Hace 14 años el Presidente Felipe Calderón anunció la construcción de la Refinería Bicentenario. Él terminó su Gobierno y jamás se construyó esta obra que prometió en Tula, Hidalgo. Lo único que existe es un terreno resguardado por una barda perimetral que costó más de 500 millones de pesos.
Tula, Hidalgo, 17 de marzo (SinEmbargo).– El 18 de marzo de 2008, en medio de la cruenta guerra que inició y con motivo del 70 aniversario de la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas, Felipe Calderón hizo un espectacular anuncio para México:
“Por primera vez en treinta años construiremos una nueva refinería con una inversión inicial de 12 mil millones de pesos el primer año. Con ellos se generarán miles de empleos directos e indirectos fortaleciendo la economía nacional. Al recuperar la posición que México merece en el mundo como verdadera potencia petrolera, lograremos detonar el crecimiento y el desarrollo del país”.
Calderón describió la prosperidad que vendría para los mexicanos:
“Con un Pemex más fuerte, ampliaremos la riqueza petrolera de México. Contaremos, así, con recursos para construir más escuelas, más clínicas y hospitales, más carreteras y puentes, más redes de agua potable y drenaje, más electricidad, más vivienda, más programas sociales para combatir la pobreza, a fin de que toda tu familia pueda vivir mejor”.
Todo fue una mentira: Calderón terminó su Gobierno y jamás se construyó la refinería que prometió en Tula, Hidalgo, y que se llamaría Bicentenario.
Sólo levantó una barda, que costó más de 500 millones de pesos, alrededor del terreno de 700 hectáreas que el entonces Gobernador Miguel Ángel Osorio Chong, actual coordinador de los senadores del PRI, compró a campesinos para entregárselo a Pemex, que representó a su vez un endeudamiento para los hidalguenses de más de mil 500 millones de pesos a 20 años.
A 14 años del anuncio de Calderón sobre la Refinería Bicentenario, lo único que existe es un inmenso terreno ocioso, resguardado por una barda perimetral, símbolo de otro de los fraudes de ese personaje que sigue activo en la política.
Ricardo Baptista González, exalcalde de Tula y exdiputado local de Morena, afirma que la refinería Bicentenario fue otro fraude de Calderón.
“¿Qué representa esto? Representa un gran fraude y graves daños a los habitantes de esta región”, dice Baptista, entrevistado en uno de los vértices del terreno donde se edificaría la refinería prometida por Calderón, que abarca tierras de los municipios de Tula, Tlaxcoapan y Atitalaquia.
Y es que esa obra generó, primero, resistencia de los ejidatarios y pequeños propietarios para vender sus parcelas y, luego, frustración, porque con el dinero de la venta, un millón de pesos por hectárea, muchos de ellos compraron maquinaria y equipo para participar en la construcción, que finalmente se frustró.
Enrique Peña Nieto también prometió terminar la refinería que Calderón dejó tirada, pero al igual que él mintió: En su campaña presidencial, en 2012, firmó ese compromiso ante notario público y hasta incluyó construir el aeropuerto en Tizayuca.
El 20 de mayo de 2012, ante 10 mil priistas reunidos en la Plaza de Toros de Pachuca, Peña Nieto firmó ante el notario Martín Islas Fuentes que su Gobierno sí cumpliría con la promesa de concluir la construcción de la Refinería Bicentenario en Tula (compromiso número 83) y el aeropuerto (compromiso 79).
“La refinería en Hidalgo, que sólo ha sido promesa, nosotros la haremos realidad, al igual que el aeropuerto”, expresó Peña Nieto ante la algarabía de los priistas que le creyeron.
No ocurrió ni una ni el otro. Peña Nieto impulsó la Reforma Energética, aprobada por los partidos firmantes del Pacto por México, canceló la Refinería Bicentenario y dio impulso al Aeropuerto Internacional de México, en Texcoco, Estado de México.
“Fue otro engaño… Todo ha sido un fraude esto”, dice Baptista González, quien subraya que de la refinería sólo quedó la deuda de más de mil 500 millones de pesos que contrató Osorio Chong y que están pagando los hidalguenses.
Ya ni siquiera es posible localizar a los campesinos que aquí cultivaban sus parcelas o criaban ganado. Todos se fueron. Hubo quien hasta se quitó la vida ante las deudas que contrajo para trabajar en la obra.
En parte de los terrenos para la frustrada refinería se prevé construir un hospital del IMSS, según anunció el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien decidió hacer la obra energética en el puerto de Dos Bocas, Tabasco.
Sin embargo, la inmensa mayoría de la superficie de los terrenos seguirá ociosa, pese a su estratégica ubicación en Tula, a unos metros del Arco Norte, la autopista que conecta a la red carretera del Norte, el Centro y el Sureste del país, y muy próxima al nuevo aeropuerto “Felipe Ángeles”, en Zumpango, Estado de México.
El ingeniero Herminio Morales González, experto en refinación petrolera, asegura que la cancelación de la refinería en Tula, que potenciaría a la que ya existe, afectó no sólo a los tres municipios donde se ubicaría, sino a todo el estado de Hidalgo.
A un costado del terreno y la barda perimetral, el experto afirma: “Es un símbolo de la corrupción”.