Fundó un partido político en una semana, fue exonerado por juez de una acusación de enriquecimiento inexplicable, se convirtió en Alcalde y luego en Diputado. Ahora aspira a que Sinaloa salga de sus encrucijadas que mezclan por un lado, alta producción agrícola y por el otro, pobreza y la marca del narcotráfico. Sugiere no instalar casillas en la sierra para no retar a grupos de la delincuencia. Nacido en Badiraguato, donde se ubican extensos sembradíos de hierba, no está de acuerdo con la legalización de la mariguana porque piensa que antes, debe elevarse la escolarización del país. La generación de empleo frenaría la violencia, según él. A Sinaloa lo resume como un territorio donde la desigualdad empieza a reinar con una estela de dolor. Remarca esos 20 mil asesinatos dolosos del año pasado y describe la paradoja: “Nos vemos como campeones nacionales en la producción pesquera, pero de repente vemos que esto no se manifiesta en los campos pesqueros, donde hay mucha pobreza”.
Ciudad de México, 15 de abril (SinEmbargo).– Es la tierra de México que vive con la contradicción encajada. Ahí se cosecha por toneladas maíz, tomate y chile; se crían por millones aves, reses y puercos, y se pesca por millares camarón y atún. Con ello, Sinaloa es el estado posicionado con el tercer sitio en alta producción agrícola y al mismo tiempo, la entidad que abonó de 2012 a 2014, 115 mil hombres y mujeres a la fatídica línea de la pobreza. Un millón 170 mil sinaloenses tienen algún nivel de carencia. De ellos, 150 mil padecen crisis alimentaria; es decir, hambre, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Y en Sinaloa, donde nació, creció y tuvo su último refugio, Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” Guzmán, el narcotráfico suele ser tentación, pero también un camino.
No sólo “El Chapo” fue parido por ese territorio en el norte del país, ahí nacieron Ernesto Fonseca, Don Neto, a quien apodaron “Jefe de jefes”; Rafael Caro Quintero, “Caro” y Miguel Ángel Félix Gallardo, “el estratega”, porque logró dividir las plazas del narcotráfico con tal de evitar sangre. Mientras, crecía también ahí Ismael “El Mayo” Zambada.
Desde los 70, el Ejército está entre los cerros sinaloenses. Llegó con la Operación Cóndor que implicó el despliegue de 10 mil soldados debido a la estimación del gobierno de Luis Echeverría Álvarez de que arriba del municipio de Badiraguato se encontraba el sembradío más grande de goma y marihuana. El tiempo ha pasado, pero los soldados no se han ido. Hoy, además, elementos de la Secretaría de Marina patrullan los caminos.
Héctor Melesio Cuén Ojeda, candidato a gobernar el estado por el Partido Sinaloense (PAS), no avizora para el 5 de junio unos comicios fáciles y habla en entrevista de la conveniencia de no instalar casillas en la unión de esos vértices imaginarios de Chihuahua, Durango y Sinaloa, conocida como Triángulo Dorado, donde habitó “El Chapo” antes de su tercera captura y los elementos de la Marina tienen presencia. Hace notar que ahí no está el grueso de los votantes del estado. “La gran ventaja que se tiene es que la cantidad de votos de personas que pueden emitir el sufragio que viven en la sierra no es definitivo como para inclinar la balanza hacia un partido u otro. ..”.
Él nació en Badiraguato –cuna de narcos, pero a la vez, uno de los municipios más pobres de México–, pero cuando tenía cinco años de edad, su familia se trasladó a Culiacán. Es Químico por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), casa de estudios de la que fue rector de 2005 a 2009. Luego de su administración, fue demandado por un grupo de académicos por presunción de enriquecimiento ilícito. Se le adjudicaron propiedades inmobiliarias. Pero un juez lo exoneró y en 2011 se convirtió en presidente municipal de Culiacán, la capital del estado. La alcaldía la dejó para convertirse en Diputado local.
En 2012, Cuén Ojeda fundó el Partido Sinaloense en menos de una semana. Su ser político volvió a adquirir suspicacias pues la hazaña pasó a la historia como el proceso más breve en la constitución de un partido. En noviembre pasado, el instituto le sirvió de refugio a los desplazados de Tamazula, Durango hacia Cosalá, Sinaloa, cuando elementos de la Marina perseguían a Guzmán Loera.
Su candidatura la registró primero por la alianza del PAS y el Partido Acción Nacional; pero en febrero renunció a ella. Al momento de esta entrevista, se encuentra en el segundo sitio de la intención de voto después del candidato del Partido Revolucionario Institucional, Quirino Ordaz Coppel.
Se muestra proclive a hablar de la desgracia en Sinaloa, de los 20 mil asesinatos dolosos del año pasado y de dónde, cree él, puede estar la solución a la encrucijada.
–Usted fundó el Partido Sinaloense en un tiempo insólito: una semana. ¿Cómo fue esta experiencia?
–En 2012, el PAN ganó con muy poco margen. Al revisar la votación en un municipio, se descubrió que un servidor tuvo dos mil votos. Me habían hecho trampa. Como yo nunca había estado en un partido político, había participado como candidato ciudadano y dije, vamos a fundar un partido político. He de decir que únicamente quedaban nueve días ya que un partido político se funda un año antes de la elección y en esos nueve días tuvimos la capacidad de organizar todas las candidaturas municipales que nos solicitaron, todo lo que son los documentos básicos, la declaración de estatutos, el plan de acción. Nos pedían 20 mil afiliados y en esos días tuvimos más de 20 mil afiliados. Así fue como nació el Partido Sinaloense. Se acababa de presentar una situación de alguien que acababa de participar y tenía presencia.
–Esta afiliación, ¿fue resultado de un desencanto por el resto de partidos?
–En ese tiempo no había candidaturas independientes. Nosotros encontramos que sí existía un hartazgo hacia los partidos políticos nacionales. Dijimos, vamos a ser un partido regional, ciento por ciento sinaloense, que no sea igual que resto, que no únicamente trabajemos cuando hay procesos electorales. Trabajamos durante todo el año y el resultado ha sido excepcional. A los tres meses tuvimos nuestra primera participación electoral y con 20 mil votos hubiéramos mantenido el registro, pero tuvimos 24 mil 250 votos, lo que nos dio derecho a un diputado y un síndico procurador. No dejamos de trabajar un solo día y hoy estamos en la búsqueda de la gubernatura.
–En Cosalá, el Partido Sinaloense fue un asidero para los refugiados que bajaron de Tamazula, Durango, cuando elementos de la Marina perseguían a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán, ¿cuál es su evaluación del instituto político que usted fundó frente a la crisis de derechos humanos y no electoral?
–En varios lugares nosotros acogemos a la gente. Tenemos programas de servicio médico de manera permanente. Cuando se presentó de repente el problema del municipio de Cosalá. Cuando de repente empezó a llegar gente a la cabecera, gente hambreada, desatendida, nosotros convertimos el edificio del partido en una casa para dar el servicio médico. En pocas palabras, en un albergue. Hasta el cuarto o quinto día que llegaron las autoridades y los representantes de Derechos Humanos, pero nosotros les dimos refugio.
–Usted nació en Badiraguato, la tierra de los narcotraficantes más famosos y uno de los municipios más pobres de la República. ¿Qué piensa de esa paradoja?
–La mayor parte de mi familia es de Tamazula, Durango, y otra de Badiraguato, Sinaloa. Yo en este momento tengo 60 años de edad. A los cinco años, nos trasladamos como familia a Culiacán. Tengo ahí viviendo 55 años. Estuve un año y medio como presidente municipal. Esto es un prueba más de que estudiando se pueden lograr grandes cosas y llegar a lugares donde uno ni se imaginaba. De tal manera que mi vida la he dedicado al ámbito educativo y esto ha tenido como consecuencia que estemos donde estamos ahorita.
–Pero Badiraguato es un municipio abandonado por todos. En este Gobierno lo excluyó la Cruzada Nacional contra el Hambre y el programa Oportunidades. Las oportunidades se acotan para quienes ahí cumplen veinte años de edad. Es como si el pueblo pagara la culpa de ser la cuna de los narcos más famosos.
–En Badiraguato no existe la tecnología de riego como para que haya una agricultura boyante, pero sí existe la cultura de temporal. A falta de agua, se tienen problemas serios. Si nosotros vamos y hacemos un análisis de lo que pasa, en la cabecera vemos un pueblo bonito, tranquilo, donde su gente es desprendida y solidaria. La gente cree que uno llega allá y hay balazos. Hay más balazos en Culiacán, en el Estado de México o en Cuernavaca [Morelos]. Lo que ha pasado es que es cuna de gente que ha trascendido en el narcotráfico a nivel México y a nivel mundial. Son situaciones que se han dado por azares del destino.
LAS PARADOJAS SINALOENSES
–Maestro Cuén, los sinaloenses llevan un estereotipo fuera de su estado. El de la bala. ¿No identifica usted un momento para contar la desgracia de otro modo? ¿Darle la vuelta a través de expresiones culturales como lo hicieron ciudades como Palermo en Italia y Medellín en Colombia con su trauma de la violencia?
–Definitivamente sí. Pero para que Sinaloa logre esto, necesitamos ir mucho más allá. Nosotros necesitamos un México, una actividad macro que impacte en cada una de las entidades federativas y entre ellas nuestro querido estado de Sinaloa. Nosotros necesitamos que en el país haya crecimiento, que ese crecimiento genere mucha inversión y esa inversión genere empleo y que ese empleo genere derrama económica para que no haya necesidad de estar haciendo cosas incorrectas para poder comer. Cuando nosotros vemos la política macro a nivel nacional, vemos cómo en Sinaloa, transitamos de un millón 55 mil pobres a un millón 170 mil pobres. Ahora hay poco más de 155 mil sinaloenses en pobreza extrema. Esto fue responsabilidad de muchos gobiernos que han conducido al país. Una responsabilidad reflejada hasta el último rincón de México, entre ellos municipios como el propio Badiraguato. De tal manera que la solución es integral, va mucho más allá que mandar más armas, más soldados a las comunidades o comprar tanques de guerra para que transiten por las calles. La solución tiene que ver con educación, empleo, familia.
–Hay poblaciones pequeñas en el estado donde la muerte ronda con mucho permiso; por ejemplo, Juan José Ríos o Playa Naranjo. Son microcosmos de la inseguridad donde ya no se sabe qué cártel compite con cuál y la incidencia es de un joven muerto al día.
–¿Qué va a hacer usted si gana la gubernatura?
–Son dos cosas: la policía única donde haya coordinación plena en las corporaciones para que la procuración de justicia sea más efectiva. Eso es algo fundamental que tenemos que impulsar. Por otro lado, aquí el problema que se presenta es en general en todo Sinaloa. Debo decir que yo estaba antier en una colonia popular de Mazatlán. Estaban tendidos tres jóvenes que habían sido arteramente asesinados. De veintitantos años. Y cuando platiqué con su familia, (supe que) fueron desertores escolares de manera temprana y consecuentemente no tuvieron empleo. La medida que se tiene que tomar va mucho más allá. Sí, el mando policial único, pero también la policía municipal preventiva. Nosotros seguimos creyendo en la prevención, la prevención juega un papel fundamental para evitar que estoy toque más fondo. Tenemos nosotros un proyecto para genera más empleo, educación para los jóvenes porque aquí en Sinaloa tenemos 750 mil jóvenes de entre 15 y 19 años, pero más de la mitad no están estudiando. Más de la mitad no tiene trabajo. Muchas veces hacen cosas indebidas. Y tiene como consecuencia la violencia.
–Además del narcotráfico, ¿hay otra forma de crimen organizado notoria?
–Hay de todo, como en el país. Hay secuestros, robo de casa habitación, robo a comercio, hasta el robo simple de la bolsa. Lo más grave es que de repente, pronto vamos a llegar a 20 mil asesinatos dolosos, y si le sumamos culposos y levantones … Bueno pues son cosas para llamar la atención porque son cosas que suceden como en una guerra de Medio Oriente. Lo que hicieron en Medellín, Colombia … Una cosa es cómo lo cuentan y otra cosa es vivirlo en carne propia. Yo he ido a muchas conferencias municipalistas, pero se dice fácil, pero cada lugar tiene características propias. Las medidas que son efectivas en un lugar, no tienen por qué ser efectivas en todos. Hay que adecuar y conocer y trabajar con honestidad; sobre todo.
–Los elementos de la Secretaría de la Marina continúan con sus patrullajes. De ser Gobernador, ¿usted avalará su presencia en el estado?
–Nosotros quisiéramos, hasta cierto punto, que no estuvieran. Pero que no estuvieran porque el resto de la policía es eficiente. Pero a falta de eficiencia, la verdad es que aprobamos el hecho de su presencia. Los elementos de La Marina están complementando algo que no se está haciendo de parte del resto de la cuerpos policiacos. Yo no tendría ningún problema en que siguieran. Son políticas a nivel nacional. Si hay tranquilidad en un lugar pues no tienen por qué estar, pero si no tenemos la capacidad de contrarrestar la violencia, ellos deben estar.
–¿Teme la intromisión de grupos narcotraficantes en los próximos comicios; sobre todo en la sierra?
–Todo esto es muy relativo. Aquí la gran ventaja que se tiene es que la cantidad de votos de personas que pueden emitir el sufragio que vive en la sierra no es definitivo como para inclinar la balanza hacia un partido u otro. Las grandes masas están en las ciudades aquí en Sinaloa. Adema´s hemos tenido muchos problemas de desplazamiento. Desde mi punto de vista no es gran cosa lo que va a influir. Influirá, pero no es la gran cosa.
–¿Usted está sugiriendo no instalar casillas en ciertos sitios?
–El Gobierno estatal hablaba de alrededor de diez casillas en la sierra de Choix. Prácticamente hay grupos organizados que no permiten que la gente entre y para poder entrar hay que pedir permiso. Pero es la excepción.
–Sierra de Choix. ¿Y la que rodea a Cosalá?
–Arriba de Badiraguato, Sinaloa de Leyva y Cosalá.
–Es decir, ¿el llamado Triángulo Dorado?
–Sí, en esa parte. Si no fuera por los indicadores que tenemos de los asesinatos dolosos. .. De repente, aquí los sueños se convierten en una terrible pesadilla. Son situaciones que se pueden contrarrestar. Y el Gobierno jueega un papel fundamental.
–Usted ha dicho que no está de acuerdo con la legalización de la marihuana, ¿por qué el desacuerdo?
–Estoy completamente en desacuerdo porque nosotros no somos igual que el resto de los países. Nosotros, lo que tenemos que hacer es que la gente tenga más información y educación. Si nosotros nos comparamos con Estados Unidos, la cobertura en nivel superior allá es de 80 por ciento. Aquí en México estamos en 35 por ciento. Allá el promedio de escolaridad es arriba de los 13 años. Aquí apenas llegamos a Secundaria. Lo primero es formar a la gente, que tenga más educación. Si no, no nos la vamos a acabar. Primero subir el nivel de escolarización y luego entrar al debate. Ese es mi punto de vista de una persona que ha estado en las aulas durante casi 40 años y ha trabajado mucho la prevención de riesgos. No es pertinente en este momento de liberar de manera lúdica el uso de la marihuana.
–¿Cuál es la Prioridad de Sinaloa hoy por hoy?
–Hay dos cosas fundamentales aquí, la violencia y el empleo. En el empleo … Nos vemos como campeones nacionales en la producción pesquera, pero de repente vemos que esto no se manifiesta en los campos pesqueros donde hay mucha pobreza. Creemos que no hay una verdadera política para que haya más equidad en el reparto de la riqueza aquí en Sinaloa. Creemos que se concentra en pocas manos. Creemos que por eso está aumentando. La gente se queja de que no hay trabajo y de la violencia.
–Parece una desgracia, el corredor agrícola de México y la pobreza casi alcanza al 40 por ciento de la población…
–Somos tercer lugar en la cuestión agrícola de México. Ya nos rebasaron Michoacán y Jalisco. En maíz producimos más de cinco millones de toneladas. Gracias a Sinaloa no se importa tanto maíz. Hay que decir que todavía no somos autosuficientes. Se importa el 50 por ciento del arroz y el 90 por ciento de las oleaginosas. Y así, falta mucho por hacer en el campo mexicano. Pero yo lo veo devastado a nivel nacional. Con lo que pasó en 1994 (reforma constitucional y el TLCAN) no se le ha respondido al campo mexicano.