La oferta de nuevos y grandes desarrollos llevó a muchos habitantes a alejarse de los centros de trabajo en las ciudades. Grandes espacios, áreas verdes se convirtieron en una mejor opción para aumentar la calidad de vida, sin embargo la lejanía de éstos se convirtió en una desventaja para quienes optaron por esta alternativa. De ahí que se generara un nuevo concepto llamado “gentrificación”: dejar de idealizar a los suburbios para que personas de mayor nivel adquisitivo empezaran a habitar las zonas que si bien pudieran lucir abandonadas o descuidadas, pero que poseen mucha infraestructura y carga histórica.
La “gentrificación”, término de reciente creación, explicó Gerardo Hernández Septién, académico de la Universidad Iberoamericana, se refiere a la evolución natural de una zona deteriorada o abandonada de la ciudad, cuyas ventajas arquitectónicas, de ubicación o de infraestructura llaman la atención de un nuevo grupo de habitantes que comienzan a transformarla. Así, zonas habitacionales originalmente destinadas a las clases media o media baja, se convierten en el hogar de personas con mayor nivel adquisitivo.
Al establecerse en estas colonias, como por ejemplo la Juárez en la Ciudad de México, atraen a más personas, lo que encarece la vida en la zona y termina desplazando a las familias y comercios asentados en ella.
“Este tipo de cambio suele verse como negativo, pues se piensa que atenta contra el espíritu de las colonias, y contra sus habitantes ‘originales'”, apuntó el maestro Hernández, quien subrayó que la definición de esto último obligaría a delimitar cuántas décadas habría que remontarse para estipular a los primeros habitantes de una zona o colonia determinada. Es así como tras deteriorarse por la aparición de la estación Insurgentes del Metro o de los sismos de 1985, la colonia Juárez, creada en 1906 por petición del presidente Porfirio Díaz en conmemoración del primer centenario del natalicio de Benito Juárez, vive un proceso de “gentrificación”, con repercusiones tanto positivas como negativas para la zona y sus habitantes.
La sección de la colonia Juárez conocida como Zona Rosa, que antes fuera parte de la antigua colonia Nueva del Paseo, vivió un periodo de auge entre los años 40 y 70 del siglo XX, pero decayó con la aparición de la estación Insurgentes del Metro, el comercio ambulante y los sismos de 1985, que ocasionaron que muchas de las construcciones originarias de la colonia que hasta entonces se mantenían en pie resultaran dañadas o demolidas para construir nuevos edificios o estacionamientos, lo que entre otros factores abrió las puertas a la “gentrificación”.
Un caleidoscopio de la ciudad de México a pequeña escala, la colonia Juárez es el resultado de la unión de cuatro antiguas colonias, unidas por Guillermo de Landa y Escandón, entonces gobernador de la ciudad de México: la colonia de los Arquitectos, la colonia Bucareli o Limantour, la colonia Americana o del Paseo, y la colonia Nueva del Paseo, señaló el académico de la Ibero.
Entonces considerada por muchos un “centro de magnates” o una parte arrancada de los mejores barrios de Viena o Bruselas, la zona estuvo poblada de ostentosas villas y mansiones eclécticas construidas para la élite porfiriana, al estar bien ubicada y conectada entre el centro de la ciudad y el Bosque de Chapultepec.
El arquitecto Gerardo Hernández Septién, académico de la Universidad Iberoamericana y guía del recorrido histórico “Colonia Juárez. Los fantasmas de la belle époque“, también sostiene que la “gentrificación” tiene un lado positivo, pues reactiva la zona, atrae inversionistas, crea fuentes de trabajo y de vivienda. Pero incluso advirtió que cuando se abusa de este tipo de evolución urbana, se llega a casos extremos como el de la colonia Condesa, que tras ser una colonia vieja y abandonada, terminó saturándose de comercios y galerías.
Tras el estallido de la Revolución Mexicana en 1910, muchas de sus casas fueron abandonadas, saqueadas o destruidas, proceso que continuó a raíz de la aparición de nuevas colonias residenciales como la colonia Hipódromo Condesa, la colonia Del Valle, Polanco o las Lomas de Chapultepec, y la consecuente migración de sus habitantes y sus descendientes a dichas zonas.