Es muy común ver a las madres en marchas y actividades relacionadas a la desaparición de sus hijos pero también hay padres que dejan su vidas atrás para dedicarlas de lleno a la búsqueda. Algunos de ellos cuentan a SinEmbargo sus historias en este día del padre en el que coinciden: “Nosotros en este día, tampoco tenemos nada que celebrar”.
“Somos los payasos tristes, eso somos los papás con un hijo o hija desaparecida”, describe Julio Sánchez Pasillas, padre de Tania, desaparecida en 2012 en Coahuila.
“Ahora he aprendido que soy un ser humano, que me duelen las cosas como a cualquier persona”, comparte José Luis Castillo Carreón, padre de Esmeralda, desaparecida en 2009 en Chihuahua.
Salvador San Pedro Mendoza, padre de la joven asesinada Victoria Pamela Salas, señala que “los hombres lloramos y más cuando nos arrancan lo que más queremos”.
Guillermo Gutiérrez Riestra, padre de Raquel, desaparecida en 2011 en Tamaulipas, dedicará lo que le resta de vida a buscar a su hija.
Ciudad de México, (SinEmbargo).- Julio Sánchez Pasillas traga saliva y contesta: “a veces la gente nos ve reír, nos ve muy normales, pero somos los payasos tristes. Eso somos los papás con un hijo o hija desaparecidos….”. La voz de Julio se quiebra y, mientras aprieta la fotografía de su hija, añade: “La gente piensa que los hombres no sienten; pero la verdad es que sí. Y también lloramos”.
En un país con más de 34 mil personas desaparecidas, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, y siete feminicidios diarios en promedio, es común ver que las madres son quienes se vuelcan por completo en la búsqueda de sus seres queridos. Sin embargo, y aunque son la minoría, también hay padres que dejan sus vidas atrás para dedicarlas de lleno a la búsqueda. En ese camino, en los miles de kilómetros que han recorrido exigiendo verdad y justicia, se convirtieron en activistas que apoyan a otras familias.
No es común ver a los padres en las protestas, pero hay un pequeño grupo que sigue adelante en la búsqueda de sus hijos. Algunos de ellos cuentan a SinEmbargo sus historias en este día del padre en el que coinciden: “¡Nosotros tampoco tenemos nada que celebrar!”.
“SOMOS LOS PAYASOS TRISTES”
Julio Sánchez Pasillas amaba su trabajo en el departamento de investigación educativa en secundarias técnicas de Torreón, Coahuila. Estudió en España el Doctorado en educación para desarrollarlo al máximo.
El 21 de enero de 2012, su hija Tania Sánchez Aranda, una joven estudiante de ingeniería en sistemas, fue secuestrada junto con su novio Juan José Flores Herrera en el municipio Francisco I. Madero de aquel estado norteño. Desde entonces Julio cambió la investigación docente por la investigación “policial”, pues optó por adelantar su jubilación para dedicarse de lleno a la búsqueda de Tania. Actualmente, Julio dirige una asociación civil que realiza Caravanas de Búsqueda en vida.
Fue un sábado cuando Tanía Sánchez y Juan José desaparecieron después de dejar a una amiga en su vivienda ubicada en el municipio antes citado.
“Ellos dejaron a su amiga en la vivienda y se les ponchó la llanta del carro; pero al parecer el lugar donde se les ponchó era un punto de venta de droga”, platica Julio, quien obtuvo estos datos por sus propias indagatorias.
Tania fue secuestrada.
Ese mismo sábado los plagiarios llamaron a sus padres. La primera llamada ocurrió alrededor de las nueve la mañana, cuenta Julio. Su esposa contestó. Los criminales le pidieron 350 mil pesos como pago de rescate.
“De ahí empezó un viacrucis”, comenta.
La segunda llamada se registró dos horas después. La voz en el auricular cuestionó a los padres sí ya tenían el dinero del rescate.
“En la segunda nosotros pedimos la prueba de vida, y nos pusieron al teléfono a una muchachita; pero estábamos seguros de que no era mi hija. Hubo una tercera llamada. Volvimos a pedir nuevamente la prueba de vida, nos pusieron al teléfono a mi hija, y sí. Sí era ella”, rememora el padre.
Los padres de la joven acudieron a interponer la denuncia por el secuestro. Julio destaca que mientras denunciaban, el titular del área de desaparecidos les pidió que si podían citar a los amigos de la pareja en la casa de la víctima para entrevistarlos allí. “Eso nos extrañó pero bueno, no sabíamos que hacer y aceptamos”.
Al día siguiente, los agentes acudieron a la vivienda de los padres de Tania para levantar las citadas entrevistas.
“Cuando el titular del área de desaparecidos estaba entrevistando a las amigas del novio, yo estaba bajando un software que hace un rastreo de llamadas. Durante las entrevistas se terminó de descargar y en eso yo me paré y dije: ‘ya bajé el programa. Ya nada más que nos vuelvan llamar y vamos a ver de donde nos esta llamando para ir luego luego sobre ellos’”, relata.
Julio recuerda que tras su anuncio el asistente del Ministerio Público salió a la calle, empezó a textear y hacer llamadas desde su celular: “Al principio no nos pareció raro pero con el paso del tiempo sí se nos empezó hacer muy raro que después de eso jamás nos volvieron a llamar para pedir rescate. Nunca más volvieron a llamar. Eso nos dice que alguien les avisó”.
Los padres de Tania acudían a las autoridades con regularidad durante los primeros días en busca de avances pero al ver que no les daban respuestas, Julio empezó a investigar por su cuenta y utilizó los mecanismos, herramientas y conocimientos teóricos que aquidirió como investigador académico.
El hombre narra que en sus indagatorias que obtuvo datos valiosos, los cuales, llevaba a las autoridades y estas, supuestamente los manejaban o investigaban “pero no era cierto” , dice.
La familia de la víctima, al no ver acciones concretas de las autoridades, solicitó el expediente para conocer el avance del caso. La Procuraduría de Justicia de Coahuila lo negó inicialmente pero después de insistir por meses, lograron verlo.
“Lo juro, nos tardamos un año para que nos dejaran verlo, y fue de mala gana porque el tipo agarró el expediente y dijo –’Ahí está, si saben leer, léanlo’- y nos aventó el expediente”.
La desilusión cayó sobre Julio y su esposa como un balde de agua fría cuando se dieron cuenta que todo lo que contenía el documento era la repetición de los datos que ellos les aportaban. “Todo eran cosas que nosotros investigamos y solo los repetían y repetían; pero por parte de ellos no encontramos nada, o sea, no hicieron ninguna labor de investigación”, explica.
Julio empezó a publicar la fotografía de su hija en redes sociales. Recorrió bares, prostíbulos de la localidad y la entidad, cinco fronteras de México con Estados Unidos, y todo lugar en el que hubiera algún indicio de trata de personas. Todo en busca de su hija.
“Empecé a revisar páginas de escorts y en la zona de tolerancia de Nueva Laredo anduvimos pegando la foto de mi hija”.
El padre de Tania señala que en el año 2013, en Nuevo Laredo, dos sexoservidoras le aseguraron haber visto a su hija. La describieron como una chica en severa condición de drogadicción, y muy delgada. Él continuó el rastreo pero sin resultados.
La familia de la joven recibía llamadas de varios estados con supuestos indicios.
“Lugar de donde nos hablaban a ese lugar íbamos. Trazamos redes de comunicación. Hicimos de todo para buscarla”, agrega.
El papá de Tania se unió un colectivo de búsqueda de desaparecidos donde hacían rastreos de osamentas, ahí duró poco más de dos años. Encontró miles de restos y se forjó de una vasta experiencia en la búsqueda terrestre.
Lo invitaron a participar en la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos el 21 de enero de 2017. “Lo recuerdo perfectamente porque ese día mi hija cumplió cinco años de desaparecida”.
Fue justo en esa brigada donde le nació la idea de buscar en vida, la planteó a varios compañeros y de ahí surgió la Caravana de Búsqueda con vida, la cual, consiste en buscar en cárceles, centros de regulación sanitaria, calles, hospitales, y también en Semefos, aunque la tendencia de este movimiento es la búsqueda de las personas con vida.
La primera Caravana se efectuó el 12 de mayo de 2016 en cinco ciudades de Coahuila: Torreón, Saltillo, Monclova, Allende, y Piedras Negras.
Julio actualmente dirige la Asociación Internacional de Búsqueda de desaparecidos en México. La llama internacional porque en su camino también se unieron algunas personas extranjeras que tienen familiares desaparecidos en este país.
El señor Sánchez Pasillas pertenece a un grupo minoritario de hombres que dedican sus días a rastrear, asistir a foros de derechos humanos, y a estar activos en las políticas de desaparición en México.
Al principio no es sencillo en un país con una cultura machista muy arraigada.
Julio señala que hay personas que dicen que los padres no sienten lo mismo que las madres; sin embargo, afirma que él lamenta tanto como su ex esposa la pérdida de su hija.
“La gente piensa que los hombres no sienten, pero la verdad es que sí. A mí se me carga mucho cuando estoy solo, cuando estoy en esos momentos de soledad que tiene uno, y la verdad es triste”, comparte.
El activista agrega que los momentos más desoladores son cuando recuerda las cosas que vivió con su hija, los momentos felices y de pronto llega el miedo de que no los volverá a vivir.
“Yo ya he elevado globos con mensajes donde le digo a mi hija que ella sabe que yo nunca, nunca, ¡nunca! voy a dejar de buscarla y que tarde o temprano la voy a encontrar”.
NUEVE AÑOS DE BÚSQUEDA
Una noche de noviembre 2009, José Luis se ensució la cara, se despeinó, se vistió con unas prendas viejas y sucias, se colocó una cobija, y sobre las ropas se vació una botella de charanda. Así, disfrazado de “teporocho”, como él dice, se acostaba afuera de los bares de Ciudad Juárez, Chihuahua, para poder observar por horas esos lugares, en busca de su pequeña hija Esmeralda, que había desaparecido seis meses antes.
Han pasado nueve años y José Luis Castillo Carreón aún siente la misma desesperación que sentía esas frías noches de invierno afuera de los centros nocturnos en la frontera norte del país, donde el termómetro baja de los cero grados.
José Luis soportaba patadas y golpes de la gente -que pensaban era indigente- e incluso algunas remitidas a la cárcel, todo con tal de tener algún rastro de su hija.
Esmeralda Castillo Rincón, tenía 14 años, cursaba el segundo año de secundaria cuando desapareció el 19 de mayo de 2009 mientras se dirigía a la escuela. Desde entonces sus padres no han dejado de buscarla .
El señor Castillo Carreón actualmente es un activista reconocido entre familiares de personas desaparecidas en la fronteriza Ciudad Juárez, pues sus años de búsqueda lo han llevado a dar apoyo a otras víctimas y a organizar eventos. Hoy en día brinda pláticas de prevención.
José Luis explica, desde su experiencia , que la mayoría los hombres con hijos desaparecidos se concretan a seguir llevando sustento a la casa, a mantener a los demás hijos, en tanto que son las mujeres quienes salen a la calle a exigir justicia. En su caso, dice, Esmeralda era la menor de sus dos hijos, los hermanos de ella ya estaban grandes, por lo que el matrimonio se abocó a que su sustento sería para ellos y la búsqueda de la pequeña.
“Yo respeto a los demás padres y madres de familia. He tenido algunas mamás que cuando hablo con ellas me dicen: ‘Oiga Castillo pero una hija o un hijo no le duele tanto a un hombre como a la mujer’, y yo nada más me les quedo mirando y les digo: ‘no pues yo respeto su manera de pensar, pero nuestra hija le duele tanto a la mamá como a mí'”.
El activista reconoce que al principio tuvo que enfrentarse a la idea machista que los hombres se tienen que mantener fuertes y era difícil sostener esa postura en público.
“Al principio sí eran muchos los demonios que enfrentaba. Por ejemplo: estar al frente de una cámara de televisión o al hablar, que se te hace un nudo en la garganta, quieres derramar las lagrimas pero por esa cuestión machista, no lo quieres hacer y quieres cortar la emoción. El andar con puras mujeres en la lucha y temer que piensen que les faltas al respeto”, comparte.
Sin embargo, con el paso del tiempo ha ido superando esas ideas, además – agrega- a él le ha ayudado acercarse a la región.
“Ahora he aprendido que soy un ser humano; que me duelen las cosas como a cualquier persona; que tengo derechos a llorar; que tengo derecho a exigir; que tengo derecho a ponerme triste…”.
José Luis y su esposa venden hamburguesas afuera de su casa y emprenden actividades de recaudación para seguir con la búsqueda de Esmeralda, llevar platicas a las escuelas, y organizar eventos en apoyo a familiares de personas desaparecidas.
Este es el noveno Día del Padre que José Luis pasará sin su hija menor. En estas fechas procura realizar algún acto de protesta o actividad de exigencia.
“En otras ocasiones hemos hecho huelga de hambre afuera de la Fiscalía” ejemplifica.
“Algunos me dicen ‘¿Que hay de tus otros hijos, de tus nietos? Ellos también tiene derecho a que estés con ellos, alegre…’, entonces tienes que hacer de tripas corazón, y compaginar una cosa con otra”.
José Luis ha enfrentado múltiples adversidades en estos nueve años. Desde los golpes de la gente y remitidas a los separos cuando se disfrazada de una persona en condición de calle y adicción, hasta ser amenazado, agredido por elementos policiacos e incluso encarcelado injustamente, solo por encarar al ex Gobernador de Chihuahua, César Duarte en un evento público.
“No hay palabras para explicar lo que hemos vivido en estos nueve años. Hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance, las autoridades ni siquiera le dan seguimiento a las pistas que nosotros les llevamos, nosotros somos las personas que más exigimos al Gobierno en Juárez”, comenta.
Castillo, como le dicen sus compañeros de lucha, da pláticas de prevención en las escuelas, porque -narra- han exigido a Gobierno que haga labores de prevención y no lo hacen.
Los días 28 de enero, el cumpleaños Esmeralda, la familia organiza el “EsmeraldaTon”, una carrera pedestre de “prevención” que realizan en el centro de Ciudad Juárez.
“Nosotros vamos a secundarias y a primarias para promocionar la carrera con los niños y el único compromiso es que lleven una calca en su camiseta con algunas medidas de prevención. La ciudadanía nos ayuda para hacer una valla. Ese día cortamos un pastel y damos unos pequeños premios: mil 500 pesos al primer lugar, 500 a segundo”, narra.
Los meses de mayo, el día que en que se conmemora la desaparición de Esmeralda, también se realizan actividades. Este año, se efectuó la Caravana de la Realidad del Norte, que partió desde Ciudad Juárez y llegó a la Ciudad de México.
En su búsqueda por la justicia, José Luis fue encarcelado con falsos cargos en el año 2012. El hombre considera que fue porque encaró al entonces Gobernador, César Duarte.
En diciembre de 2011, la familia entregó volantes con forma de billete de 200 pesos y con la imagen de Esmeralda, dos meses después una persona llamó a una televisora para asegurar que había visto a pequeña en un bar de la Ciudad de México, y que ella le había pedido ayuda, dice Castillo.
En febrero de 2012 los padres de Esmeralda pidieron apoyo económico a la Fiscalía de Chihuahua para acudir a México a buscar a su hija ante la alerta; sin embargo, se lo negaron, afirma el activista.
La familia nuevamente organizó actividades en las calles y vendió hamburguesas para recolectar el dinero y acudir a la Ciudad de México. Lograron obtener los recursos, realizaron el viaje, se entrevistaron con los empleados de la televisora, pero la búsqueda nuevamente no rindió mayores frutos.
A inicios de abril de 2012, el entonces Gobernador César Duarte inauguró la Fiscalía Especializada de delitos Contra la Mujer en Ciudad Juárez, fue en ese evento donde José Luis lo encaró.
“Después de que regresamos a Juárez, en aquel entonces el Gobernador estaba inaugurando , y dijo que eran varios millones lo que se está invierno. Nosotros le recriminamos que cómo era posible que estuvieran haciendo una inversión así y nosotros fuimos pedir ayudar para ir a México nos dijeron que no había dinero, y que nosotros le hiciéramos como pudiéramos”.
En el evento el ex mandatario César Duarte y Humberto Jáuregui, entonces Fiscal de Feminicidios, le prometieron a José Luis que iban a poner atención en el caso. Pero no fue así, comenta.
“Pasaron unos días y llegaron varias unidades de Fiscalía aquí a mi casa, diciendo que tenían datos de Esmeralda”. Ese día estaba el hijo de José Luis, quien lleva el mismo nombre que su padre y fue el primero que los atendió.
Padre e hijo acudieron a la Fiscalía, motivados con la falsa promesa de nueva información en el caso de la menor.
“Estuvimos como dos horas, preguntamos qué pasaba y ya nos dijeron que teníamos una orden de aprehensión por unos asaltos a casas de masaje nos dijeron ‘usted traía una Uzzi y su hijo una 45. Y ya nos detuvieron”.
El 6 de abril, José Luis Castillo Carreón y su hijo fueron detenidos sin orden de aprensión y vinculados a proceso por el supuesto delito de asalto a mano armada. Les fincaron unos supuestos atracos cometidos en el 2008, cuatro años antes, en donde los denunciantes eran los dueños de varios establecimientos de masajes.
Permanecieron encarcelados injustamente por siete meses, hasta que demostraron su inocencia.
Esmeralda no ha sido localizada. En años pasados las autoridades trataron de entregarle unos restos como si fueran de su hija. José Luis afirma que no eran de ella.
La búsqueda de la joven sigue y aunque las autoridades ofrecen un millón 500 mil pesos como recompensa, José Luis reprocha que ni siquiera han puesto la fotografía de progresión de la edad de Esmeralda.
“Eso es muy lamentable, porque nuestra niña en nueve años tuvo que haber cambiado” , comenta.
El señor Castillo puntualiza que no dejará de buscar a su pequeña.
JUSTICIA ES EL MEJOR REGALO
“Claro que sí, los hombres lloramos y más cuando nos arrancan lo que más queremos, que son nuestros hijos. Cada hombre, a cada ser humano le duele a su manera, yo lo vivo con mucho dolor y le lloro a mi hija porque la amo, la extraño y me duele lo que le hizo este asesino”, comparte Salvador San Pedro Mendoza, padre de la joven Victoria Pamela Salas.
Victoria Salas fue asesinada el año pasado. Su cadáver fue encontrado el 2 de septiembre en un hotel de Tlalpan, en la Ciudad de México, con un corte en el cuello mientras el agua caliente continuaba cercenando su cuerpo.
Mario Sáenz, un famoso skater y novio de la joven, fue la última persona que la vio con vida. Fue detenido por el asesinato de la joven, pero horas después quedó en libertad. Al inicio negó conocer a Pamela– con quien, según amigos y familiares, sostenía una relación desde hacía nueve meses– y presentó testigos que dijeron estar con él el día de los hechos.
Los padres no han parado de exigir justicia para la joven.
Salvador San Pedro Salas Mendoza, de 45 años de edad, platica que la pérdida de su hija ha sido muy dura, “llevamos casi diez meses y vivir sin ella ha significado para mi un golpe muy duro. La extraño mucho”, comenta.
El caso alcanzó a medios nacionales, locales y extranjeros. El tema se volvió tendencia por la actividad que desempeñaba el asesino: skateboarding, y algunos de sus seguidores ocuparon las redes para hablar sobre “la ausencia de pruebas” y apoyarlo.
“Al principio las autoridades se burlaron de nuestro dolor por la pérdida de mi hija Victoria, pero al pasar de los meses tuvimos la oportunidad de hablar con el Procurador, Edmundo Garrido, y la persona que puso a la responsabilidad de la carpeta de investigación parece mostrar avances”, comenta.
Don Salvador ha salido a las calles a exigir justicia para su hija.
Sobre la participación minoritaria de los varones en las exigencias, Salvador opina que los hombres también deben de unirse y participar de la mano con las mujeres.
El padre de Victoria afirma que el asesinato de un hijo es el más duro golpe para quien lo vive.
“Pero no por ser hombres nos impide buscar ayudar psicológica. Debemos echarle mucha ganas para salir adelante junto con nuestra familia porque nuestras mujeres son ejemplo a seguir y eso debemos hacer nosotros seguir adelante y pedir justicia apara todas, y no buscar en otra salida, o buscar en la bebida alcohólica desahogar nuestro dolor, al contrario echarle ganas porque tenemos una familia por la cual luchar”, comparte.
Este es el primer año en que Salvador pasará el Día del Padre sin su hija Victoria Pamela.
“Tengo dos hijos más, seguramente van a celebrarme ese día pero mi corazón estará triste porque como dice mi esposa, no hay nada que celebrar porque ya no estará mi hija. Así que solo pienso en hacerle justicia, ese sería mi mejor regalo”, puntualiza.
“LO QUE ME RESTA DE VIDA ES PARA BUSCAR “
Guillermo Gutiérrez Riestra busca a su hija Raquel, desaparecida el 1 septiembre de 2011 cuando un grupo perteneciente a Los Zetas se la llevó en Ciudad Victoria, Tamaulipas, “a plena luz del día”.
En su camino, Gutiérrez Riestra formó el colectivo Familias y Amigos de Desaparecidos en Tamaulipas, el cual, está integrado en un 90 por ciento por mujeres.
“Empezamos tres familiares y ahora eS un colectivo con mas de 200 integrantes y casi estamos en todas las ciudades principales de Tamaulipas”.
Su organización se dedica a visibilizar los casos, hacer plantones y movilizaciones para tratar de reducir la estimagmatizacoin que hacen las personas o la autoridad a las víctimas, pues lamentablemente las autoridades en lugar de buscar a los desaparecidos trata de buscar a las víctimas nexos con la delincuencia, comenta el defensor de 59 años.
La lucha de Guillermo, que inició en Tamaulipas, el estado con más reportes de personas sin localizar en el país: al menos 6 mil, lo ha visibilizado a nivel nacional al grado que ha sido blanco de amenazas serias, las cuales, actualmente lo tienen desplazado en la Ciudad de México. Sin embargo eso no lo ahuyenta de buscar a su hija.
“Yo estoy en la idea de que lo que me resta de mi vida la voy a dedicar, como mi tarea principal, a buscar a mi hija, pase el tiempo que sea pero seguiremos dando la lucha”, afirma.
Para el activista el día del padre es una fecha en que se debe de compartir como un día de lucha.
“Creo que no tenemos nada que celebrar. Mientas haya una silla vacía, mientras haya una habitación desocupada, no podemos festejar ese día. Hoy tiene que ser un día de lucha y de denuncia”, detalla.