“Cosas de animales”: Esculturas de Jorge Antonio López contra la indiferencia

12/05/2016 - 12:00 am
Jorge Antonio López y sus criaturas perturbadoras. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Jorge Antonio López y sus criaturas perturbadoras. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Los niños que intervienen las fuentes del hermoso Museo del Arzobispado dicen muchas cosas a los paseantes, entre ellas, que el “valemadrismo” es el mal nacional a combatir sin descanso.

Ciudad de México, 12 de mayo (SinEmbargo).- En uno de los hermosos patios del Museo del Arzobispado, sito en la calle de Moneda, en el esplendor del Centro Histórico, yacen inertes los niños esculpidos de Jorge Antonio López.

La materia sin vida cobra fuerza al erigirse como una poderosa intervención en las fuentes del museo, testimonio de las obsesiones del artista nacido hace 47 años en Ciudad de México, que se inaugura hoy con el título “Cosas de animales”.

“Así somos los humanos. Cuando morimos, la materia no respira, la piel se hace blanca, el rigor acontece”, dice Jorge Antonio para explicar por qué cuando sus figuras expresan su discurso esencial, cobran una existencia significativa e inevitable.

De todos ellos surge, como una medalla impropia, la figura del niño de brazos cruzados que ha sido elegido para el cartel respectivo. Es la representación de la indiferencia que para el escultor constituye casi una identidad nacional y a la que hay que combatir sin descanso.

¿Qué hay de animales en nosotros todavía?

“La muestra se llama Cosas de animales y a estos niños los veo como si fueran los pecados modernos”, explica López. Siguen presente la gula, la ira, la depresión, la no acción, la indiferencia que es el oso “y para mí el peor de todos”, destaca.

“El león puede atacar al cazador; el cazador agrede al débil y al depresivo y el oso simplemente voltea para mirar el universo. El pretexto de no meterse con nadie y sólo dedicarse a mirar la naturaleza, sin embargo, son tan terribles como la ira y la injusticia”, afirma el artista.

“Todos los niños soy yo y adolezco todos esos males. Como el tigre, en lugar de ponerme a jugar en el agua, hay días en que me siento oprimido. El niño que lleva la llantita, en lugar de irse al agua y romper el esquema del tigre, sólo lo observa porque no sabe si es él el que está errado, a pesar de que es el único que carece de identidad animal”, expresa.

Una poderosa intervención en las fuentes del museo. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Una poderosa intervención en las fuentes del museo. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

–¿Cómo nació la idea de unir la animalidad con la niñez?

–Es que todo se forja en la infancia. Como pasa ahora, por ejemplo, toda esta serie de niños consentidos, que tiene de todo, que no posee límites ni valores. Todo eso nace en la niñez y se proyecta hacia la vida adulta.

–¿Y el hacer esta muestra en el Museo del Arzobispado, un lugar tan hermoso como sugerente?

–Todo surgió a raíz de la invitación que me hizo el director del museo, para intervenir las fuentes. Salen unos chorros que parecen barrotes y forman una especie de jaula alrededor de las figuras. Son niños presos de sus dudas, cada uno juega un rol definitivo.

–¿Te gustan las intervenciones?

–Fíjate que sí, la primera fue en el Museo de Medicina y resultó enorme. Era al lado de la botica, con una iluminación maravillosa, en ese palacio donde funcionaba antes la Inquisición. La exposición permanente del Museo de Medicina es horrible y terrible a la vez y a su vera me imaginé algunos niños que volaban y otros que sólo miraban el horror.

Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
El oso de la indiferencia. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

–¿Qué posibilidades hay de paso en esta muestra?

–Es un lugar muy concurrido y la muestra estará abierta durante tres meses. Ahora mismo el Museo del Arzobispado pasa por una situación difícil a raíz del recorte presupuestario de la Secretaría de Cultura, así que la abrimos contra viento y marea, de martes a domingo. La cultura es lo más sencillo de recortar en una sociedad que no se destaca por la cultura. Dicho esto, a pesar de que mucha gente sin lo que se define como “cultura” formal, puede ver una muestra como esta y conmoverse hondamente. Además, el museo tiene una muestra de Pablo Carbonell, una exposición de ceramistas entre los que se destaca el famoso Gustavo Pérez y la colección permanente de arte de pago en especie.

–¿Qué sientes en el montaje, ahora que los niños te esperan para tomar su lugar?

–Estoy bastante contento, aunque siempre me persigue un resabio sobre mi trabajo. Me pregunto si realmente vale la pena, si lo que hago tocará un alma, un corazón, una inteligencia. Estas son obras que pueden estar en una galería sin ningún problema, más allá de la intervención y estoy pensando hacer unas cuatro piezas más que actúen no ya con el espacio sino entre ellas.

–¿Qué es lo que viene en tu obra?

–Dejaré de lado un poco los niños y me centraré más en el material. Lo que viene es tallar con madera y trabajar con resinas transparentes. Voy a seguir en la figuración, supongo.

Esculturas contra la indiferencia. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Esculturas contra la indiferencia. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

MUSEO DEL ARZOBISPADO: Calle de Moneda, 4. Centro Histórico. El predio donde se levanta el actual Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público está erigido sobre el basamento de la pirámide de Tecaztlipoca, dios protector de los guerreros, señor del inframundo, omnipresente. El primer obispo de la Nueva España Fray Juan de Zumárraga, nombrado arzobispo en 1547, escogió este sitio para fijar en él su residencia. A lo largo de la colonia, la modesta construcción original fue transformándose, siguiendo los más diversos estilos de la arquitectura novohispana. Alcanzó sus dimensiones y majestuosidad de Palacio en el siglo XVIII, características que permanecen hasta nuestros días. Su estructura está compuesta de corredores que rodean el patio principal, con sus pilares labrados en cantera, decorados con pilastras toscanas planas en sus dos caras y elegantes arcos rebajados que delimitan el espacio interior, donde encontramos dos hermosos patios con sus fuentes. La fachada está coronada por arcos invertidos con pináculos, balcones en la planta alta y una portada custodiada por estípites.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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