El 24 de marzo de 1976, Argentina iniciaba una de las etapas más oscuras y cruentas de su historia contemporánea. La dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla, dejó más de 30 mil desaparecidos, miles de exiliados y muertos y una diáspora en la sociedad de dicho país sudamericano que continúa en nuestros días
Ciudad de México, 24 de marzo (SinEmbargo).- Hoy se cumplen 40 años de lo que podría considerarse el día más triste de la historia de la Argentina contemporánea.
El 24 de marzo de 1976, una junta militar encabezada por el general Jorge Rafael Videla (1923-2013), derrocaba a la Presidente María Isabel Martínez de Perón e inauguraba una dictadura que resultó una de las más feroces y cruentas de los últimos tiempos en el continente.
Más de 30 mil desaparecidos, miles de exiliados y un plan económico de austeridad que sufrieron sustancialmente las clases más bajas prácticamente a punta de pistola, sumados a la falta de libertad de expresión y una ausencia de democracia que concluyó en 1983, crearon una diáspora que ha seguido hasta nuestros días en dicho país sudamericano.
Argentina ha sido el único país que en ese tiempo de dictaduras militares ordenadas desde la siniestra Escuela de las Américas (1946-1984), con sede en Panamá, donde hoy se levanta el Hotel Meliá y en cuyo seno los Estados Unidos diseñaba la política para su “patio trasero”, juzgó a los genocidas de la Dictadura Militar (1976-1983).
Son poco más de 600 los condenados por torturas y homicidios; aun así, dicha cifra representa sólo el 20 por ciento de los juzgados, en un tema que todavía guarda heridas abiertas y frente al que México representó un papel muy activo, dando albergue a miles de exiliados que tuvieron en nuestro suelo una segunda oportunidad de vida.
Se trata de los llamados “argenmex”, quienes el sábado pasado protagonizaron un concierto multitudinario en el Zócalo capitalino, con la presencia entre otros de los músicos Hebe Rosell (hermana del célebre Andrés Calamaro y miembro de un grupo de folclore paradigmático de aquella época, Huerque Mapu), el cantautor Nahuel Porcel de Peralta y el guitarrista Alejandro Marcovich, ex Caifanes.
El 30 de marzo próximo, además, en el marco de La noche de los museos, se inaugurará la exposición México Ciudad Refugio: a 40 años del exilio argentino, en el Museo Archivo de la Fotografía.
La muestra se creó a partir de fotografías y testimonios que conmemoranel último de los exilios latinoamericanos y su impacto en la Ciudad de México.
De aquellos años de horror hay libros, discos y películas que dan testimonio de la cruenta represión, instituida por los militares. De todos esas expresiones artísticas, la primera de nuestra lista de 10 películas por la memoria, se destaca La historia oficial, dirigida por Luis Puenzo y protagonizada por Héctor Alterio y Norma Aleandro, la primera en ganar un Oscar para Argentina.
LAS 10 PELÍCULAS SOBRE LA DICTADURA
La historia oficial.
Data de 1985, se acaba de reestrenar con motivo de los 40 años del Golpe de Estado.
En los últimos años de la Dictadura Militar argentina, una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido y una Abuela de la Plaza de Mayo que busca a su nieta son los motivos que la llevan a replantearse «la historia oficial».
El exilio de Gardel
(Fernando “Pino” Solanas, 1985)
Un grupo de exiliados argentinos monta en París un número musical para «curar» su nostalgia tanguera.
La noche de los lápices
(Héctor Olivera, 1986)
En septiembre de 1976 varios estudiantes, en su mayoría menores de edad, fueron secuestrados, torturados y casi todos ellos asesinados a manos de los militares. Pertenecían a la rama juvenil del peronismo revolucionario y estaban implicados en una campaña que reclamaba descuentos en el transporte público para los estudiantes. La película narra los acontecimientos con extraordinaria dureza a partir del relato de uno de los supervivientes.
La República Perdida II
(Miguel Pérez, 1986)
Segunda parte del documental histórico. En este caso, revisa el período de la dictadura militar en la Argentina de 1976.
El censor
(Eduardo Calcagno, 1995)
Raúl Veirabé es el jefe de la oficina de censura cinematográfica. Es un hombre de mediana edad, franco, audaz y honesto a quien le gustan las buenas películas y que por otra parte las censura. Colecciona fotogramas de películas donde aparece una extra muy atractiva. Inesperadamente, desaparece de la butaca de un cine y se despierta ocho años mas tarde en el medio de otra era: La democracia reina en el país. Él trata de replantear su vida y descubre lo que ha pasado durante todos esos años.
Garage Olimpo
(Marco Bechis, 1999)
El Olimpo fue un centro de detención clandestino que existió en la realidad y por el que pasaron más de 700 personas en seis meses; la mayoría de ellas desapareció. La película de Bechis narra la historia de María, una joven secuestrada de quien se enamora uno de los torturadores y que trata de sobrevivir por todos los medios.
Kamchatka
(Marcelo Piñeyro, 2002)
Los difíciles años de la dictadura militar argentina son contemplados por Harry, un niño de diez años que lo único que desea es jugar y hacer travesuras con su hermano pequeño. Sin embargo, en 1976, cuando su familia, perseguida por la dictadura, se ve obligada a esconderse en el campo, comienza para él una nueva vida que pondrá fin a su infancia.
Crónica de una fuga
(Adrián Caetano, 2006)
En 1977, un grupo de tareas al servicio del gobierno militar argentino secuestra a Claudio Tamburrini, arquero de un equipo de fútbol de la “B” y lo traslada al centro Mansión Seré: una vieja y aristocrática casona ubicada en el barrio de Morón, en Buenos Aires. Allí, Tamburrini conoce a Guillermo, el Vasco y el Gallego. Luego de cuatro meses de cautiverio en ese lugar que se asemeja a un manicomio carente de reglas, los jóvenes abren la ventana y saltan al vacío en medio de una tormenta y completamente desnudos. Allí comienza su futuro.
El secreto de sus ojos
(Juan José Campanella, 2009)
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer que ha amado en silencio durante todos esos años.
El Premio
(Paula Markovitch, 2011)
En 1977, Cecilia, de siete años, aprende que no debe revelar su verdadera identidad en la escuela. Se acostumbra a fingir y a decir lo contrario de lo que piensa. Un día escribe una composición por encargo de las maestras y recibe un premio de manos de los militares, los mismos que probablemente mataron a su papá.