Con esta entrega terminamos la trilogía en la que analizamos la postura de los tres principales candidatos a la presidencia y de los principales partidos que los postulan, frente al mayor problema de salud pública que enfrenta el país.
El deterioro de los hábitos alimentarios que nos han convertido en los mayores consumidores de refrescos, de Coca Cola y de sopas Maruchan en el mundo ha generado que seamos el país que presenta el más acelerado crecimiento en sobrepeso y obesidad infantil, al mismo tiempo que hemos rebasado a los Estados Unidos en el crecimiento de la diabetes. La diabetes es ya en México la principal causa de muerte, de amputación de miembros y de ceguera. De 10 millones de diabéticos actualmente, se espera que lleguemos a 20 millones en 2020 (estimaciones de la propia Secretaría de Salud). El sector salud está rebasado, el seguro popular no cubre la diálisis que sufren 150 mil personas y los diabéticos reciben una atención insuficiente y, en la mayor parte de los casos, inadecuada. La viabilidad del país está en juego: por primera vez, la esperanza de vida es menor ahora en los jóvenes que en los adultos.
El alejamiento de la realidad, el autismo que viven los partidos políticos, se demuestra en la cantidad de menciones que realizan, en sus plataformas políticas, al mayor problema de salud pública de México. El PAN no menciona el tema, en ninguna ocasión aparece, ni tan siquiera, la palabra obesidad. El PRI no toca el tema y en un documento de 75 cuartillas menciona la palabra obesidad una sola vez, señalando que promoverá la actividad física para combatirla. La alianza PRD, PT y MC tampoco toca el tema y en un documento de 130 cuartillas menciona una sola vez la palabra obesidad señalando el lugar común “se implementarán campañas más amplias y permanentes sobre alimentación sana y consecuencias en la salud”. Ningún partido habla de garantizar alimentos saludables en las escuelas, de garantizar el acceso libre y gratuito a agua potable en las escuelas, de desarrollar etiquetados en alimentos y bebidas que permitan a los consumidores realizar elecciones saludables, de regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a los niños y niñas como recomienda la OMS, etcétera, etcétera.
Andrés Manuel López Obrador ocupó la jefatura del Gobierno del Distrito Federal del 2000 al 2005, cargo que dejó para ser candidato a la Presidencia de la República. Durante su gestión no desarrolló ningún programa específico para el combate de la epidemia de obesidad en la Ciudad de México. Tampoco en su agenda política ha presentado una propuesta clara de políticas públicas para combatir el deterioro de la salud alimentaria. Frente al argumento de que la epidemia de obesidad tomó relevancia hasta el 2006 cuando fue publicada la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, hay que señalar que desde hace más de 20 años el doctor Adolfo Chávez ya había advertido que si no se hacia algo para enfrentar el deterioro alimentario las consecuencias serían catastróficas.
PRD: este partido ha tenido el Gobierno del DF desde 1997, es decir, durante más de 14 años. Si podemos asegurar que el mayor crecimiento del sobrepeso y la obesidad en el país se presentó bajo las dos presidencias del PAN, el mayor aumento del sobrepeso y la obesidad en el Distrito Federal se ha dado bajo la jefatura del PRD. El Distrito Federal presenta uno de los mayores índices de sobrepeso y obesidad infantil del país y del mundo: entre los alumnos de primaria, el 26.3% presenta obesidad y el 12.3% sobrepeso, llegando a un total de 38.5% de los y las niñas con sobrepeso u obesidad. A partir del 2006, el PRD no sólo obtuvo nuevamente el Gobierno del Distrito Federal sino también obtuvo mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Ninguna medida efectiva, ninguna regulación se ha implementado por el gobierno del DF y la ALDF para prevenir y disminuir el sobrepeso y la obesidad, solamente se anunció la instalación de bebederos de agua potable en las escuelas y de acuerdo a primeras evaluaciones de El Poder del Consumidor, esta medida se ha implementado en un porcentaje muy reducido de las escuelas públicas. Se le planteó al GDF y a la ALDF ocho propuestas de regulaciones para combatir esta epidemia (acceso gratuito a agua potable en restaurantes, escuelas y espacios públicos; información sobre calorías de alimentos y bebidas en restaurantes de cadena; prohibición de regalos y promociones en paquetes de alimentos dirigidos a niños; desarrollar campañas de orientación alimentaria que informen de los beneficios o riesgos de los diferentes productos de alto consumo) sin que ninguna se haya aplicado.
El Poder del Consumidor elaboró una campaña de orientación alimentaria en la que, entre otras cosas, se puede identificar la cantidad de azúcar que tienen los refrescos y otros productos. Campañas similares se han desarrollado en Los Ángeles y en Nueva York. La Asamblea Legislativa del Distrito Federal destinó un millón de pesos a la impresión de los siete carteles que conforman esta campaña llamada “Aprende a Comer” y que presentó públicamente el exsecretario de Educación del DF, Mario Delgado. Los carteles fueron firmados por la mayor parte de las dependencias del Gobierno del DF y nunca fueron distribuidos. No encontramos razón alguna para que esto no ocurriera, posiblemente no se quiso enfrentar los intereses de las grandes empresas que gobernantes republicanos si han enfrentado en los EUA.
