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Jaime García Chávez

17/01/2022 - 12:03 am

Chihuahua: El coro de los malditos

“De  entre todas las circunstancias de debilidad hay una que tiene una importancia mayor al afectar al liderazgo, amenazándolo de un desgaste vertiginoso y es la corrupción que le atañe a la Gobernadora. Sabe que la política ya no es lo que fue y el poder tampoco, lo ha leído en textos y autores neoliberales y frente a esa “autoridad” académica se hinca”.

La Gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos. Foto: Cuartoscuro

Arde Juárez, la inseguridad ausente en Chihuahua y el maruquismo es, a la hora del balance una política al servicio del engaño. Por primera vez de manera proyectada, siguiendo un libreto dictado con un propósito revanchista PAN, PRI y PRD y el viejo grupo oligárquico, despliegan todos los días una frenética actividad para mantener a Chihuahua en la órbita de la derecha política.

Ellos no son los únicos miembros de la siniestra entente, en la que se mezcla lo mismo el grupo de César Duarte y otros exgobernadores y un sector del clero católico de élite y todas sus redes de influencia. Ahí está, no podía faltar, la prensa más bajuna de la que guardo memoria, construyendo demonios para luego pretender matarlos con agua bendita y cuando falte, con dinero público. Quieren llegar al proceso electoral de 2024 con fuerza para la disputa por el poder presidencial y, al menos, conservarse como bastión aprovechando la condición de estado fronterizo que tiene Chihuahua.

La empresa es audaz pero a la vez padece de las deficiencias que tiene un viejo galeón mal calafateado: con agujeros y rendijas que amenazan naufragio. Ese riesgo lo representa la Gobernadora María Eugenia Campos Galván, su historia, sus andanzas en la política, sus precariedades y, para decirlo lisa y llanamente, porque solo basa su estrategia en mantener una narrativa que dice que todo va bien, aunque la realidad diga lo contrario. Se vale de una ausencia estructural de una oposición de izquierda democrática lejana de estar articulada en los sectores dominados y vulnerables de la sociedad. Hay un proceso de precarización: inseguridad, pandemia creciente, ausencia de servicios, aumento de precios e inflación son el coctel que la amenaza. Hoy arde  Juárez y son ridículas las acciones de los inexpertos funcionarios de su gabinete, en particular el neófito Fiscal Roberto Fierro Duarte y el falaz Secretario de Seguridad Gilberto Loya.

De  entre todas las circunstancias de debilidad hay una que tiene una importancia mayor al afectar al liderazgo, amenazándolo de un desgaste vertiginoso y es la corrupción que le atañe a la Gobernadora. Sabe que la política ya no es lo que fue y el poder tampoco, lo ha leído en textos y autores neoliberales y frente a esa “autoridad” académica se hinca. Se trata de su mancha de corrupción política que le acompaña permanentemente, que es real más allá de las resoluciones judiciales a modo empleadas como su escudo.

Ella sabe de ese handicap y está consciente de que su embarcación se puede agrietar más. Y obvio, le cierra el camino a la pista nacional. Esa es la explicación de todas las acciones para limpiar su imagen. Se quiere purificar, pero no puede. Dijo en su toma de posición lo que no hace en los hechos, y la venganza la despliega cada día.

Tiene hambre de poder pero se desentiende de lo que ha mucho sentenció Trajano Boccalini: “…el deseo de dominar es un demonio que no se ahuyenta con agua bendita”. Por eso recurre a otros mecanismos, terrenales y prosaicos: como corega patrocina su coro de malditos al que confía sus suerte, porque sabe que la dominación se hospeda en la desinformación, la inconsciencia social y la ignorancia.

Lo que ahora vemos en Chihuahua, Kafka lo habría tomado en cuenta para sus novelas que abordan procesos, leyes, derecho y tribunales. Para entenderlo vayamos por partes. En unos días más, el Tribunal Estatal Electoral fallará un asunto que tiene como miga su pleito intrapartidario y a resumidas cuentas personal, con Javier Corral y Gustavo Madero, reducido a una frase: “la vieja corrupta forma de gobernar” de la autoría material del senador y expresidente del PAN y expresada en el proceso interno de la candidatura al gobierno local.

En la frase hay un tropo evidente (dilogía, anfibología) en el que una palabra posee dos significados y uno que es aguijoneo o dardo posible, según se considere por una sugerente ambigüedad, más tratándose de su empleo en una lisa política. Me explico, Maru acusa que hubo violencia en su contra y solo eso y por lo tanto la corrupción política no tolera que se le endilgue y la narrativa de su victimización, por tanto, quede en primer lugar para implantarlo en el imaginario, porque quiere ser inmaculada como producto político. Difícil tarea.

Sobra decir que así se tratan entre panistas aunque se presenten como muy recatados. Eso es lo de menos, lo de más es que la honradez de Maru no se ha dirimido con verosimilitud de ninguna índole, incluida la judicial y pretende que todos lejos de ver la almendra del tema -la nomina secreta- se nos quiera engatusar con la cáscara de la nuez, y eso, tengo para mí, es un fraude para Chihuahua.

Pero las cosas no paran ahí. Hace unos días y con el apoyo de Oswaldo Rodríguez Borunda, el juez que vinculó penalmente a la Gobernadora, Samuel Uriel Mendoza Chávez, hoy ratificado e inamovible por decreto del Consejo de la Judicatura, nos sorprendió con la declaración de que fue presionado para hacerlo, “pudiera decir que… desde el palacio de Gobierno en concreto trataron de influir en el sentido de la resolución”. Mendoza Chávez pisoteó la toga, la declaración de su “señoría” sirvió para vertebrar el canto laudatorio del coro maruquista. Poco importó que el lema del juez sea siempre jugar con la casa, ayer sahumando a Corral y ahora poniéndose de alfombra para que el delicado andar de Maru no tropiece. La conclusión es grotesca Maru: nos dice fui víctima, lo dice mi verdugo, antes obediente de Corral. Por tanto: ¡Caso sellado! Santa Maru está inmaculada. De risa.

Y a la señal de la corega patrocinadora, se levantaron las voces de los coristas siguiendo la pauta del dueño de los periódicos. Con voz de tenor que quiere alcanzar el “do” de pecho el diputado Mario Vázquez enfatiza: por fin se esclareció, se clarificó algo que ya sabíamos (sic). Omar Bazán con melíflua voz gritó: “vamos contra Corral quiso terminar con el proyecto de Maru”, Luis Serrato con tono de morrongo pitic, dice que Corral le dijo: “Imaginaos que le pasará a Maru si la vinculamos”, Miriam Hernández, amazona judicial, y con voz de supremo aroma judicial dictó un auto periodístico: Ya  había denunciado la intromisión y las presiones, premio de por medio. Y en tono doctoral, soberbio y farsante se escuchó la voz de Luis Villegas Montes convocando a rebato contra Corral y Pablo González.

En el coro, cobra coloratura el cúmulo de voces de los exfuncionarios duartistas, algunos recientemente liberados del penal de Aquiles Serdán. En conjunto constituyen el coro de los malditos.

La realidad es terca y podrán ganar la escaramuza circunstancial, pero los triunfos con los que no se sabe qué hacer no servirán para ganar la guerra. Por una parte su adversarios no están maneados y les sobra con qué. Hablo de dinero, aunque son tacaños como los panistas de cepa con lo propio. Pero ellos son parte del problema y carecen de autoridad moral y política.

Para levantarse contra esa ruindad, tengo la confianza de que la verdad se pondrá en marcha y vendrá de fuera del “santo hedor de la panadería”.

14 de enero de 2022

Jaime García Chávez
Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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