"La memoria de los huesos", del director Facundo Beraudi, busca mostrar el impacto que tiene el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en los personajes que no saben dónde y cómo murieron sus seres queridos, víctimas de desaparición forzada: Y de fondo, inmortaliza para la historia la delicadeza con la que los antropólogos buscan huesos entre la tierra, clasifican los restos, y dan apoyo a los familiares.
Por Nerea González
Buenos Aires, 23 de abril (EFE).- Manos que revisan la tierra en busca de fragmentos de huesos y lágrimas de personas que recuperan los restos de sus seres queridos: estas y otras escenas componen "La memoria de los huesos", el documental que ha llevado al festival Bafici la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Aunque los 30 años que llevan trabajando estos científicos para restituir los restos de los desaparecidos de la última dictadura argentina (1976-1983) les han colocado en una posición de prestigio internacional, su día a día, sus integrantes, suelen huir de los focos y permanecen anónimos para el gran público.
"Es un trabajo realmente importante como pocos y sorprende el bajo perfil que ellos conservan", explicó a Efe el director de "La memoria de los huesos", Facundo Beraudi, que ha llevado al EAAF hasta la Competencia de Derechos Humanos del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), una de las citas más importantes para el cine independiente de Latinoamérica, que culmina este domingo.
El filme ha permitido a los argentinos conocer algunos de los secretos de esta silenciosa tarea, como el impacto que tiene en un hijo poder, finalmente, reconstruir la muerte de su padre.
"Pensé que había sido más de atrás, fue como de costado...", dice en el filme David Toubes cuando sujeta por primera vez la calavera de "su viejo", con un agujero de bala.
"La memoria de los huesos" cuenta también la historia de Rosa, una mujer mayor que lleva toda la vida buscando a su hija, secuestrada por fuerzas de la dictadura, que además dio a luz en cautiverio.
"Me duele que lleve toda su vida buscando sin rendirse, me duele la posibilidad de que quizás nunca encuentre. Ella representa el dolor de todos esos familiares que no han encontrado los restos de sus seres queridos, representa el cansancio de tantos años buscando la verdad sin poder encontrarla", opinó el realizador.
La cámara no busca el retrato personal de los miembros del equipo sino mostrar el impacto que su trabajo tiene en los personajes que no saben dónde y cómo murieron sus seres queridos mientras, de fondo, inmortaliza para la historia la delicadeza con la que los antropólogos buscan huesos entre la tierra, clasifican los restos, dan apoyo a los familiares con paciencia y empatía...
Es una tarea "titánica" que no parece tener fin después de más de tres décadas, destaca el realizador, quien actualmente se encuentra en España preparando una serie documental con David Miralles.
La película tampoco se queda solo en las fronteras de Argentina, sino que acompaña a hasta El Salvador a los antropólogos, donde se conoce la historia de Roxana, que recupera los restos de su madre para darles sepultura.
Es una muestra del trabajo en más de 30 países con los que han colaborado, como por ejemplo en el caso de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa (México).
"Hubo siempre tres cosas que siempre nos guiaron: que se entendiera mas allá de las fronteras de Argentina, que se hiciera con mucho respeto y delicadeza ya que tratábamos un tema delicado, y que fuera una película que llegara al corazón, que pateara las entrañas y no el cerebro", apuntó Beraudi.
El camino que llevó a "La memoria de los huesos" hasta el Bafici comenzó, en realidad, hace varios años, a raíz de un encargo desde Barcelona al realizador para realizar un reportaje documental sobre los desaparecidos catalanes.
Así, Beraudi descubrió que Manuel Coley Robles, un obrero de la ciudad condal cuyo rastro se perdió en 1976, fue el primer español víctima de la dictadura identificado por el EAAF.
"De esta manera nos pusimos en contacto por primera vez con Luis Fondebrider. Nuestro trabajo para la producción catalana terminó (en realidad el proyecto nunca cuajó), pero en nosotros seguía latente la impresión que había dejado el encuentro con el equipo y con su historia", explicó el director.
Más allá de ganar o perder, para Beraudi, lo más importante de la participación de la película en el Bafici era que diese sus primeros pasos frente al público y la crítica y que sea el disparo de salida para recorrer el mundo de festival en festival.