En pleno pulso con los sindicatos y en víspera de una gran jornada de movilización, el Ejecutivo francés perdió al arquitecto de la reforma de pensiones, Jean-Paul Delevoye, el hombre destinado a dirigir las negociaciones para desbloquear el conflicto.
Los grandes sindicatos del país querían llevar la huelga hasta Navidad, y convocaron una nueva ronda de protestas en todo el país para el martes.
PARÍS, 16 de diciembre (AP).- Las huelgas de transportes en Francia contra una reforma del sistema de pensiones entraron el lunes en su doceavo día, aunque el Gobierno del Presidente Emmanuel Macron seguía decidido a seguir adelante con sus planes.
Las autoridades registraron por la mañana una cifra récord de 630 kilómetros (391 millas) de atasco en la región de París, donde solo funcionaban a pleno rendimiento dos líneas de metro que operaban con trenes automatizados sin conductor. Las otras 14 líneas cerraron o funcionaban con servicios mínimos.
La mayoría de los trenes regionales y nacionales estaban parados, y también las rutas ferroviarias internacionales se vieron afectadas.
Por su parte, los camioneros emprendieron el lunes otra protesta y cortaron carreteras en todo el país para reclamar mejoras en sus salarios y condiciones de trabajo.
Macron dijo la semana pasada que quiere que el Gobierno “siga trabajando” en la reforma de las pensiones, que incluye elevar la edad de la jubilación a los 64 años y poner fin a los privilegios especiales de algunos trabajadores.
Los grandes sindicatos del país querían llevar la huelga hasta Navidad, y convocaron una nueva ronda de protestas en todo el país para el martes.
Las huelgas han convocado sobre todo a trabajadores del sector público, como maquinistas de tren, maestros y personal hospitalario, que temen tener que trabajar más tiempo para recibir pensiones más bajas.
MACRON PIERDE NEGOCIADOR
En pleno pulso con los sindicatos y en víspera de una gran jornada de movilización, el Ejecutivo francés perdió este lunes al arquitecto de la reforma de las pensiones, Jean-Paul Delevoye, el hombre destinado a dirigir las negociaciones para desbloquear el conflicto.
Un golpe duro para el Gobierno de Emmanuel Macron que trabaja contrarreloj para desactivar el frente sindical y su consiguiente bloqueo de los transportes públicos antes de Navidad.
La permanencia en el Ejecutivo de este «chiraquiano» de 72 años y con una larga carrera política en gabinetes conservadores, cuyo talante conciliador es alabado hasta por los sindicatos, se había convertido en insostenible en los últimos días.
Cuando en septiembre pasado Macron decidió incluirle en el Gobierno, tras dos años en los que tuvo el encargo de diseñar la reforma de las pensiones, Delevoye no declaró algunos de los puestos que ocupaba.
No lo hizo, según su propio relato, porque eran sillones en fundaciones o asociaciones sin remuneración, lo que, a su juicio, no le invalidaban para sentarse en el Consejo de Ministros.
Pero la estricta ley francesa le obligaba a declararlos ante posibles incompatibilidades con sus funciones ejecutivas y a golpe de revelación periodística, que llegó a desvelar hasta diez funciones no declaradas, su supervivencia en el Gobierno se fue degradando.
«Este proyecto es esencial para Francia. Manteniéndome, lo debilito», escribió en un comunicado el dimisionario, que reconoció una «ligereza culpable» al no haber declarado todos sus puestos.
El Presidente pierde a uno de sus apoyos más tempranos llegados desde la derecha, pero sobre todo al interlocutor clave en un momento en el que el frente sindical contra la reforma de las pensiones aumenta la presión.
PLANEAN MÁS PROTESTAS
El objetivo será superar los 800 mil manifestantes del pasado día 5 (según la Policía), para mostrar al Gobierno que el rechazo a su reforma no se ha visto socavado por doce días de paros.
Del éxito de las manifestaciones dependerá la fuerza negociadora que tendrán los sindicatos, cuyos líderes ya han recibido una propuesta de diálogo del primer ministro, Edouard Philippe, que ahora tendrá que liderar los debates.
El Ejecutivo no ha dado ningún signo de cambio en su hoja de ruta tras la salida de Delevoye, aunque los sindicatos han querido ver en su dimisión una muestra de debilidad.
«El padre de la reforma abandona un barco que se hunde», dijo a Efe un responsable de la sección ferroviaria del sindicato UNSA Daniel Teirlynck.
Cualquier ventaja es buena para afrontar una negociación que se prevé dura, porque el Gobierno no quiere abandonar un proyecto que, asegura, supone cumplir una de las promesas de campaña del presidente Macron.
La jornada se prevé negra en los transportes, incluido en los aeropuertos, donde Aviación Civil ha previsto la reducción del 20 por ciento de los vuelos del aeropuerto parisiense de Orly y augura «perturbaciones y retrasos» en los restantes.
-Con información de Luis Miguel Pascual de EFE