenajeada por sus 45 años de trayectoria en la pasada edición 25 del Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés), la actriz reflexiona sobre el papel de las mujeres dentro de la industria en México a la que pide dar más espacios por su capacidad.
"Hay que arriesgarse con lo que proponen las mujeres, pero uno tiene que buscar, tiene que ser, tiene que ser muy tenaz y demostrar sus capacidades porque no por ser mujer te tienen que dar lo que quieras, no, eres mujer pero demuestra lo que puedes, demuestra que tienes talento y capacidad para tal o cual trabajo. Entonces así hay que ir. Las mujeres somos bastante solidarias con las otras aunque a veces hay mucha gente que piensa que no, pero yo pienso que sí".
"Compromiso, entrega, responsabilidad, disciplina y amor" son los elementos con los que actriz ha trabajado a lo largo de su carrera, valores que recomienda implementar a otros personas que buscan un desarrollo profesional, aunque claro, aseguro que no está de vez en cuando relajarse y también disfrutar.
Blanca Guerra por ahora busca un buen proyecto que la haga volver al teatro después que la pandemia cortara de tajo su última aparición en escenario, aunque ahora disfruta de su estancia en televisión y luce motivada por nuevos proyectos que aparezcan para el cine.
Blanca Guerra tiene 69 años y hoy más que nunca aplaude la sororidad que une fuerzas y hace crecer a la mujeres por igual.
"Y si vamos juntas, vamos juntas, y si vamos a subir los escalones, los vamos a subir juntas, todas en bola. Si vamos a caminar la Muralla China todas juntas, de todas las nacionalidades, vámonos, porque sí es importante la complicidad, el ser solidarios, y no es que se esté en contra de los hombres, yo no, creo que todos lo seres humanos merecen ser respetados y valorados en sus capacidades, y todos estamos obligados a demostrar nuestra capacidad".