En su editorial, el Episcopado Mexicano recuerda que México es uno de los países más corruptos del mundo y refiere que a pesar de las promesas en discursos políticos, la corrupción e impunidad son los brazos más fuertes del Estado mexicano que se niega a cumplir con su cometido social.
Ciudad de México, 13 de marzo (SinEmbargo).– La corrupción es el mal lacerante y secular de la sociedad mexicana, nos hemos convertido en un sistema cleptocrático, donde esta práctica es una forma de influir en las decisiones públicas e intervenir en los distintos órdenes de gobierno por el pago de favores como moneda corriente, a cambio de fueros e influyentismo, refiere el Episcopado Mexicano en su editorial dominical Desde la Fe.
“La corrupción implica la deshonestidad de funcionarios públicos y de particulares al actuar fuera de los estándares de la ley, privilegiando la mezquindad personal a cambio de recompensas, prebendas o beneficios onerosos”, destaca la Iglesia católica.
En su editorial, el Episcopado Mexicano recuerda que México es uno de los países más corruptos del mundo y refiere que a pesar de las promesas en discursos políticos, la corrupción e impunidad son los brazos más fuertes del Estado mexicano que se niega a cumplir con su cometido social.
“[El Estado] no logra deshacer el nudo de las iniciativas oficiales de sistemas anticorrupción”, menciona el texto.
Sin embargo, destaca que la sociedad civil ha ocupado un papel fundamental, sumando sus esfuerzos y logrando mayor transparencia en funcionarios públicos, “condición ineludible para vencer la opacidad y procurar la justicia sin distinción alguna”.
Por considerarla una oportunidad para erradicar la corrupción, la Arquidiócesis de México respaldó la propuesta de Ley General de Responsabilidades Administrativas, denominada Ley 3 de 3.
“La propuesta es ambiciosa pues busca elevar a rango de ley la rendición de cuentas a través de declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscales, además del endurecimiento de las sanciones por responsabilidad de los servidores públicos”, detalla la editorial dominical.
La Ley 3 de 3 es una iniciativa ciudadana que busca que la clase política de México presente tres declaraciones: patrimonial, de intereses y fiscal, a fin de generar transparencia y confianza en las autoridades.
La iniciativa es impulsada por una decena de organizaciones como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Transparencia Mexicana y el Observatorio Nacional Ciudadano. Hasta el momento 403 funcionarios se han sumado a la Ley 3 de 3.
Esta iniciativa, dice la Iglesia católica, es el resultado del empoderamiento de la ciudadanía, pero advierte que la iniciativa de puede quebrar.
“Así el corrupto aparece como impoluto funcionario, intocable e incorruptible cuando, en la realidad, testaferros se prestan para ocultar el flujo de la corrupción y del tráfico de influencias que jamás serán reportadas en sitios de transparencia, generando el autoengaño con apariencia de franqueza y honradez”, señala el Episcopado Mexicano.
La Arquidiócesis indica que a esta impostergable iniciativa se han sumado los obispos de México, específicamente la Comisión Episcopal para la Pastoral Social al apoyar la participación de la sociedad civil en la rehabilitación ética de la política redundante del fortalecimiento de las instituciones y de los mecanismos legítimos de los que se vale la ciudadanía.
“La intervención de la Iglesia en este cambio de mentalidad es inédito al activar el interés sobre la erradicación de este mal, ante el cual no puede permanecer neutral ni como simple observadora”, destaca la editorial.
Añade que la Iglesia católica de México haciendo caso al discurso del Papa Francisco cuando visitó el país donde exhortó a los obispos a “no caer en la tentación de la resignación ante la realidad ni atrincherarnos en nuestras sacristías y aparentes seguridades”, se sumó a la Ley 3 de 3 para colaborar con responsabilidad y compromiso en la construcción de un México más honesto y justo, de una sociedad que no se resigne a la cultura de la mordida, ni justifique el cáncer de la corrupción que junto con la inseguridad y la pobreza, son los flagelos que agobian a la sociedad mexicana.