Economía

España y Alemania dicen “hola” a la energía renovable por medio del “hidrógeno verde”

17/04/2023 - 9:53 pm

Mientras el precio global de la energía solar continúa bajando, España apuesta por construir rápidamente una nueva cadena de suministro para los sectores económicos que necesitan hidrógeno para sus procesos industriales. Al mismo tiempo, una ciudad alemana cerró sus últimas tres plantas nucleares para dar paso a las energías renovables.

Por Jennifer O’Mahony y Frank Jordans

Puertollano, España/ Lingen, Alemania, 17 de abril (AP) — En España, el sueño de un futuro con una industria pesada libre de emisiones comienza en una escarpada ladera castellana cubierta de paneles solares y termina con una cerveza fría. Cuándo estará disponible esa cerveza, y cuánto costará, depende del desarrollo inminente del hidrógeno renovable.

El país quiere convertirse en líder europeo en hidrógeno producido exclusivamente a partir de energías renovables. Con abundante sol y viento, y amplios espacios naturales para dar cabida a estas fuentes de energía, la ambición de España es exportar el gas al resto del continente.

El llamado hidrógeno verde se obtiene cuando las fuentes de energía renovables alimentan una corriente eléctrica que circula a través del agua, separando sus moléculas de hidrógeno y oxígeno a través de la electrólisis. El resultado no genera dióxido de carbono como el que calienta el planea pero, en la actualidad, menos del 0.1 por ciento de la producción mundial de hidrógeno emplea esta técnica.

Mientras el precio global de la energía solar continúa bajando, España apuesta por construir rápidamente una nueva cadena de suministro para los sectores económicos que necesitan hidrógeno para sus procesos industriales, que han tenido más problemas para abandonar los combustibles fósiles.

La empresa energética española Iberdrola y la compañía de fertilizantes Fertiberia se han unido para crear la primera planta de nutrientes sin emisiones de dióxido de carbono del mundo. Foto: Bernat Armangué, AP.

Los detractores de las ambiciones españolas han advertido que su sector de energías renovables no tiene capacidad suficiente para producir el hidrógeno verde que pueda sustituir al gas natural y al carbón en la fabricación de petroquímicos, acero y productos agrícolas.

Pero sus partidarios confían en los planes del país para asentarse antes que los demás en el incipiente negocio del hidrógeno renovable. La Agencia Internacional de la Energía estimó en diciembre que España representaría la mitad del crecimiento europeo en capacidad renovable dedicada a la producción del hidrógeno.

“La sensación de urgencia es que todo el mundo parece en una carrera para ser el primero en exportar hidrógeno renovable”, indicó Alejandro Núñez-Jiménez, experto en políticas de hidrógeno verde la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. “Una vez construyes una infraestructura energética, va a estar ahí durante décadas. Así que realmente se trata de un juego en el que el primero puede bloquear su posición durante muchos años”.

Un ejemplo del potencial de este producto puede verse en Puertollano, una antigua ciudad minera que ahora alberga un enorme parque industrial donde la empresa energética española Iberdrola y la compañía de fertilizantes Fertiberia se han unido para crear la primera planta de nutrientes sin emisiones de dióxido de carbono del mundo. El fertilizante se utilizará un día sobre la cebada malteada, que después será empleada por Heineken para elaborar la primera bebida de “malta verde”.

Etienne Strijp, presidente de Heineken España, hizo hincapié en la dificultad de eliminar el dióxido de carbono de los procesos agrícolas. “Ser neutros en carbono en toda nuestra cadena de valor representa un desafío enorme”, indicó durante en el anuncio del plan de la empresa para producir malta verde.

En la imagen, la planta de hidrógeno renovable de Iberdrola en Puertollano, España, el 28 de marzo de 2023. Foto: Bernat Armangué, AP.

La planta de Puertollano, la mayor de Europa en funcionamiento, está en una fase piloto. Iberdrola es la propietaria de los paneles solares que generan los 100 megavatios que alimentan los electrolizadores para separar el hidrógeno del agua. Los enormes tanques en los que se almacena el hidrógeno alimentan las tuberías que llevan el gas directamente a Fertiberia, donde se usa para fabricar amoniaco, el químico básico de los fertilizantes nitrogenados.

Los abonos sintéticos son un producto altamente contaminante: un estudio reciente determinó que emiten el equivalente a 2,6 gigatoneladas de dióxido de carbono al año, más que la aviación y el transporte marítimo globales juntos. Un tercio de ellas deriva de su producción en fábricas como la de Fertiberia.

“Tenemos hidrógeno renovable para estos sectores difíciles en los que es difícil reducir, para que podamos alcanzar el objetivo de una economía totalmente descarbonizada”, señaló Javier Plaza de Agustín, director de la división de hidrógeno verde de Iberdrola.

La planta tiene la capacidad de reducir las emisiones de Fertiberia en un 10%, pero la mayor parte del hidrógeno de la empresa de fertilizante sigue extrayéndose del gas natural, que crea el llamado hidrógeno “gris”. La empresa espera lograr una huella de carbono cero en 2035.

En estos primeros compases, los desafíos para quienes participan en la industria del hidrógeno renovable son varios.

En la imagen, una instalación de almacenamiento de baterías con la frase “almacenamiento de energía renovable”, en la planta solar fotovoltaica de Iberdrola en Puertollano, España, el 28 de marzo de 2023. Foto: Bernat Armangué, AP.

El primero es el coste. Javier Goñi, director general de Fertiberia, dijo que la tecnología no ofrece aún un producto final que sea rentable.

Las empresas españolas están presionando a la UE para que conceda subvenciones equiparables a los 750 millones de dólares anunciados recientemente por Estados Unidos para la investigación y el desarrollo de proyectos de hidrógeno en el país. Alegan que las ayudas públicas son esenciales para hacer crecer el mercado de modo que las economías de escala hagan que los productos con cero emisiones sean competitivos en costes.

“Ahora estamos en una fase tan temprana que necesitamos esa ayuda de las autoridades para cubrir el déficit de financiamiento”, manifestó Plaza de Agustín. “Sin un marco (es) difícil invertir en una planta y en instalaciones a 20, 25 años sin saber qué va a ocurrir”.

La Comisión Europea ha propuesto que los 27 países del bloque produzcan 10 millones de toneladas métricas de hidrógeno renovable para 2030 y que importen la misma cantidad. El mes pasado, anunció medidas para crear un mercado de hidrógeno intracomunitario y para evaluar las necesidades de infraestructura.

Vista de los tanques de almacenamiento de hidrógeno de la planta de hidrógeno renovable de Iberdrola en Puertollano, España, el 28 de marzo de 2023. Foto: Bernat Armangué, AP.

Pero el segundo problema es la promesa de la UE de aumentar la oferta sin tener en cuenta dónde está realmente la demanda, indicó Núñez-Jiménez, el experto en hidrógeno.

“España y Portugal podrían producir mucho hidrógeno verde, y la demanda en Europa Central podría materializarse, pero la conexión entre la oferta y la demanda aún no existe”, dijo. “Desarrollar la infraestructura para transportar ese gas desde la Península Ibérica a Europa Central debe ser una prioridad”.

El hidrógeno, el elemento más ligero de la tabla periódica, es difícil de almacenar y transportar, además de altamente inflamable. Por ello, Iberdrola construyó su planta justo al lado de la de Fertiberia, para minimizar las fugas. Una vez que Iberdrola y sus competidores han satisfecho las limitadas necesidades de hidrógeno de España para cosas como la fabricación de cerveza, tendrán que mirar fuera de sus fronteras para seguir creciendo.

“Todo el mundo quiere estar en la producción de hidrógeno”, reconoció Goñi, de Fertiveria. “Pero, hoy en día, básicamente hay pocas compañías y pocos sectores de actividad que puedan absorber grandes cantidades de hidrógeno”.

Las alianzas son clave. El amoniaco creado en la fábrica de Fertiberia con el hidrógeno verde de Iberdrola podría usarse para transportar hidrógeno en forma líquida antes de reconvertirlo en gas.

La descarbonización del hidrógeno para uso industrial ha cobrado importancia en Europa desde la invasión rusa de Ucrania. Rusia es el segundo mayor productor mundial de gas natural, que sostiene la mayor parte de la producción global de hidrógeno.

España quiere convertirse en líder mundial en la producción de hidrógeno “verde”, creado exclusivamente de energías renovables gracias a su abundancia de sol y viento. Foto: Bernat Armangué, AP.

España, Francia, Alemania y Portugal acordaron construir un ducto para el hidrógeno antes de 2030 y llevar así alrededor de dos millones de toneladas métricas de hidrógeno al año a Francia, el 10 por ciento de las necesidades de hidrógeno estimadas por la UE.

Pero no todos en España quieren una planta de hidrógeno en su puerta. El uso de terrenos para instalaciones de energías renovables, y la proporción de 9:1 de agua por kilo de hidrógeno verde producido, son argumentos difíciles de vender en regiones que sufren largas sequías.

Pere Virgili, alcalde de Roda de Berà, una localidad costera del noreste del país, rechazó el año pasado la propuesta inicial de un promotor danés de hidrógeno verde para ocupar 42 hectáreas (103 acres) con una mezcla de paneles solares y turbinas eólicas para alimentar sus electrolizadores.

“No es que nuestra oposición sea la energía verde (pero) podríamos discutir mucho si gastar tanta agua y tanto territorio para generar esta energía verde, si es verde, o no es verde”, dijo añadiendo que el proyecto generaría apenas un centenar de puestos de trabajo.

Vista de la planta solar fotovoltaica de Iberdrola en Puertollano, España, el 28 de marzo de 2023. Foto: Bernat Armangué, AP.

CIUDAD ALEMANA DICE ADIÓ A ENERGÍA NUCLEAR

Durante 35 años, la planta de energía nuclear de Emsland, en el noroeste de Alemania, ha proporcionado electricidad de manera confiable a millones de hogares y muchos empleos bien remunerados en lo que alguna vez fue una zona agrícola.

Ahora, esta y las otras dos plantas nucleares restantes del país serán apagadas. Alemania decidió hace mucho tiempo eliminar progresivamente tanto los combustibles fósiles como la energía nuclear debido a la preocupación de que ninguno de los dos es una fuente de energía sostenible.

La cuenta regresiva final del sábado —retrasada durante varios meses por la escasez de energía debido a la guerra en Ucrania— es vista con alivio por los alemanes que han hecho campaña contra la energía nuclear.

No obstante, con los precios de la energía obstinadamente altos y el cambio climático como una preocupación creciente, algunos en el país y en el extranjero califican la medida de imprudente. Mientras Alemania cierra las centrales nucleares, otros gobiernos de Europa han anunciado planes para construir otras nuevas o se han retractado de sus compromisos de cerrar las centrales existentes.

Alemania cerrará sus últimas tres plantas de energía nuclear el sábado 15 de abril de 2023, como parte de una transición energética acordada por varios gobiernos, mientras el precio de las instalaciones de energía solar y eólica ha bajado significativamente en los últimos años. Foto: Martin Meissner, AP (Archivo)

“La planta de energía nuclear de Emsland ha contribuido de manera significativa al desarrollo económico de esta región”, dice Albert Stegemann, productor lechero y legislador de la oposición demócrata cristiana que representa a la cercana ciudad de Lingen y sus alrededores en el parlamento federal.

A diferencia de algunos de sus colegas conservadores, a Stegemann no le preocupa que las luces se apaguen en Alemania cuando los tres reactores —Emsland, Neckarwestheim II e Isar II— sean apagados de manera definitiva. El cierre de otras tres plantas a fines de 2021 redujo la participación de la energía nuclear en la electricidad producida en Alemania en alrededor del 5%, pero no causó apagones.

El hombre de 47 años también es realista sobre la falta de respaldo que tiene esa tecnología entre los votantes alemanes, aunque insiste en que la gran mayoría de la gente en Lingen apoyó la planta.

“A largo plazo, la energía nuclear ciertamente no es la tecnología del futuro. Pero en este momento hubiera sido bueno poder contar con ella”, dijo.

En el contexto del ataque ruso a Ucrania y los desafíos del cambio climático, “hubiera sido prudente pensar en (retrasar el cierre) uno, dos o tres años más”, opinó Stegemann. “Los políticos necesitan adaptarse a circunstancias que cambian”, agregó. “Y acuso al gobierno de no hacer eso en absoluto”.

Preocupaciones similares se han planteado en otros sectores.

“En este momento, las plantas nucleares existentes son una fuente crucial de energía de carga base libre de carbono”, dijo Peter Fox-Penner, un ex alto funcionario del Departamento de Energía de Estados Unidos y ahora miembro sénior en el Boston University Institute for Sustainable Energy (Instituto de Energía Sostenible de la Universidad de Boston). “La eficiencia energética, la energía eólica y la solar, pronto se convertirán en fuentes dominantes, pero hasta entonces, lo más inteligente es continuar la operación de la energía nuclear existente”, siempre y cuando la seguridad sea la prioridad, dijo.

No obstante, el Gobierno del Canciller alemán Olaf Scholz ha dejado claro que no prevé una nueva prórroga.

“La energía nuclear es una tecnología riesgosa, y al final, los riesgos no se pueden controlar ni siquiera en un país de alta tecnología como Alemania”, dijo Steffi Lemke, ministra de Medio Ambiente, en una conferencia de prensa antes del cierre.

Varias turbinas eólicas giran detrás de una granja solar en Rapshagen, Alemania, el 28 de octubre de 2021. Foto: Michael Sohn, AP. (Archivo)

Citó el desastre en la planta de energía atómica de Fukushima en Japón, en 2011, cuando un tsunami cortó el suministro de energía que provocó una fusión catastrófica y evocó recuerdos del desastre de 1986 en Chernóbil, que todavía es un evento central para el movimiento antinuclear de Alemania.

Si bien el Partido Verde ambientalista de Lemke es el más estrechamente relacionado con ese movimiento, fue la excanciller Angela Merkel —entonces líder de los demócratas cristianos de Stegemann— quien desconectó la energía atómica en Alemania después de Fukushima. La decisión condujo a una mayor dependencia de los combustibles fósiles, que ha mantenido las emisiones de gases de efecto invernadero de Alemania obstinadamente altas en comparación con vecinos como Francia, amiga de la energía atómica.

En el moderno ayuntamiento de Lingen, el Alcalde Dieter Krone dijo que hay sentimientos encontrados sobre el inminente apagón nuclear, que se marcará con una pequeña ceremonia a puerta cerrada dentro de la planta.

“Para el personal, será un momento de tristeza”, dijo, y señaló que Emsland ha producido electricidad de manera segura para Alemania y sus vecinos por décadas. “Por otro lado, es el comienzo de una nueva era porque queremos entrar al hidrógeno”.

Durante los últimos 12 años, Krone y otros han trabajado para convencer a los socios públicos y privados de invertir en lo que esperan será un combustible verde clave en el futuro. La región ya produce más energía renovable de la que consume y apunta a convertirse en un centro para la producción de hidrógeno mediante el uso de energía eólica y solar en los próximos años.

“Tenemos la gran ventaja de que toda la infraestructura, las redes, están ahí”, dijo.

Una de las instalaciones de producción de hidrógeno limpio más grandes del mundo comenzará a operar en Lingen este otoño. Una parte se utilizará para producir “acero verde”, un paso vital si la economía más grande de Europa quiere ser neutral en carbono para 2045.

“Creo que vamos a convertirnos en el lugar más grande e importante de Alemania para el hidrógeno”, dijo Krone. “Como tal, pienso que podemos decir que este es un tipo de plano para el desarrollo”.

Los críticos han advertido que, sin la energía nuclear, Alemania tendrá que depender de las plantas de carbón y gas sucios para obtener energía durante los períodos de tiempo nublado y calmado, una condición para la que los alemanes incluso ya acuñaron un nuevo término: “Dunkelflaute”.

El Gobierno ha desestimado tales preocupaciones con el argumento de que, gracias a la red eléctrica integrada de Europa, Alemania puede importar energía cuando sea necesario sin dejar de ser un exportador neto.

Activistas celebran el cierre de la planta de energía nuclear Isar 2 en Neckarwestheim, Alemania, el sábado 15 de abril de 2023. Foto: Stefan Puchner/dpa vía AP.

Lemke ha descartado las sugerencias de que la política antinuclear de Alemania obstaculizará los esfuerzos para reducir las emisiones del país.

“La expansión de las energías renovables sigue siendo el camino más barato y, en particular, más rápido si queremos alcanzar los objetivos climáticos”, dijo a los periodistas en Berlín a principios de este mes, y destacó los retrasos y sobrecostos significativos en la construcción de plantas de energía nuclear en otras partes de Europa.

Mientras tanto, el precio de la instalación de energía solar y eólica ha disminuido significativamente en los últimos años, una tendencia que se prevé que continúe.

De regreso en Lingen, el activista Alexander Vent del grupo antinuclear AgIEL dice que el cierre no es el final del camino para sus esfuerzos.

“Queremos detenernos y conmemorar este día. Por supuesto que es una razón para celebrar”, declaró. “Pero para nosotros es básicamente un hito que se ha alcanzado. Ahora tenemos que mirar hacia adelante porque vemos que aún queda mucho por hacer”.

Los activistas como Vent han desplazado su enfoque hacia las instalaciones cercanas que procesan combustible nuclear para reactores en otras partes de Europa.

“Tenemos que dejar de enriquecer uranio”, dijo. “Tenemos que dejar de producir barras de combustible para todas las plantas nucleares fuera de Alemania”.

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