FridaGuerrera
17/02/2018 - 12:00 am
El feminicidio de Jessica Serrano debe ser aclarado
Así iniciaron su relato: el domingo 5 de noviembre de 2017 en Tlalnepantla, Estado de México, muy entrada la noche Jessica desapareció, la joven solía ser muy bromista con su familia, en el primer momento no se preocuparon pensaron que estaba tal vez escondida en el closet como hacía algunas veces, o con alguna de sus amigas.
“La verdad se difunde a paso de tortuga, el rumor se esparce con la velocidad de una liebre.”
Anónimo
Jessica tenía 16 años, era una chica como todas que a esa edad, amaba la vida, buscaba encontrar la mejor versión de sí misma, cantaba, gritaba, reía, era el sabor de su casa. Siempre hacía bromas muy pesadas, era la chispa y si algo no le gustaba lo decía.
Jessica nació el 17 de octubre de 2001, era la hija menor de una pareja que inició muy joven una vida familiar.
El pasado 9 de noviembre de 2017, después de leer una serie de notas periodísticas que conmocionaron a todo aquel que las leía: “Jessica Serrano, adolescente de 16 años calcinada por sus plagiarios en el Edomex”, me estremeció imaginar cada línea ahí expuesta. Nuevamente vislumbré el dolor y la sorpresa de sus padres, de su familia, sus amigos; me cuestioné una vez más ¿qué habrían sentido al leer esa información?
Su familia accedió a hablar conmigo para aclarar mucho de lo que se dijo en medios de comunicación. Cuando llegué a la casa de la familia materna de Jess, “Bombón” como le decían cariñosamente, lo único que vi frente a mí fue una familia tratando de acallar esas voces que hablaron de ajustes de cuentas, de que fue una venganza, etcétera.
Así iniciaron su relato: el domingo 5 de noviembre de 2017 en Tlalnepantla, Estado de México, muy entrada la noche Jessica desapareció. La joven solía ser muy bromista con su familia, en el primer momento no se preocuparon pensaron que estaba tal vez escondida en el closet como hacía algunas veces, o con alguna de sus amigas.
El lunes 6 de noviembre la familia empezó a preocuparse más. Jess era bromista, pero de eso a que no llegará a casa era muy diferente. A las diez de la mañana de ese lunes 6, quienes la tenían se comunicaron por videollamada.
Unos supuestos secuestradores exigía a la familia tres millones de pesos, advirtiéndoles que tenían hasta las 16:00 horas para reunirlos y entonces verían sana a Jessica.
“¿De dónde íbamos a sacar eso?”, me hizo saber su familia, “sólo un millonario lo tendría, nosotros no”.
Las horas de angustia iniciaron para esta familia. El rostro molesto, tal vez de resignación de Jessica, por el fuerte carácter que la caracterizaba fue lo último que vieron a las 20:00 horas que se volvieron a comunicar con la familia. La policía obviamente ya estaba enterada. ¿Qué hicieron? nada, solo ser testigos junto a la familia de los hechos.
Llegó el martes, el miércoles… no volvió a haber contacto con la familia. Las autoridades no daban con la chica que además de cantar, grafiteaba, usaba la patineta, vivía plena, porque lo tenía todo para serlo, el carácter y la juventud.
La mayoría de las notas informativas estaban confusas y las autoridades no tenían el más mínimo interés de hacerle saber a la prensa si el cuerpo calcinado completamente encontrado el jueves 9 de noviembre en Tecamac, Estado de México, era el de Jessica.
Se habló sobre videos donde estaba siendo quemada. y que su familia fue testigo de ello. Información que generó mucho dolor para quienes la amaban.
En entrevista el pasado15 de noviembre de 2017, la familia entera, segura y desgarrada me hizo saber que Jessica no fue calcinada, intentaron hacerlo, pero afortunadamente no lo lograron.
El cuerpo de Jessica fue encontrado el 7 de noviembre en San Salvador Atenco, Estado de México. Fue identificada por su familia por sus señas particulares el 9 de noviembre, día en que les notificaron.
Hasta el momento las autoridades mexiquenses no han hecho nada por dar con el paradero de sus feminicidas. La familia de Jessica no ha querido hablar con otros medios por temor y porque la petición que hacen es que den seguimiento a que el caso se resuelva, por obvias razones, tienen miedo de que alguien más de su familia sea lastimado.
El fin de comunicarse con Frida Guerrera fue, que todos aquellos que justificaron el feminicidio de Jessica, tengan claro que ella no se lo buscó, como ninguna en este país.
El mismo noviembre del asesinato de Jessica, el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez dijo que las mujeres “se enganchan con cualquiera que sale bien vestido”, y que “por eso las matan”.
Tras esas palabras se entiende porqué la mayoría de la sociedad mexicana piensa lo mismo.
No, no nos asesinan por imprudentes, ni porque lo buscamos. Nos asesinan porque en este México se puede. A diario son asesinadas aproximadamente de siete a ocho mujeres en el país de la impunidad, arrojadas a la calle, por sus hijos, parejas, amigos, desconocidos.
Y la única justificación que encontramos es que seguro “eran putas” o ” buscaron su feminicidio por andar de cuscas”. NO y NO. Jessica era una joven mujer que, un ser o varios sin entrañas, decidieron asesinar, y cómo todas merece JUSTICIA.
Febrero 2018
Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
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