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Más allá de la anorexia: 10 trastornos alimenticios no tan comunes

26/01/2016 - 12:00 am

Nombres como potonimia, pregorexia, ortorexia, vigorexia o pica tal vez no te suenen de nada, pero afectan a miles de personas en todo el mundo.

Por Consumo Claro

No comer o comer de más, todo exceso deriva en una mala salud. Foto: Shutterstock
No comer o comer de más, todo exceso deriva en una mala salud. Foto: Shutterstock

Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo/ElDiario.es).- Los trastornos alimentarios, o nutricionales, son perturbaciones de las pautas habituales de alimentación que pueden a veces tener origen fisiológico. Un ejemplo en esta categoría sería una persona que tiene alterado el gen de producción de la leptina, la hormona que envía al cerebro el mensaje de que hemos saciado nuestra hambre. Si no producimos suficientes cantidades de leptina, nunca dejaremos de tener hambre y por tanto presentaremos un desorden alimentario por exceso de ingestión.

Ahora bien, la mayoría de motivaciones de los trastornos alimentarios tienen un origen psicológico, no necesariamente enraizado en enfermedades mentales pero sí en percepciones inconscientes equivocadas de la persona respecto a lo que la rodea y a sí misma. Las personas con trastornos nutricionales suelen ver tanto a los demás como a sí mismas de una manera equivocada, o bien extrema. Es decir, pueden tener una muy baja autoestima e intuir a sus compañeros o familiares como superiores. También puede pasar al revés: son narcisistas que se ven superiores a lo demás.

Esta concepción polarizada del mundo -el individuo versus los demás-, les impide relacionarse con normalidad y les genera un gran conflicto que deriva en insatisfacción y ansiedad, que tratan de compensar o bien comiendo en exceso para clamar la angustia o, al contrario, evitando comer como un modo de tener bajo control el conflicto. Además, el trastorno puede ir acompañado de una falsa percepción psico-visual del propio cuerpo, en la que las evidencias físicas quedan enmascaradas por la insatisfacción derivada de la tensión psicológica. El caso más evidente es el de la anorexia, en el que la o el paciente nunca tiene la sensación de estar en el peso adecuado.

LOS TRASTORNOS

Ortorexia

Es un trastorno de tipo obsesivo en el que la persona se ve impelida a cuidar al máximo su dieta diaria, solo consumiendo los alimentos que considere saludables. Pero esta etiqueta de «saludable» la coloca la propia persona de una manera parcial y subjetiva, sin que necesariamente el alimento ingerido sea el adecuado.

Así el ortoréxico puede creer en las más estrafalarias dietas, o inventárselas con motivaciones irracionales, siempre en busca de una dieta ‘saludable’ y huyendo de la obesidad. Sin embargo, lo que la persona busca en la dieta es un equilibrio psicológico que nunca alcanza, puesto que no es el origen del conflicto. La ortorexia puede crear graves desarreglos nutricionales si se prescinde de alimentos esenciales.

Vigorexia

Pone el foco en el desarrollo atlético del cuerpo como solución al conflicto interior. Es un trastorno frecuente en los gimnasios y en especial entre los culturistas, aunque por descontado no todos son vigoréxicos. Suele afectar a personas con traumas que les han dejado una baja autoestima.

El o la vigoréxica intenta paliar la inseguridad que deriva de su errónea percepción como inferior con un desarrollo muscular que le dé satisfacción. Para ello no duda en hacer ejercicio y alimentarse con todo tipo de sustancias que favorecen la musculatura, pero nunca alcanza el estado deseado. El peligro es el abuso de suplementos proteicos que afecten al riñón o de sintéticos que degeneren el sistema cardiovascular.

Pregorexia

La obsesión por cuidar la línea puede afectar al bebé. Foto: Shutterstock
La obsesión por cuidar la línea puede afectar al bebé. Foto: Shutterstock

También conocida como anorexia del embarazo, es un trastorno que afecta a algunas mujeres embarazadas, que se obsesionan con evitar que el embarazo les dé un aspecto físico poco agradable. En su empeño, abusan de las dietas radicales y milagrosas – todas ellas falsas- y pueden llegar desnutrirse, poniendo en riesgo la salud del bebé.

Potomanía

Consiste en la ingesta exagerada de cualquier líquido, aunque generalmente se trata de agua. La persona afectada puede llegar a beber más de cinco litros de agua al día, cuando lo recomendable es entre un litro y dos.

El potómano intenta calmar su insatisfacción bebiendo y nunca tiene bastante, por lo que si el trastorno se prolonga durante años, puede llegar a originar problemas renales y cardiovasculares.

Megarexia

Es el opuesto a la anorexia, ya que el o la afectada nunca es consciente ante el espejo de que tiene sobrepeso, por lo que sigue comiendo en exceso todo tipo de productos que le aportan calorías vacías, sobre todo azúcares. Para ella o él, su figura denota vigor, salud y energía, cuando en realidad son obesos desnutridos, pues no ingieren los ingredientes que de verdad son esenciales.

Ebriorexia

Creer que el alcohol "llena" y sustituye a la comida puede derivar en desnutrición. Foto: Shutterstock
Creer que el alcohol «llena» y sustituye a la comida puede derivar en desnutrición. Foto: Shutterstock

O alcoherexia es un trastorno frecuente entre adolescentes que pernoctan y beben mucho alcohol, pero que también están preocupados por su aspecto físico. Consiste en dar por válidas las calorías que aporta el alcohol y creer que pueden sustituir a la comida, lo que en inglés se conoce como el liquid lunch.

Si la persona es bebedora frecuente, entrará en un círculo de desnutrición que puede causarle desde la caída del pelo a problemas dentales por falta de determinadas vitaminas, pasando por episodios de bulimia con vómito, a causa de la falta real de alimento.

Pica

Es un trastorno que se da usualmente en niños y consiste en la práctica de comer cosas que no son alimentos, desde tierra a hierbas, maderas e incluso tiza o cenizas de cigarrillo. Este comportamiento, que puede ser normal en un niño de menos de 18 meses, se hace anómalo a partir de los 24 meses y puede prolongarse a lo largo de toda la infancia.

Se cree que se genera por ansiedad derivada de la falta de afecto, pero no implica el rechazo de productos comestibles. Sin embargo puede conllevar la ingesta de parásitos dentro del sistema digestivo, así como intoxicaciones.

Permarexia

Supone la obsesión con no ganar peso, por lo que la persona trastornada se somete a todo tipo de dietas para intentar bajar, o al menos no ganar, peso. Es un estadio previo a la anorexia, y en ocasiones deriva en esta.

Hiperfagia

Es la sensación permanente de un hambre insaciable. Puede ser causada por ansiedad, con lo que lindaría con la bulimia, pero también puede tener un origen fisiológico en la ausencia de leptina en el cuerpo o bien en alteraciones hormonales como la diabetes y el hipertiroidismo.

Trastorno por atracón

Es una suerte de bulimia episódica en la que el afectado se harta de comer y después pasa a un periodo de restricción alimentaria casi absoluta para compensar su sentimiento de culpabilidad. Pero tras la restricción, regresa el hambre atroz y un nuevo atracón.

 

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