El Inegi publicó en el Módulo de Condiciones Socioeconómicas 2015 una pequeña acotación que incendió a expertos, miembros de la sociedad civil y al mismo Coneval: “Los datos no son comparables”. Con esas palabras, el Instituto descartó los números históricos de pobreza en el país, para iniciar –con otras variables– una nueva forma de medir el ingreso de las familias mexicanas, sobre todo en las más pobres. Para Gonzalo Hernández Licona, Secretario ejecutivo del Coneval, con estos cambios el Gobierno federal manda un mensaje muy malo que aumenta las sospechas y las dudas en su entorno.
Ciudad de México, 17 de julio (SinEmbargo).– En el calendario las fechas estaban claras. Tras la publicación del Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicaría, dos semanas después, los números de pobreza nacional y estatal.
Pero en el documento del Inegi se especificó que estos resultados se habían logrado con “acciones instrumentadas para mejorar el ingreso […] lo que hace que el Módulo de este año no sea comparable con los ejercicios estadísticos previos”. Es decir, de la pobreza en México ahora sólo hay datos de 2015, lo que no permite conocer si esa problemática aumentó o disminuyó en este último año.
Se encontró que esos cambios fueron más evidentes en los números de la población más pobre del país, ya que según el Inegi en el último año los ingresos de éstos aumentaron 33.6 por ciento y la captación del ingreso de los hogares en México aumentó: fue de 1 billón 524 mil 262.5 millones de pesos.
En entrevista para SinEmbargo, Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval, habló sobre lo que estos cambios provocarán. “Crecerá la sospecha”, dijo, hacia el organismo que mide en el país el ingreso de las familias, el Producto Interno Bruto (PIB) y la inflación, entre otros indicadores económicos.
“El problema es que en un país con una historia de sospechas hacia los indicadores, esos cambios se deben hacer de forma transparente, planeada y con tiempo. El Inegi debió haber explicado por qué razones se planeaba cambiar la forma de hacer el ejercicio y modificar la forma de captar el ingreso para reflejar mejor la situación, pero no lo hizo. En 2015, en este módulo de condiciones, decidió de manera unilateral cambiar la forma sin avisarle a nadie. Nos avisan hasta ahora y así no se hacen las modificaciones estadísticas, así lo que generan es sospecha. Así no se deben hacer las cosas”, afirmó contrariado.
El Inegi no cambió la forma de medir pobreza, lo que se modificó fue la información para hacer esa medición y la forma de medir el ingreso. Dadas las especificaciones de esta encuesta, el Coneval analiza las posibilidades que tiene de presentar su información dentro del margen de tiempo que tenía planeado.
Miembros de la sociedad civil también se sumaron al reclamo del Coneval, al criticar que se priorizó el dar cifras positivas, antes que tener números reales de la pobreza en el país y combatirla. Días antes se denunció que en el último año, el número de programas sociales aumentó 58 por ciento sin tener resultados notorios.
INFORMACIÓN POCO FACTIBLE
González Licona explicó que el Inegi y el Coneval firmaron un convenio para realizar esta encuesta y donde se habla de las cosas que se debían realizar. Dicho documento se cambió sin siquiera un aviso y todo esto los tomó por sorpresa.
“No nos gusta la forma como se dieron esos cambios y no porque se modifique la forma de mejorar la realidad sino porque no lo hacen de la manera adecuada. Nosotros [Coneval] usamos la información del Inegi para calcular pobreza. Históricamente ha sido así: la usamos para conocer la evolución que ha tenido la pobreza en los estados. Decir que en tal lugar se están haciendo bien las cosas de un día para otro no está bien. Hoy, con esta información, no vamos a poder comparar hacia atrás. No sabremos si mejoramos o no”, agregó el funcionario.
Estos datos impedirán comparar con el pasado y la importancia de esto, continuó Licona, es que la función de los indicadores de pobreza, inflación, desempleo, Producto Interno Bruto, etcétera, es mostrar cómo vamos, no para castigar a alguien sino para demostrar la evolución, corregir –si hay necesidad de hacerlo– y mejorar.
“Con la información del Inegi eso ya no es factible […] Habrá cifras de ingreso en 2015 y de aquí en adelante sabremos cómo va esa problemática, si es que Inegi no vuelve a modificar la forma de captar variables sin avisarle a nadie”, sostuvo.
Hernández Licona reflexionó sobre el mensaje que la decisión del Ingei envía y es que México aún no supera los problemas de confiabilidad estadística.
“El mensaje que envía es que los temas estadísticos tienen que tratarse con rigor y tienen que modificarse de acuerdo a una planeación específica y clara para los usuarios, no podemos cambiar súbitamente las cosas porque se generan sospechas. Eso implica pedirle, de manera muy precisa al Inegi, todos los cambios y acciones técnicas de sus operativos en campo, que los platiquen al Coneval y a todos los mexicanos, que digan exactamente cómo hacen las cosas y lo que harán en los años subsiguientes para que no nos generemos aún más problemas y dudas”, concluyó.