El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) decidió hacer público su peritaje interdisciplinario sobre las evidencias halladas en el Basurero de Cocula. Y hay sorpresas. Dijo por ejemplo que, desde su punto de vista, existe “un serio cuestionamiento sobre el hallazgo de la evidencia que PGR señala recuperó el 15 de noviembre del 2014”. Dijo que al coincidir al menos uno de los elementos balísticos recuperados entre los 42 cartuchos mencionados con un cartucho recuperado en la ZONA B por ambos grupos de peritos, “arroja una duda importante sobre la evidencia balística recuperada” en el basurero de Cocula por parte de las autoridades federales.
Ciudad de México, 20 de abril (SinEmbargo).– El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) decidió hacer público su peritaje interdisciplinario sobre las evidencias halladas en el Basurero de Cocula. En febrero pasado presentó un informe ejecutivo. Pero ahora lo ha liberado completo. 331 páginas, en total.
Y hay nuevas revelaciones.
El 1 de abril, en una declaración conjunta, el subprocurador de derechos humanos, Eber Omar Betanzos Torres, y un vocero del panel de expertos sobre dinámica de fuego, dieron a entender que el tercer peritaje encontró evidencia de 17 o más cuerpos quemados en un gran evento de fuego, en ese basurero, lo que se acomoda a la versión oficial del gobierno de México, conocida como “verdad histórica”. Esto provocó una ruptura entre Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), los padres de los 43 normalistas desaparecidos y la Procuraduría General de la República (PGR).
Un día después, el EAAF dijo en un comunicado que no existen datos contundentes que puedan confirmar un evento de fuego reciente vinculado a la desaparición de los 43 normalistas y también aclaró que los restos óseos hallados hasta el momento en el basurero de Cocula no se pueden relacionar con los estudiantes. El GIEI acusó a la dependencia encabezada por la Procuradora Arely Gómez González de haber liberado un peritaje parcial y los padres dijeron que la dependencia violó los acuerdos con el Presidente Enrique Peña Nieto de no divulgar información sin antes presentarla con las familias de los jóvenes desaparecidos, la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
Junto a la falta de evidencia científica para afirmar que en el basurero de Cocula fueron incinerados los cuerpos de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre de 2014, el Equipo Argentino detectó otras irregularidades en la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) como fue el repentino hallazgo de 41 casquillos en una zona que ya había sido inspeccionada.
El EAAF concluyó, tras más de un año de trabajo científico independiente sobre la evidencia física recolectada y analizada proveniente del Basurero de Cocula, que no es posible que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes, pues no hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial. En el marco de la investigación sobre el caso Iguala, el Equipo Forense hizo público este día su peritaje en el cual se da cuenta de otras irregularidades en la recolección de evidencia.
El documento, difundido en su totalidad, menciona que en la diligencia del 15 de noviembre del 2014 realizada por la PGR y la Subprocuraduria Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y por peritos de la Coordinación General de Servicios Periciales (CGSP) de PGR se hallaron 42 casquillos, 41 de ellos juntos, en una zona ya inspeccionada por ambos grupos de peritos entre el 27 de octubre y el 6 de noviembre del 2014 y en un lugar entres dos rocas de uso continuo por ambos equipos.
"El hecho de que los 41 casquillos hayan sido hallados todos juntos debajo o según aparece en el video de la CGSP de PGR entre dos piedras, deja en clara evidencia que la ubicación de los mismos no son producto de la disposición que debería darse al ser eyectados o extraídos de un arma de fuego que fuera disparada en el lugar, sino que estos fueron colocados por alguna persona en ese lugar, que es la única forma en que 41 casquillos percutidos por la misma arma, como fuera informado en el Dictamen del Departamento de Balística, puedan quedar amontonados todos juntos entre las piedras en un mismo lugar", planteó el Equipo Argentino de Antropología Forense en su peritaje de febrero pasado.
Refirió que desde su punto de vista existe "un serio cuestionamiento sobre el hallazgo de la evidencia que PGR señala recuperó el 15 de noviembre del 2014". Dijo que al coincidir al menos uno de los elementos balísticos recuperados entre los 42 cartuchos mencionados con un cartucho recuperado en la ZONA B por ambos grupos de peritos, "arroja una duda importante sobre la evidencia balística recuperada en Zona B por ambos equipos forenses entre el 27 de octubre y 6 de noviembre del 2014".
El documento del equipo de peritos destaca que en la declaración del 28 de octubre de 2014 de uno de los imputados en la desaparición de los estudiantes, Jonathan Osorio Cortes, dijo:
“Nos dijo que solo lleváramos “Cortinas” es decir armas cortas como las nueve milímetros, se nos instruyó que no lleváramos las armas largas que teníamos asignadas.
“… Vi que Pelón, Mente o Cerebro, Pardo llevaban armas largas como Cuernos de Chivo, por su parte Duba, Cepillo, Rana y Pato llevaban cada uno una 9 mm, Peluca llevaba una .38 Súper, yo llevaba mi 9 mm que nunca ocupé….”
Por su parte, en la declaración de Agustín García Reyes, también del 28 de octubre del 2014, aseguró:
“… y es como veo que el Pato, el Cepillo y/o el Terco, el Guereque, el Primo y el Bimbo los cuales todos llevaban armas de fuego cortas y todos ellos disparan hacia donde estaban amontonados todos los estudiantes…”
El EAAF detalla que en las declaraciones de dos de los imputados se hace alusión a las armas que supuestamente fueron utilizadas la noche del 26 de septiembre de 2014, para asesinar a los normalistas.
Explica que el resultado llamativo es que los implicados hacen referencia a armas cortas y largas, y con respecto a los calibres, solo mencionan 9 mm, principalmente, .38 Super y por defecto, 7,62 mm en relación a los “Cuernos de Chivo”, al rifle de asalto AK 47 en sus diferentes versiones, donde la nominación técnica del calibre es: 7.62 x 39 mm.
Los peritos indican que al confrontar esta información con la evidencia balística hallada por la Coordinación General de Servicios Periciales y el EAAF entre el 27 de octubre del 2014 y el 6 de noviembre del mismo año, así como aquellas recuperadas solo por la PGR el 15 de noviembre del 2014, en el basurero de Cocula “se observa claramente que las armas más representadas en el lugar son fusiles de asalto calibre .223R/5.56 x 45 mm, representados en 73 casquillos de ese calibre y armas calibre .22LR, estos últimos representados casualmente por 43 casquillos. Respecto a las armas calibre 9 mm, sólo fueron hallados 12 casquillos y solo 4 casquillos de calibre 7,62 x 39 mm”.
En este sentido, destaca el peritaje del grupo, “existe una clara contradicción en cuanto a las armas que los testigos señalan haber utilizado y las evidencias balísticas halladas en el lugar”.
El documento precisa que de las 35 armas de fuego de las que dispararon esos cartuchos fueron solo 2 de calibre 7,62 x 39 mm, 4 de calibre 9 mm, 8 armas de calibre .22LR y 25 de calibre .223R / 5.56 x 45 mm.
“Esto implica que, sobre las 39 armas de fuego individualizadas en el análisis balístico del EAAF, sólo 4 armas son consistentes con las declaraciones de los inculpados pero las restantes 35, es decir la mayoría, no son consistentes con las armas que declararon que portaban esa noche los inculpados”, concluyen los peritos argentinos.
En el dictamen hacen una comparación entre las armas que fueron identificadas de acuerdo con los casquillos recuperados. Por una parte, mientras el imputado Jonathan Osorio Cortes, dijo en su declaración: “se nos instruyó que no lleváramos las armas largas que teníamos asignadas”, de las 25 armas representadas en 73 casquillos correspondientes al calibre .223R /5.56 x 45 mm, que son armas largas, no coincide con lo declarado por Osorio.
Además, tampoco es consistente lo declarado por los inculpados, que consta en la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDMS/871/2014 sobre las armas que portaban la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en el basurero de Cocula, con el hallazgo de 43 casquillos calibre .22LR, pues nunca mencionan este tipo de armas.
Los expertos reiteran que, según lo declarado por los inculpados por el caso, los estudiantes habrían sido asesinados por ellos y otros miembros de los Guerreros Unidos con armas de calibres 7.62 x 39 mm (fusiles), de 9 mm (pistolas o subametralladoras), y de .38 Super (pistolas o revólveres). Sin embargo, dice el EAAF, “de haber sido así, sería esperaba haber encontrado en el sitio más evidencia de estos calibres”.
El documento recuerda que, de acuerdo también con las declaraciones de los implicados, se detalla que sólo una persona, identificada como “Peluca”, llevaba una “.38 Super”, y que el resto llevaban calibre 9mm, lo que contrasta “con la evidencia hallada en el basurero, donde el calibre más representativo recuperado es calibre .223R/5.56 x 45mm, que representa el 55 por ciento y .22LR que representa el 32 por ciento. Estos dos calibres ni siquiera son mencionados en sus declaraciones y representan el 87 por ciento de los casquillos recuperados”.
“En este sitio sólo fueron recuperados 4 proyectiles o fragmentos de éstos, en función de las declaraciones y el número de proyectiles hallados (4) en relación al número de casquillos hallados (134) es una cantidad inusual”, recalca el documento.
Para el dictamen en el basurero de Cocula, el EAAF integró un grupo interdisciplinario integrado por 26 peritos calificados en arqueología, antropología, criminalística, entomología y botánica forense, balística, dinámica de fuego, interpretación de imágenes satelitales, odontología forense, genética y trauma óseo, de diversos países como Argentina, México, Estados Unidos, Colombia, Uruguay y Canadá.
EL COMUNICADO ÍNTEGRO DEL EQUIPO