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El titular de Conasami tiene buen salario desde 1991... por fijar el mínimo a los demás

01/05/2016 - 9:00 pm

Tal cual es ahora, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos surgió en 1987, cuando desde el Gobierno federal se impulsó una política para contener la inflación. Desde 1991, cuando el Presidente era Carlos Salinas de Gortari, la ha conducido el mismo hombre: Basilio González Núñez, quien ostenta un salario anual de un millón y medio de pesos, muy lejos de los 27 mil pesos que ganaría un trabajador si se atuviera al salario mínimo. Con 21 plazas laborales, un presupuesto que en el presente año fue reducido en cuatro millones y una iniciativa en el Congreso que busca su desaparición, la Conasami sigue en pie este 1 de mayo, día del trabajo, como el organismo encargado de fijar cuál debe ser el ingreso de un trabajador en México.

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Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Alfonso Navarrete Prida, Secretario del Trabajo y Previsión Social, y Basilio González, presidente de la Conasami. Foto: Cuartoscuro.

Ciudad de México, 1 de mayo (SinEmbargo).- El gasto fue de 539.6 millones de pesos (mdp). Eso es lo que costaron los 144 estudios socioeconómicos que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) mandó a hacer de 2001 a 2014.

Cada año, esa Comisión instala una sesión ordinaria en la que con base en esos estudios se debate cuál debe ser la remuneración mínima de los trabajadores. Pero, en los últimos quince años, el salario se ha fijado de acuerdo con la Inflación estimada por el Banco de México, un promedio de 20 pesos anuales.

La cifra invertida en los estudios se desprende del informe de la cuenta pública 2014 de la Auditoría Superior de la Federación (ASF). La Conasami no cuenta con esos datos en su portal oficial; no obstante que presenta un apartado llamado “Transparencia”. De hecho, el Portal de Obligaciones y Transparencia (POT) arroja sólo cuatro millones 781 mil 760 pesos con 52 centavos en “estudios financiados con recursos públicos para contribuir al cumplimiento de sus objetivos”.

Lo que sí es posible ver en los datos disponibles en el POT es cuánto cuesta un contrato para investigar y contribuir a fijar el salario mínimo en México. En 2013, un millón 160 mil pesos le fue otorgado a Genaro Aguilar Gutiérrez, doctor en Ciencias Económicas por la Universidade Estadual de Campinas, São Paulo, Brasil, con línea de investigación en Desarrollo Económico.

El informe final que este analista presentó ante la Conasami fue titulado “Análisis sobre la vigencia de las profesiones, oficios y trabajos especiales en el sistema de salarios mínimos profesionales (conclusión)”. Consta de mil 135 páginas en las que recoge y analiza estadísticas sobre las características de los trabajadores en México con el fin de definir “qué ocupaciones siguen vigentes y aquellas que requieren de la protección que les proporciona formar parte del Sistema de Salarios Mínimos Profesionales” y fue realizado con una muestra de 255 trabajadores.

Esa no fue la primera vez que Aguilar Gutiérrez colaboró con la Comisión: el POT reporta otros dos contratos, uno por 136 mil 370 pesos en 2012 y otro por 800 mil pesos en 2009. La propia Conasami en su portal reconoce, además, otros cuatro convenios con el académico: tres en colaboración con el maestro Guadalupe Gabriel Durán Ferman entre 2010 y 2012 por poco más de 200 mil pesos cada uno, además de un cuarto en 2009 por 920 mil pesos.

Este medio digital intentó concertar una entrevista con Aguilar Gutiérrez, actualmente profesor de postgrado en el Instituto Politécnico Nacional. Se le deseaba preguntar sobre el objetivo de los estudios para un organismo clave en la economía de México; pero una semana después del contacto inicial, el diálogo no fue concedido.

La Conasami es un organismo con 21 plazas laborales. Tres están vacantes, entre las que se encuentra la de Subdirector de Análisis Estadístico y Procesamiento de Datos. Dos funcionarias de esta institución no cuentan con cédula profesional: la directora de Unidad de la Presidencia y la jefa del Departamento de Presupuesto y Contabilidad, de acuerdo con un ejercicio realizado por la Unidad de Datos de SinEmbargo.

Durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto, el organismo ha recibido cada vez, un presupuesto menor. Para 2013, tuvo más de 38 millones y medio. El año siguiente, el monto fue de 42 millones 766 mil pesos. Y en el ejercicio pasado, fue de 37 millones 741 mil 745 pesos.

De acuerdo con la página oficial de la Comisión, 76 por ciento de su presupuesto es utilizado en servicios personales: el pago de nómina y honorarios. El resto, casi nueve millones de pesos, están destinados a gastos de operación y otros 53 mil, a “otros gastos de corriente”.

Desde 2013, la Conasami ha celebrado 55 contratos por montos mayores a 50 mil pesos, de acuerdo con el POT. Seis de estos fueron por más de un millón de pesos. Entre ellos resalta la renta de tres vehículos en 2013 (dos Aveo Chevrolet y una camioneta Ford Escape) que ascendió a un millón 243 mil 404 pesos y cuya vigencia va del 29 de noviembre de 2013 al 30 de noviembre de 2016.

También, la Comisión contrató el servicio de red nacional de servicios integrales administrados de voz, datos, internet y videoconferencia en el periodo de 2014 a 2017 con las compañías Axtel y Avantel por tres millones 840 mil pesos.

BASILIO GONZÁLEZ: EL HOMBRE DE LOS MÍNIMOS

La Conasami fue creada en 1963 a la par de 111 comisiones regionales. Este sistema fue desintegrado en 1986 y al año siguiente, el organismo asumió la tarea de fijar los salarios mínimos en el país como parte de la política antiinflacionaria iniciada por el Gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado. Para conseguir estabilidad y que el poder adquisitivo no se desvaneciera, los sectores económicos firmaban pactos. En 1987, fue el Pacto de Solidaridad Económica (PSE) y después, para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE).

La Conasami se regía por esa política y desde entonces, su entraña funcionaba con un Consejo de Representantes integrado por trabajadores, empresarios y gobierno que cada año deliberaban en torno a lo que debían ganar los trabajadores.

De 1982 a 1988 (el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado) la Conasami fue presidida por Javier Bonilla García; de 1988 a 1991 (los primeros años de Carlos Salinas), estuvo Norma Samaniego. Luego, llegó Basilio González Núñez, quien ha sido reelecto seis veces y sigue al frente del organismo.

En 1991, Carlos Salinas de Gortari cumplía tres años de Gobierno. En México, las esperanzas eran grandes por la promesa contenida en la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN). El país ingresaría con ello al primer mundo.

Cuando tomó el encargo de la Conasami, Basilio González Núñez no estaba titulado. Pasaron diez años para que se licenciara en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de acuerdo con una búsqueda en el Registro Nacional de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Su tesis fue “La concertación social en México”, un documento de 70 cuartillas en el que uno de los capítulos se refiere al salario mínimo como resultado de ese proceso que implicaba la contención de la economía de México.

El tiempo pasó y en México, los cambios se sucedieron uno tras otro. En diciembre de 1994 el peso se devaluó y el país se sumió en una crisis financiera que el pacto económico no pudo detener, en 2000 el Partido Revolucionario Institucional perdió la Presidencia de la República y en 2012 la recuperó. Pero Basilio González Núñez siguió en la silla principal de la Conasami. En enero de 2016, cumplió 25 años como presidente de esta institución con un sueldo de un millón y medio de pesos al año: 55 veces más que un trabajador mexicano que gane el salario mínimo.

“Lo considero un hombre del sistema, alineado a los principios del gobierno en turno, sobre todo para equilibrar el disgusto entre los trabajadores y el gobierno, pero sin verdaderamente ser un gestor de las reivindicaciones del trabajador en términos de salario”, expone de esa carrera, Tenorio Aguilar, del ITESM.

Para el académico, Basilio González se ha perpetuado en el cargo porque “es un hombre de bajo perfil y además está del lado de las políticas de control salarial”. Sin embargo, dice, su cargo lo ha alejado del entendimiento del “verdadero poder adquisitivo en la calle, los diversos agujeros por los que se va el salario: pagar transporte, vivienda …”.

El salario que percibe González Núñez es injustificado para el senador perredista Armando Ríos Piter. “Si hubiera menos cinismo en la Administración Pública, quien hoy ostenta ese cargo ya no debería desempeñarlo por los malos resultados que ha dado. Más allá de juzgar el trabajo de una persona en específico, el cargo no ha dado resultados para la población”.

En la presente administración, el salario de Basilio González Núñez se ha mantenido prácticamente igual: en 2014 era de 173 mil 466 pesos brutos –es decir, sin las deducciones correspondientes– y actualmente es de 173 mil 436. En bruto, González Núñez percibe 119 mil 579 pesos con 53 centavos al mes, lo que en un año suma un millón 434 mil 954 pesos con 36 centavos, sin contar las prestaciones como el seguro institucional, la prima vacacional y la gratificación a fin de año.

SinEmbargo solicitó una entrevista con el presidente de la Conasami, a lo que respondió, por medio del encargado de Comunicación de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPyS), que antes del Día del Trabajo “no le es permitido hablar con medios”.

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En la última década, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) han pedido la desaparición de la Conasami, por considerarla rebasada y obsoleta. El último intento para su extinción lo hizo el partido del Sol Azteca en el Senado de la República con la presentación de una iniciativa que ahora se encuentra en comisiones.

Armando Ríos Piter, senador perredista, fue uno de los artífices de la iniciativa. En entrevista, brinda sus argumentos: “La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos ha perdido su razón de ser … Debería ser un espacio de diálogo y conciliación que garantice una recomposición de los activos tanto laborales como empresariales y una visión de productividad y competitividad a partir de mejores ingresos de la clase trabajadora”.

Aunque ya fue presentada, la iniciativa para cesar las funciones de esta institución no ha avanzado.

“No he encontrado oposición, pero tampoco he encontrado quién esté empujando para que ocurra. En los discursos lo he escuchado en diferentes ocasiones, pero ya en los hechos no se han sentado a trabajar”, explica Ríos Piter.

Raymundo Tenorio Aguilar, del ITESM, usa una sola frase para resumir a la Conasami: “Sí hace algo: ejerce un presupuesto anual de 60 millones de pesos para trabajar solamente dos meses en el año”.

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