Después de casi un año de pandemia, los fraudes continúan siendo un gran problema en EU porque personas buscan aprovecharse de los hospitales y pacientes desesperados.
WASHINGTON (AP) — Agentes federales decomisaron más de 10 millones de mascarillas N95 que pretenden ser de la marca 3M en las últimas semanas, el resultado de una pesquisa sobre artículos falsificados vendidos en al menos cinco estados a hospitales, instalaciones médicas y agencias del Gobierno de EU.
Las incautaciones más recientes se llevaron a cabo el miércoles cuando agentes de Seguridad Nacional interceptaron cientos de miles de mascarillas falsificadas que imitan las de 3M en un almacén de la costa este, las cuales estaban listas para ser distribuidas, dijeron funcionarios.
Los investigadores también avisaron a unas 6 mil posibles víctimas en al menos 12 estados, incluyendo hospitales, instalaciones médicas y otros, que podrían haber adquirido involuntariamente artículos de imitación, y los exhortaron a que dejen de utilizar las mascarillas de aparente grado médico. Las autoridades alentaron a los trabajadores y compañías del sector médico a que consulten el sitio web de 3M a fin de que conozcan las recomendaciones para identificar artículos falsos.
“No sólo dan un falso sentido de seguridad. ¿Qué tanto riesgo corre el individuo expuesto sin ningún equipo protector? No sirven para nada”, dijo el Secretario de Seguridad Nacional, Ali Mayorkas.
Las mascarillas no provienen de los distribuidores regulares de 3M, sino de fuera de la cadena habitual de abastecimiento, según las autoridades. Pero cada vez más los hospitales y grupos médicos buscan otras opciones para hacer compras durante las escaseces de equipo protector en la pandemia, dijeron funcionarios. Indicaron que los estafadores están aprovechándose del pánico por la falta de mascarillas.
Funcionarios de Seguridad Nacional se abstuvieron de precisar los nombres de los estados a los que se enviaron las mascarillas, pero señalaron que se presentarán cargos penales.
Las mascarillas falsas no son probadas para verificar si cumplen los estrictos estándares de las N95, y podrían poner en riesgo a los trabajadores médicos de primera línea si las utilizan cuando atienden a pacientes con COVID-19.
Después de casi un año de pandemia, los fraudes continúan siendo un gran problema porque los timadores buscan aprovecharse de los hospitales y los estadounidenses desesperados. Los investigadores federales señalan que han detectado un aumento de sitios web ficticios que venden vacunas y medicamentos falsos producidos en ultramar, así como timos relacionados con la venta de equipo protector de imitación. Los implicados entregan productos falsos, a diferencia de al principio de la pandemia, en que los defraudadores se centraban más en desplumar a los clientes.